Presentación de UNA INVESTIGACIÓN LAICA de Laura Balagué Gea por Miguel Izu

Presentación de Una investigación laica, de Laura Balagué Gea

Miguel Izu

El pasado día 16 de noviembre Laura Balagué Gea (Barcelona, 1958) presentó su novela Una investigación laica en la librería Elkar Comedias de Pamplona, acompañada por Carlos Ollo Razquin, escritor y habitual maestro de ceremonias en este tipo de actos. Esta es su sexta novela tras Vestidos de novia (2008), las tres protagonizadas por la oficial de la Ertzaintza Carmen Arregui, Las pequeñas mentiras (2015, Premio La Trama del festival Aragón Negro), Muerte entre las estrellas (2018) y En el otro bolsillo (2020), y la novela infantil La casa inquieta (2018).

En su conversación Laura y Carlos comentaron el cambio de editorial, desde la colección Cosecha Roja de la donostiarra Erein Argitaletxea a la onubense Cosecha Negra Ediciones, todo queda entre cosechas. El título responde a la confusión de uno de los personajes, Fuentes, que al no poder emprender una investigación “canónica” (están fuera de su jurisdicción), por una extraña asociación de ideas dice que es una investigación “laica”, y sus compañeros se quedan con la copla.

Se mantienen los protagonistas de anteriores novelas, Carmen Arregui y su equipo: Fuentes (al que compararon con el Catarella de Camilleri, Laura dice que es peor persona, aunque lo va puliendo poco a poco), Iñaki y Lorena, pareja esta que da un poco de tensión sexual no resuelta a la historia (tensión, que no sexo, Laura admite su nula habilidad para las escenas eróticas y prefiere eludirlas antes de que le queden ñoñas o simplemente técnicas, “la gente ya sabe cómo se hace”). Hay una novedad, esta es una narración más coral. En las anteriores novelas de la saga había un narrador en tercera persona pero que seguía a Carmen y daba su punto de vista; en Una investigación laica el narrador va pasando en cada capítulo de uno a otro de los protagonistas y da una visión más plural. El comisario Landa, que tenía un papel más importante en anteriores entregas, en esta ocasión ve su intervención limitada a las llamadas por teléfono desde San Sebastián a sus subordinados inmovilizados por la nieve que en un pueblo de Burgos.

Carlos dijo que, cuando lee las novelas de Laura, siempre se la imagina como Carmen Arregui, no puede evitar la identificación. La aludida negó que Carmen Arregui sea un autorretrato, aunque se lo dicen mucho, igual que le dicen que Mikel, el marido de Carmen, es como su propio marido (“ya quisiera”, dice con humor, el marido de Carmen es un buen cocinero y la fantasía de Laura, que no necesita las 50 sombras de Grey sino que se conformaría con un hombre que la reciba en casa con una copa de vino y le diga que se ponga cómoda en el sofá mientras él acaba de preparar la cena). Sí reconoce que es un tipo de mujer con características comunes a las de su propia generación, la primera que ha trabajado masivamente fuera de casa pero sin dejar de tener la carga de la responsabilidad familiar, que han asumido la doble jornada y, sobre todo, una “carga mental”, estar siempre pendientes de todo,  que han tenido que espabilar mucho en la vida. A instancias de Carlos, Laura explica que prefiere una protagonista normal, con poco misterio y una familia típica, que no el socorrido estereotipo del policía alcohólico, drogadicto, divorciado, bipolar o epiléptico, ni el del criminal psicópata, y plantear crímenes que pudieran presentarse en el entorno normal de cualquier persona que lea la novela. Explica que todos tenemos algún secreto, normalmente inofensivo pero que en un momento dado las circunstancias pueden convertirlo en peligroso. Se puso ella misma como ejemplo, cuando en el primer ambulatorio en el que trabajó al llegar a Gipuzkoa descubrió por casualidad un fajo de billetes dentro de un libro, era un soborno de un representante farmacéutico a un médico, se lo calló para no meterse en problemas (“siempre me ha remordido la conciencia no haber hecho algo, pero tenía veintitrés años y era una pazguata”); de una cosa tan nimia puede surgir el motivo para un crimen.

