¿Por qué me gusta la novela negra? por Beckett & Hawk
A veces me pregunto ¿por qué siento esa atracción fatal hacia la novela negra? ¿Qué es lo que me impulsa a dedicarle tanto tiempo a la lectura de esas novelas endiabladas que a veces saturan mi alma? Y la verdad es que no tengo una sola respuesta, un solo camino, una sola meta, una sola solución. Hay muchas cosas que me rondan por la cabeza y a las que no consigo darle una clara y definitiva salida. Quizás sea genética, quizás sea mi forma de pensar, mi forma de ser, mi pasado, mi infancia, mi adolescencia o mi madurez. No lo sé.
Pero a veces creo que he encontrado una respuesta, una solución a mis preguntas y es que ante la visión simplista y dogmática de la mayoría, yo encuentro algo más profundo, algo que a pico y a pala penetra dentro del corazón humano, dentro de la esencia más pura del hombre. Y es que en la novela negra convive la esencia del hombre, los símbolos que han marcado el destino de la búsqueda incesante de la raza humana, las preguntas elementales que surgen delante de los grandes misterios que nos rodean, en la novela negra conviven conceptos como la vida, la muerte, la soledad, el amor, el odio, la libertad, el miedo, el poder, la justicia, la ley… Sí, esos conceptos tan importantes marcan el destino de la buena novela negra, y en esta parte de la literatura también se cuestiona y se habla en esos términos, a veces escondidos en una trama policíaca, a veces escondidos entre el ruido de las palabras que estallan en un cruce de disparos o en la búsqueda de un asesino en serie. Y es que en la novela negra existen también esos héroes eternos como son el Quijote, Fausto, Hamlet, Werther, Dorian Gray, Rodión Raskólnikov… entre otros muchos. Personajes que son auténticos arquetipos, símbolos irrenunciables y que son el espejo donde el hombre se representa. Y es que la novela negra no es esa cosa plana y sin complicaciones que nos quieren vender. La novela negra no es un entretenimiento para días de sol y playa, es mucho más que eso, hay que buscar en su interior para descubrir aquello que nos oculta.
Por eso en algunos tristes y patológicos festivales negros deberían de ir menos criminólogos, menos charlatanes y más filósofos. Porque en la novela negra se habla de filosofía y se rasca en la esencia de las cosas, aunque haya gente que no lo quiera ver, aunque haya gente a la que no le interese.
Quizás este artículo no sirva de nada, pero al menos me ha dejado un poco más clara la pregunta ¿por qué me gusta la novela negra?
©Artículo: Beckett & Hawk, 2021.
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