Ser un personaje de Javier Abasolo por Miguel Izu
SER UN PERSONAJE DE JAVIER ABASOLO EN EL PAÍS EQUIVOCADO
Miguel Izu
En su última novela (tristemente, la última y definitiva, ya que falleció apenas había salido de la imprenta), El país equivocado, José Javier Abasolo menciona a un personaje «de origen navarro, un tal Miguel Izu», que «solía contarnos sus aventuras de cuando se emborrachaba con Ernest Hemingway tras correr el encierro en los sanfermines. Siempre pensé que sus historias no eran más que fantasías de borracho, pero al menos las descripciones que hacía de la ciudad solían ser bastante vívidas». Si no hubiera muerto, probablemente nos hubiéramos encontrado en el festival Bruma Negra de Plentzia, hubiéramos hecho unas risas y habría tenido ocasión de agradecerle ese breve cameo en su novela. Un ratico que, lamentablemente, nos hemos perdido.
Javier Abasolo, además de incluir personas reales en sus libros (mezclar personajes y hechos reales y ficticios es una afición compartida), como homenaje o como broma, en ejercicio de su particular sentido del humor, ha introducido personajes de otros escritores en sus propias novelas o, como en mi caso, ha optado por utilizar el nombre y algún rasgo de una persona real como personaje. En Una decisión peligrosa (2014), incluye al padre Pedro Arrupe, que ya no será prepósito general de los jesuitas pues es pastor protestante y lo hace fallecer tras ser expulsado de Japón, en una ucrónica trama situada en 1940 en un reino de Navarra soberano y con su propia Iglesia Reformada como confesión mayoritaria. Mahamoud Touré, el detective sin papeles procedente de Burkina Faso, protagonista de la saga del basauritarra Jon Arretxe, tiene un breve papel en Demasiado ruido (2016). En El juramento de Whitechapel (2019) aparece como protagonista un joven Sabino Arana, el futuro fundador del PNV, y hace una breve aparición sir Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes. En Una tumba en Jerusalén (2020) hay políticos reales como el almirante Luis Carrero Blanco o los colaboracionistas franceses Jean Ybarnégaray y Eugène Goyhenetche. Pero como donde las dan, las toman, en Un dios ciego (2018), del donostiarra Javier Sagastiberri, aparece una agencia de detectives que se llama «Goiko y Abasolo. Investigadores privados». Se rumorea que Abasolo no existe, que es una ficción de Goiko ⸺que sí aparece como personaje de la novela⸺ para dar más prestancia a su agencia, truco que funciona muy bien ya que «Abasolo es un apellido ilustre en Bilbao centro, como diría Goiko».
Esta mezcla de realidad y de ficción, tan del gusto de Javier Abasolo, está presente también en El país equivocado, una novela de lectura fácil gracias a su acreditada habilidad narrativa presente en la veintena de libros que publicó a lo largo de un cuarto de siglo. Como en varias de sus obras anteriores, constituye un híbrido de novela negra y de novela histórica y también contiene otro de los recursos narrativos a los que solía acudir, una trama con referencia a dos ámbitos temporales relativamente alejados, en uno de los cuales se investiga qué es lo que sucedió en el anterior.
El protagonista y narrador de la historia es Steve Beasko, que los yanquis pronuncian Biscou, detective nacido en Brooklyn, hijo de Esteban Beaskoetxea, inmigrante vasco en la Gran Manzana, natural del pueblo vizcaíno de Arteaga. Beasko reúne los rasgos típicos de los personajes de la novela y el cine negro clásicos norteamericanos, no cuesta nada imaginarlo como Humphrey Bogart haciendo de Sam Spade o Philip Marlowe. Escéptico, aparentemente cínico, pero honrado, leal y enamoradizo. Nunca antes ha estado en la tierra de su padre pero, por una serie de circunstancias, se encuentra en el Bilbao de 1946 investigando la misteriosa muerte del primo bohemio y medio bolchevique de un amigo y excompañero de armas en la II Guerra Mundial ocurrida al inicio de la guerra civil española de 1936. Para ello, de inicio cuenta con su dominio del castellano y la ayuda de un viejo amigo de su padre, un médico que formó parte del Euzko Gudarostea y fue represaliado por el franquismo prohibiéndole ejercer su profesión.
Abasolo mezcla las referencias al universo de la novela negra americana (desde el jazz hasta el boxeo) con otras a la historia y culturas vascas, en un delicioso pastiche, en el mejor sentido del término, lleno de guiños al lector. Los policías franquistas a los que se tiene que enfrentar recuerdan mucho a los corruptos policías a sueldo del crimen organizado que pueblan el noir clásico, mientras que los políticos de la dictadura resultan un trasunto de los capos mafiosos, y tampoco falta algún malvado de ambigua moral que incluso se hace simpático. Las grises calles del Bilbao de la postguerra tienen poco que envidiar al Poisonville de Hammett, y hay también una excursión a Pamplona con alguna evocación sanferminera y del alzamiento militar de julio de 1936.
El país equivocado contiene también una notoria incongruencia cronológica. El padre de Beasko emigró a Nueva York a finales del siglo XIX; sin embargo, ya era hincha de un Athletic Club todavía no fundado y le habló de un campo de fútbol de San Mamés ⸺que el hijo visita con filial reverencia en su viaje a Bilbao⸺ que todavía no existía. Conociendo a Abasolo y su irredenta pasión por su ciudad natal y los leones, seguro que no es un error sino una licencia literaria justificada por una causa superior.
Echaremos de menos a Javier Abasolo; a sus novelas; a su Txapela Noir. Diccionario del género criminal vasco que actualizaba cada primero de mes y que ha quedado congelado en febrero de 2022; pero sobre todo, a su persona.
Ficha:
El país equivocado
José Javier Abasolo
Erein, 2022
ISBN: 978-84-9109-809-6
240 páginas, 15 x 23 cm, tapa blanda
Sinopsis:
John Calvin Van Looy III, perteneciente a una familia muy poderosa de Nueva York, quiere recuperar los restos de su primo segundo Jefferson, abatido en España durante la Guerra Civil. En el país se viven tiempos convulsos; la dictadura recién estrenada, el rastro de la posguerra, más viva que nunca, y la corrupción, harán muy difícil esa tarea que le encomendará a su amigo Steve Beasko, un policía retirado que ahora trabaja para una compañía de seguros.
Lo que al principio parece un trabajo sencillo, la repatriación de un cadáver, será un verdadero quebradero de cabeza para el expolicía: la muerte de Van Looy esconde un secreto. Junto a Itxaso Arizmendi, una enfermera que le ayudará en sus pesquisas, buscará la verdad, aunque para ello tengan que poner su vida en peligro. Han prometido llegar hasta el final, cueste lo que cueste.
©Artículo: Miguel Izu, 2022.
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