Si los muertos no resucitan
SI LOS MUERTOS NO RESUCITAN
por Jimena Tierra
Hace algunos años tuve la oportunidad de que la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) me concediera una beca para asistir a un seminario muy especial: Cómo se escribe un buen texto, impartido por el escritor y abogado Philip Kerr.
Se trataba de un gran honor para mí, ya que siempre me he sentido fascinada por la novela negra y, en concreto, por este autor polifacético que no solo ha desarrollado este género, sino también la poesía o, incluso, los cuentos para niños.
En esa época yo tenía entre manos su novela Si los muertos no resucitan, protagonizada por el característico detective Bernie Gunther que impregnaba de carisma a la mayoría de sus textos, y que había sido galardonada con el Premio Internacional de Novela Negra RBA en 2009. Su obra era considerada como la culminación del Berlin Noir, y no era para menos: Kerr había conseguido desarrollar la psicología de un personaje antiheróico sumergiéndolo en el escenario propio de la Alemania nacionalsocialista.
Kerr nos habló de las hazañas de Gunther en el Hotel Adlon y de Hemingway ambientando su novela en el Berlín de 1934 y en la Habana, veinte años después. Entre tanto, nos hablaba de cómo su esposa escribía historias románticas que autoeditaba en Amazon y nos aconsejaba la necesidad de que un escritor haga ejercicio para paliar esa vida sedentaria irremediable del artista.
Era habitual verle correr alrededor del palacio, antes de iniciar su charla. De hecho, algunos de los alumnos tuvimos la oportunidad de desayunar con él y de que nos hablara de la importancia del género negro en la actualidad.
El autor escocés, que desarrollaba un trabajo de investigación exhaustivo para sus novelas, también nos habló de la importancia evitar lagunas espaciotemporales en los personajes o la trama. Algo fundamental para convertir una simple historia de nazis en una obra maestra.
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