Presentación de SOLEDAD de Carlos Bassas del Rey por Miguel Izu
El 19 de junio, en la librería Elkar de Pamplona, que ese día precisamente cumplía 35 años, Carlos Bassas del Rey (Barcelona, 1974), escritor navarro nacido en Cataluña, o escritor catalán naturalizado en Navarra, presentó su novela más reciente, Soledad. Estuvo acompañado por la escritora pamplonesa Susana Rodríguez Lezaun, su sucesora en la dirección artística de Pamplona Negra.
Susana destacó el toque literario que tiene todo lo que publica Carlos, “hay calidad hasta en lo que escribe en Facebook”, dijo. Resaltó que Soledad es una obra cargada de dolor que se venía venir desde sus anteriores novelas (esta es la novena, la primera fue Aki y el misterio de los cerezos, 2012, y la anterior Justo, 2018), en las que ha ido puliendo y evolucionando su estilo. Carlos respondió que, en realidad, es una evolución ficticia porque sus últimos libros, Justo y Soledad, responden a cómo le ha gustado escribir siempre. Sucede que cuando empezó a publicar lo hizo con mucho miedo, pensó que su forma de escribir no sería aceptable para las editoriales, nadie escribía así, por ello sus primeras novelas tienen un estilo más sencillo o más convencional, pero luego progresivamente se ha ido acercando a cómo le gusta escribir, sobre todo a partir de Mal trago (2016). Así que ha acabado escribiendo como debería haber escrito desde el principio si no hubiera sufrido un pánico que ahora ya ha superado. Entregó a sus editores Justo y Soledad todavía muy inseguro, pero tanto la editorial como los lectores las han aceptado bien y cree que se ha asentado en la que será ya su voz en lo sucesivo. Añadió que le gusta mucho corregir, más que corregir podar, quitar todo lo que sobra simplificando el lenguaje al máximo, y que da mucha importancia a cómo suena, a que sea musical, buscando cosas como que las frases acaben en palabras agudas, que las esdrújulas estén donde deben, que las frases contundentes lleven palabras con erre, que las más suaves las lleven con ele… En ocasiones se graba leyendo las frases que ha escrito para averiguar cómo suenan, qué sobra y qué falta.
Carlos explicó que hay mucho de él mismo en la novela, como en todas, pero en esta especialmente porque la escribió desde la herida, desde el dolor y la tristeza que le produjo el fallecimiento de su padre. Necesitaba sacar el cóctel de sentimientos que tenía dentro, pero no quería hacer una novela-terapia, escrita desde el yo, un género que no le gusta. Así que lo sacó inventando una historia que, aparentemente, no tiene que ver con él, pero que en realidad está escrita desde su dolor; todos los personajes tienen algo suyo. Le salió una novela oscura, muy oscura, y por eso adoptó una medida de profilaxis, advierte en la primera página, al modo de Dante, que “a partir de aquí, el lector solo encontrará tristeza”. Al principio tenía la idea de que, de los dos protagonistas, Soledad fuera toda tristeza y desolación (es una inmigrante, explotada y maltratada, cuya hija ha muerto), y que el inspector Romero fuera un contrapunto, alguien al que le fuera bien y con el cual el lector descansara de la parte sombría. Pero, según iba escribiendo, Romero le salía también muy oscuro, y decidió que así tendría que quedarse porque no era capaz de hacerlo de otro modo. En la primera versión, se narraba la misma historia desde dos puntos de vista, uno tras otro, pero no funcionaba bien, como le observaron algunos de sus lectores cero, por lo que al final se van alternando las dos voces y, aunque hay alguna repetición, la narración es seguida. Susana le preguntó también por el uso de la segunda persona, un recurso que le parece muy difícil. Carlos dijo que lo adoptó como un reto, ya que en otras novelas había utilizado la primera y la tercera persona, y le pareció adecuado como una forma de disociación en la parte de Soledad, que a menudo se reprende a sí misma, dirigiéndose en realidad al lector de forma indirecta. Reconoció que a veces le costó encontrar las formas verbales correctas en segunda persona por ser menos habituales.
También explicó que para esta novela no necesitó otra documentación que la de sufrir la muerte de su padre. Tiró de su dolor y reflejó también algunas escenas y elementos sacados de su experiencia real, como la parte que transcurre en un tanatorio y las ideas que asaltan a la protagonista. La Soledad del título alude tanto al nombre de la protagonista como a la soledad que sufren ambos personajes principales. Susana y Carlos debatieron también sobre la necesidad terapéutica que tiene cualquiera, ante una tragedia, de encontrar un por qué y un culpable. No curan pero alivian, sirven como cuidados paliativos.
Susana señaló la contradicción que supone que Carlos esté obteniendo más reconocimiento (“te lo cambio por tus ventas”, bromeó él) con sus novelas más negras, Justo (candidata al premio Hammett 2019) y Soledad, las que temía más que pudieran no ser del gusto de las editoriales o de los lectores. Él explicó que concibe una carrera literaria como un maratón, o mejor un Ironman, una carrera de fondo, quiere ir convirtiéndose poco a poco en mejor escritor y estar escribiendo dentro de treinta años (y si, además, vende mucho, mejor).
En debate con el público, reconoció que el inspector Romero y el inspector Corominas (protagonista de la serie formada por El honor es una mortaja, Siempre pagan los mismos y Mal trago, que tendrá una entrega más, probablemente la última) tienen bastantes cosas en común, quizás hayan sido compañeros de promoción en la Escuela de Policía de Ávila, bromeó. Son personajes que comparten la obsesión por la infancia, la relación con el padre, la duda de si pueden mantener relaciones humanas normales… posiblemente muy parecidos a él. Contó que, como el personaje de Soledad, a veces se habla a sí mismo, el pasar muchas horas solo en casa le hace, además, ser muy ruidoso, hace ruido para sentir que no ha desaparecido (“esto suena a que estoy muy desequilibrado”). Dijo que le gusta el libro de papel y la edición tradicional, pero que no es enemigo de la publicación digital y conoce muchos casos de autores que han empezado a publicar y a tener éxito en plataformas como Amazon, y luego han sido fichados por editoriales de prestigio, por lo que cree que puede ser una buena opción para escritores noveles, mejor que la autoedición o la coedición en condiciones dudosas.
Ficha:
Soledad
Carlos Bassas del Rey
Alrevés, 2019
ISBN: 978-84-17847-00-5
184 páginas, 23 x 15 cm, tapa blanda.
Sinopsis:
El dolor por la muerte de un hijo es innombrable y se manifiesta de modos muy distintos. También lo hacen la soledad, el vacío, el miedo, la culpa y la rabia que traen consigo al saber que esa vida ha sido arrebatada. De la noche a la mañana, Soledad se convierte en la madre muerta de una niña muerta. El inspector Romero, encargado de investigar el caso, vivirá su propio calvario tratando de descubrir la verdad. La de la muerte de la niña y otra que solo le atañe a él.
Soledad narra esa doble búsqueda desde la duplicidad constante de voces. También es un recordatorio de que, en ocasiones, la verdad no libera, sino que lo calcina todo a su alrededor.
Notícia: © Miguel Izu, 2019.
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