Según Carlos, en las novelas de Laura tiene más importancia la trama que buscar situaciones o personajes insólitos y le preguntó qué hace falta para construir una buena trama. “Trabajar”, dijo Laura, la trama puede nacer de cualquier cosa, de una anécdota, de un lugar, de un personaje que te llama la atención o al que quieres matar, pero luego hay que pensar mucho para ir hilando la historia, que todo encaje. Carlos indicó que Carmen Arregui es una persona muy reflexiva y con mucho sentido común y preguntó si Laura también; “ya me gustaría ser más”, dijo, “ella se hace muchos cuestionamientos éticos”. También comparte Laura con su protagonista la ironía, pero no la facilidad para mentir cuando es necesario para que avance la investigación, “soy muy mala mentirosa”.

Instigada por Carlos, cuenta Laura que en Una investigación laica le ha salido un rural noir, frente a las anteriores novelas de Carmen Arregui, muy urbanas y con un retrato mordaz de cierta burguesía donostiarra (“ñoñostiarra”, corrige ella), ese ambiente “entre elegante y provinciano” de la clase media de cualquier ciudad pequeña. Laura cuenta que, aunque ella está muy integrada en San Sebastián (llegó en 1982 y ya también es “ñoñostiarra”), hay cosas que le siguen chocando, pero en este caso ha retratado un pueblo burgalés echando mano de otros ambientes y otras referencias que saca de los muchos cuadernos que tiene llenos de anotaciones sobre situaciones, personas, lugares que le llaman la atención. También se documenta mucho en internet, en las hemerotecas, le gusta pisar seguro y tener todos los datos antes de ponerse a escribir, aunque luego solo le dé para tres líneas lo que le ha ocupado muchas horas de investigación. Dice que a veces es apasionante, otras veces es engorroso. En esta novela se ha documentado bastante sobre los años 90 (si el Burgos estaba en primera o en segunda división, qué música se escuchaba en los pueblos de la provincia), época en la que sucede el crimen que se investiga.

Como escritora recientemente jubilada de su trabajo como enfermera confesó que, contrariamente a lo que pensaba, ahora no dedica más tiempo a escribir, pierde mucho más tiempo en otras cosas, y no le importa nada. A preguntas del público, sobre si Carmen Arregui se jubilará también pronto teniendo en cuenta que es de la misma generación que Laura (“un poco más joven”, precisa), contesta que le agobia algo el tema, no sabe qué hacer, porque los ertzainas se jubilan pronto, pero por si acaso nunca pone en las novelas en qué año transcurren, ni dice la edad que tiene, lo más probable es que Carmen va a tener que fastidiarse y seguir trabajando (“como Hercules Poirot”, le apuntaron, “que empezó siendo un policía jubilado y Agatha Christie lo mantuvo en activo cincuenta años más”).

Ficha:

Una investigación laica

Laura Balagué Gea

Cosecha Negra Ediciones, 2022

ISBN: 978-84-125903-5-7

202 páginas, 15 x 21 cm, tapa blanda

Sinopsis:

La oficial de la Ertzaintza Carmen Arregui y su equipo llevan años trabajando juntos y han resuelto varios casos. En Las pequeñas mentiras, la muerte de la dueña de una lujosa peletería donostiarra; en Muerte entre las estrellas, el asesinato de una actriz porno, miembro del jurado del Festival de cine, y en la penúltima, En el otro bolsillo, la muerte de una auxiliar de clínica de la que nadie parece saber nada.

Esta vez se juntan para ayudar a un compañero a vaciar la antigua casa familiar en un pueblo de la provincia de Burgos.

Lo que debería ser un puente tranquilo en Fuenrota se convierte en una investigación un tanto especial: el crimen sucedió muchos años atrás y ellos no tienen ninguna competencia para trabajar fuera del País Vasco.

Para complicar más las cosas, una copiosa nevada les obligará a prolongar su estancia en el lugar.

©Artículo: Miguel Izu, 2022.

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