PARA MORIR EN LA ORILLA de José Luis Correa por Antonio Parra
Título
Para morir en la orilla
Datos publicación
Alba Editorial. Barcelona 2022. 186 págs.
Datos del autor
JOSÉ LUIS CORREA (Las Palmas, 1962). Es profesor de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Universidad de las Palmas de Gran Canaria. Sus primeros relatos cortos obtuvieron, entre otros, el Premio Julio Cortázar (La Laguna, 1998) y el Premio Campus (Las Palmas, 1999). Como novelista obtuvo el Premio Benito Pérez Armas (Santa Cruz de Tenerife, 2000) con Me mataron tan mal y el Premio Vargas Llosa (Murcia, 2002) con Échale un ojo a Carla. Es autor de la saga del detective Ricardo Blanco, que consta de numerosos títulos: Quince días de noviembre (2003), Muerte en abril (2004), Muerte de un violinista (2006), Un rastro de sirena (2009), Nuestra Señora de la Luna (2012), Blue Christmas (2013), El verano que murió Chabela (2014), Mientras seamos jóvenes (2015), El detective nostálgico (2017), La noche en que se odiaron dos colores (2019) y Las dos Amelias (2020). Su obra ha sido traducida a varios idiomas (alemán, finlandés, italiano) y goza de gran éxito entre los lectores del norte de Europa, tan aficionados a la novela criminal.
Sinopsis de la obra
Que una patera arribe a las costas canarias no es, por desgracia, un hecho insólito. Pero, cuando naufraga un cayuco en la playa de Maspalomas con más pasajeros de los que embarcaron, todo se descompone. Y el olor de dos cadáveres lo impregna todo. Dos cuerpos mustios, inmóviles, que van a dar sentido a esta novela.
Bajo un calor sofocante y pegajoso, el detective Ricardo Blanco se enfrenta a uno de sus casos más dolorosos. En él, va a arriesgar no solo su vida sino la de aquellos a quienes más quiere. Bajo una trama aparentemente sencilla, en Para morir en la orilla se esconde una oscura historia de tráfico de personas, prostitución y violencia policial que mantiene la intriga con los recursos que han hecho de José Luis Correa una de las voces más genuinas del panorama literario actual: un ritmo vertiginoso, una visión socarrona del mundo y un lenguaje poético que abren un espacio original y muy sugerente en el mundo habitual de la novela negra. Y la isla de Gran Canaria como telón de fondo.
Reseña
RICARDO BLANCO
El noir canario tiene un aire especial, distinto al peninsular, tiene un sello propio que le hace inconfundible y gran parte de culpa de ello le corresponde a José Luis Correa, que con su Ricardo Blanco lleva ya en el panorama negro unos cuantos años. Pero eso sí, el personaje no ha perdido ni un ápice de su atractivo, tal vez incluso haya ganado en juicio a la hora de observar, y eso es lo que pasa cuando uno ya no tiene toda la vida por delante, sino que más bien la va teniendo por detrás, como en algún momento se dice en la novela.
Una patera desmadejada, cuerpos exhaustos y detenciones en la misma playa, una canción demasiado conocida hasta que Blanco repara en dos cadáveres que reposan en la arena, aunque secos como la mojama. Ahí se despierta el ojo del detective, ahí y por el empuje de la conciencia de Beatriz, su pareja, que se preocupa por los vivos casi tanto como él lo hará por aquellos dos muertos.
Lo demás, de la mano de una magnífica primera persona, ya lo borda José Luis Correa, porque la tenacidad de Ricardo Blanco pondrá en marcha una maquinaria sin freno en la que habrá que entrar en un burdel de Arguineguín, chocar con un miura arábigo que primero pega y después pregunta, moverse entre algún policía corrupto que otro, hacer buenas migas con alguna subcomisaria, e incluso jugarse algo más que el físico propio. Las cicatrices que le quedarán a Ricardo Blanco al final de esta trama serán mucho más que físicas, y serán así porque refrenará los impulsos y dará preferencia al ingenio. Lo demás, bueno, lo demás corre, como siempre, a cargo del destino.
©Reseña: Antonio Parra Sanz, 2022.
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