OCHO MILLONES DE MANERAS DE MORIR de Lawrence Block por Beckett & Hawk
Hoy hablaré de “Ocho millones de maneras de morir” de Lawrence Block y de su personaje Matthew Scudder, esa especie de investigador privado, ex-policía y ex-alcohólico que reina en los libros de Block.
La verdad es que su lectura fue gratificante, me resultó entretenida y hasta puedo decir que me enganchó la trama. Me gustan los personajes que siempre pierden algo en cada historia y para eso Scudder es único, un auténtico perdedor, y lo es de tal manera que uno siempre siente una especie de cariño por él. Es como un perrito faldero que te mira con ojos de pena esperando una galleta de gratificación.
La sinopsis del libro es más o menos ésta: La ciudad de Nueva York puede ser un sueño o una pesadilla para los millones de personas que a diario recorren sus calles y avenidas. El detective Matthew Scudder, alcohólico en terapia, podría dar fe de ello tras años tratando con los personajes más sórdidos que habitan en ella. Sólo la bebida le ha mantenido apartado de la cruda realidad en sus escasos momentos de lucidez. Pero Scudder deberá enfrentarse nuevamente a la vileza de la gran urbe cuando la joven e ingenua Kim, una prostituta que perseguía un sueño, es brutalmente asesinada. Entonces la vida de Scudder se volcará en la resolución de tan horrendo crimen, aunque sea la última buena acción que haga en vida. Esta novela le valió a Lawrence Block el premio Edgar, y marca un hito en la vida de su gran personaje, Matthew Scudder.
Lawrence Block es un buen escritor de novela negra, lo sabe y se lo cree. Y eso se nota en sus libros, domina el género y sabe de lo que escribe. Sabe como tratar a los personajes y entiende que la novela negra no es un género fácil y sabe que sus personajes siempre tienen que estar en el límite de la vida, en el límite de la existencia.
Block es un escritor veterano, reconocido y al que sin duda hay que leer y “Ocho millones de maneras de morir” es empezar bien. El único pero que le pongo es el final, creo que no me gusta, creo que podría haber ido un poco más allá. Pero no quiero hablaros mucho de eso porque no quiero hacer ningún spoiler.
Matthew Scudder es un tipo honesto, tranquilo, un auténtico sabueso del que nunca acabas de librarte. Y lo curioso de este personaje es que deja en el cepillo de la primera iglesia que encuentra un diezmo de lo que le pagan y enciende velas por el alma de aquellos de los que se siente responsable, ya sea de su vida o de su muerte.
Scudder era un buen policía hasta que una bala surgida de su pistola mató a una niña. Desde entonces lo perdió todo, su trabajo, su familia y su vida. Como ya os dije antes, un auténtico perdedor. Y a mí los perdedores me gustan, son personajes muy ricos, porque todos nosotros, pobres lectores, también perdemos parte de nuestra alma en cada rincón de la vida.
Y ya sabéis. Leed, leed malditos.
©Reseña: Beckett & Hawk, 2020.
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