MUERTE ENTRE LÍNEAS de Donna Leon por Elena Rodríguez
Reseña de Muerte entre líneas de Donna Leon por Elena Rodríguez Herrero
Donna Leon nació en 1942 en Montclair (Estados Unidos). Profesora y escritora, viajó en su juventud a Italia. Tras trabajar como guía turístico en Roma, se instaló en Londres donde ejerció como redactora de textos publicitarios. Admiradora de Henry James, Jane Austen, Dickens y Shakespeare, es conocida por sus novelas protagonizadas por el comisario veneciano Guido Brunetti, personaje central de toda su obra y que Donna Leon creó a principios de los 90.
Desde 1981 reside en Venecia. A pesar del éxito que tiene su comisario Brunetti en toda Europa, en Venecia es casi una desconocida. No quiere que sus obras se traduzcan al italiano y prefiere que en su barrio veneciano la sigan tratando como a una vecina más.
Comencemos por lo que nos dice la sinopsis:
«Una tarde, el comisario Brunetti recibe la llamada desesperada del director de una biblioteca veneciana. Diversos libros antiguos de gran valor han desaparecido. Los bibliotecarios sospechan del hombre que pidió consultar los volúmenes, un catedrático de la Universidad de Kansas. El único problema es que, después de comprobar sus credenciales, el profesor simplemente no existe. Brunetti empieza entonces a investigar entre los habituales de la biblioteca, y es así como conoce al exsacerdote Franchini, un lector apasionado de literatura cristiana antigua, o la condesa Morosini-Albani, una generosa mecenas. Cuando Franchini aparece asesinado, el caso toma un rumbo más siniestro y pronto Brunetti se encuentra sumergido en el sombrío mundo del mercado negro de libros antiguos.
En Muerte entre líneas, Donna Leon se ha inspirado en uno de los mayores escándalos del comercio de libros de la Historia: el robo, real, de miles de libros antiguos de la biblioteca napolitana de Girolamini.»
La historia se ambienta en Venecia, y comienza cuando el comisario Brunetti recibe una llamada de la dottoressa Fabbiani, la bibliotecaria jefe de la biblioteca Merula, que le dice que ha habido un robo; se han llevado varios libros y algunos han sido «mutilados» cortándoles varias páginas. Todos son libros antiguos, por lo que su valor en el mercado podría ser muy elevado, incluso las hojas sueltas.
Revisando los registros, Fabbiani ha descubierto que los libros han sido consultados por un académico estadounidense que estaba haciendo una investigación, por lo que éste pasa a ser su principal sospechoso.
De camino a la biblioteca, Brunetti hace alusión al problema que hay en los canales de Venecia con el paso de los trasatlánticos turísticos por el centro histórico de la ciudad, y como se ha convertido en una circunstancia que pone en peligro el medioambiente y la estructura de la laguna de Venecia. Sobre este tema, creo que el gobierno italiano tomó cartas en el asunto a principios de 2021 para prohibir el paso de grandes cruceros por el centro de Venecia. Pero sigamos con la historia…
Una vez en la biblioteca, la bibliotecaria le enseña los libros a los que les han arrancado las páginas y la relación de los que han sido robados. Los libros tenían en común que eran sobre viajes, historia natural y biografías por lo que estaban llenos de ilustraciones como mapas y dibujos, muchos hechos en acuarela en la época original. Aunque la mayoría eran de donaciones, la pérdida en términos económicos era muy grande, no solo por los libros desaparecidos, si no también por la pérdida de valor de los que habían perdido parte de sus páginas (sobre todo mapas e ilustraciones).
En los registros de la biblioteca descubren que el académico se llama Joseph Nickerson, de Michigan y con residencia actual en Kansas. Es profesor adjunto de historia europea en la Universidad de Kansas y estaba allí haciendo una investigación sobre comercio marítimo.
Lo primero es averiguar si la identidad de ese supuesto académico es real y de que forma puede estar involucrado en los robos.
Por extensión, Brunetti investiga a los asiduos de la biblioteca y descubre que hay un hombre llamado Franchini (al que el personal de la biblioteca llama Tertuliano) que lleva varios años acudiendo a leer allí obras religiosas y que había interactuado y acompañado en muchas ocasiones al académico sospechoso.
Sus investigaciones se centran en esos dos personajes, entre otros, y la trama da un vuelco cuando descubren por una parte que la identidad del supuesto académico es falsa y lo que es aún más trágico: Franchini ha sido brutalmente asesinado en su propia casa.
Brunetti se ve envuelto en una oscura investigación plagada de mentiras, sobornos, dinero y sobre todo de libros. Un mundo oculto sobre el tráfico de libros antiguos, como se venden en el mercado negro y la cantidad de dinero que mueve todo ese entramado, tanto que incluso alguien ha sido capaz de asesinar por ello.
La trama es entretenida, pero no profundiza mucho ni en los personajes ni en la historia, que va bastante rápida, ni sobre el robo de valiosos libros antiguos y el submundo que hay detrás.
Al ser la vigésimo tercera novela de esta saga del comisario, no te presenta al personaje en profundidad, y solo sabemos algunas pinceladas de su vida sin entrar mucho. Supongo que para seguir bien las andanzas de este detective y como ha ido evolucionando se debería leer toda la saga (cosa que no creo que yo haga porque son muchísimos libros ), pero las historias son independientes y si no te preocupa mucho este aspecto, se pueden leer sin problemas.
Le puse 3`5 estrellas en Goodreads, porque aunque se lee con facilidad y te da lo que se espera, no me terminó de enganchar del todo y los personajes eran muy planos. La trama está bien, pasable, pero nada que te haga pensar al terminarla que es una gran novela.
Y hasta aquí esta breve reseña de hoy. Dejadme en comentarios si habéis leído alguna de las novelas de esta autora, y si alguna más me podría interesar. Si habéis leído esta en concreto, dejadme vuestras impresiones y si compartís o no mi opinión.
Y sin más me despido con un saludo hasta la próxima reseña.
©Reseña: Elena Rodríguez, 2024.
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