Las tijeretas por Txema Arinas

  • Entonces, inspector, ¿cómo y cuándo empezaron a atar cabos en el asunto de… las Tijeretas?
  • Pues, confieso, señoría, que por pura casualidad. A decir verdad, en la brigada para delitos sexuales andábamos más que perdidos con el tema de las mujeres que amputaban el pene a presuntos agresores.
  • ¿Cuándo empezaron a establecer una relación entre los seis casos de varones a los que sus supuestas víctimas habían seccionado el pene?
  • La verdad es que todos seguían un mismo patrón: la víctima era atacada por una o varias mujeres que, primero la inmovilizaban con cloroformo, y luego, cuando esta yacía en el suelo, le seccionaban el miembro con unas tijeras de podar. Ese fue el procedimiento en todos los casos de amputaciones de pene sucedidos en los últimos siete meses con la excepción del primer ataque ocurrido en Barcelona.
  • ¿Se refiere al de la camarera que cortó el pene al dueño del bar donde trabajaba para evitar que éste la agrediera sexualmente y que tras su detención declaró haber sido violada con anterioridad en repetidas ocasiones por el mismo sujeto?
  • Ese mismo, señoría. Aquel fue un ataque en defensa propia. El resto, sin embargo, fueron todos premeditados.
  • ¿Cómo de premeditados?
  • Pues mire usted, señoría, con la excepción del caso del hostelero al que me acabo de referir, en los de las demás víctimas la amputación sucedió varios días después, incluso semanas, de que las víctimas perpetraran, o intentaran perpetrar, una supuesta agresión sexual. No obstante, todas las mujeres supuestamente agredidas tenían una coartada que demostraba que el día del crimen estaban lejos del lugar donde su supuesto agresor había sido asaltado y capa… amputado.
  • Sin olvidar el método de inmovilizar a la víctima con un pañuelo empapado en una solución de tricloruro de metilo(CHCl3) o cloroformo, el cual era aplicado sobre el rostro de las víctimas durante cuatro o cinco minutos hasta que estas perdían la consciencia, momento en el que el agresor… la agresora, procedía a amputar el miembro viril de la víctima con unas…
  • Tijeras de podar.
  • Eso, unas tijeras de podar de jardinería.
  • En cualquier caso, ninguna de las víctimas conocía a su agresora.
  • Tiene razón: agresora o agresoras. Por otro lado, ninguno de los retratos robots proporcionados por las víctimas coincidían entre sí.
  • A lo que hay que añadir el hecho de que todas las agresiones se dieron en diferentes puntos del territorio nacional.
  • Exacto, sitios tan distantes como Getafe, Málaga, Vigo, Mérida o Calahorra.
  • ¿Ninguna conexión entre las víctimas?
  • ¿Y qué sabemos sobre las capado… agresoras?
  • Ni rastro después de la agresión. En ninguno de los casos se pudo establecer una relación entre el retrato robot aportado por las víctimas y cualquiera de las personas del entorno de las mujeres supuestamente agredidas por estas.
  • ¿Entonces?
  • Entonces se me encendió la bombilla justo cuando más desesperados estábamos en la brigada, casi a punto de tirar la toalla.
  • ¿La bombilla?
  • Sí, señoría, como se lo digo: la bombilla. Para qué disfrazarlo de otra cosa. El desmantelamiento de la red criminal que organizaba los ataques a supuestos agresores sexuales para caparlos a lo largo y ancho del territorio nacional no fue fruto de una exhaustiva y sesuda indagación por nuestra parte, sino de una simple corazonada.
  • ¿Una corazonada?
  • El bloqueo en el que nos encontrábamos era tal que empecé a obsesionarme con el caso hasta que me di cuenta de que me refería inconscientemente a él como “el caso de las cortapichas”.
  • ¿Las cortapichas?
  • Sí, ya sabe, por…
  • Ya sé, sí, ya…
  • Así hasta que un día, revisando la documentación, de repente me vino a la cabeza una asociación de ideas entre las tijeras de podar y el nombre como me refería al caso.
  • Disculpe, inspector, pero no le sigo.
  • ¿Sabe lo que es una tijereta?
  • Un tipo de insecto. ¿No?
  • Unos dermápteros (del griego derma, piel, y pteron, ala) pertenecientes al orden de los insectos neópteros vulgarmente conocidos como cortapicos, tijeretas, tijerillas o cortatijeras, todos los cuales aluden a la impresión que producen los cercos en forma de pinza, tenaza o tijera que estos insectos tienen en el extremo posterior del cuerpo.
  • Mucha wiki veo ahí…
  • Toda la que estaba a mi alcance, señoría. Bueno, pues el caso es que entonces me acordé de que en mi pueblo a las tijeretas les dicen “cortapichas”, con lo que enseguida establecí una conexión puramente instintiva que me animó a pedir a nuestros informáticos que indagaran en la Dark Web. Ya sabe, usted, señoría, el lado oscuro de internet al que hay que acceder mediante el uso de ciertas herramientas y que es donde se encuentra la práctica totalidad del contenido ilegal que los criminales pretenden ocultar.
  • ¿Es allí donde descubrieron la página de las… Tijeretas?
  • En realidad, señoría, se trataba de un chat creado a las pocas semanas de la primera amputación de pene ocurrida en Barcelona. Una página con el logotipo de una tijereta o… cortapichas, en el que los participantes, mujeres en su mayoría, hablaban de tomarse la justicia por su mano contra todo tipo de agresores sexuales.
  • ¿Y cuál es la relación de esa página con los casos que nos ocupan?
  • Toda, señoría, toda. Nuestros informáticos lograron desencriptar la mayoría de las conversaciones en las que los miembros del chat se ponían de acuerdo para organizar los ataques a las victimas que previamente habían sido denunciadas como agresores sexuales por las propias mujeres agredidas o gente de su entorno. De ese modo, varios de los miembros del chat viajaban hasta el lugar donde residía la víctima de la amputación con el fin de que nadie pudiera establecer un vínculo con ellas. Una vez allí vigilaban a la víctima durante varios días hasta determinar el momento propicio para el ataque. Entonces, y tras asegurarse de que la denunciante podía demostrar su coartada, procedían a la agresión reduciendo a la víctima según el método antes descrito y con el resultado conocido.
  • ¿Ha dicho que viajaban varios miembros del chat?
  • Sí, por lo general dos individuos, los cuales, por cierto, nunca reincidían, pues cada una de las agresiones fueron perpetradas por distintos individuos, razón por la que nos resultaba practicaba imposible establecer relación alguna entre los agresores.
  • Sin embargo, y a pesar de la encomiable labor de pesquisa para descubrir la identidad de cada uno de los miembros del chat, todavía no hemos conseguido identificar a todos los miembros del chat… a todas las tijeretas.
  • No, todavía no. Nuestra prioridad era detener a las responsables de las cinco amputaciones gracias al rastro que dejaron en las fechas que ocurrieron los hechos. El resto de las “tijeretas” están siendo investigadas por organización criminal.
  • Impresionante, inspector, impresionante.
  • Gracias, señoría.
  • ¿Señoría? Todavía no se ha percatado de un pequeño detalle.
  • ¿Cuál, señoría?
  • Que el nombre del juez que consta en la puerta de la entrada del despacho no corresponde a una mujer.
  • No me había fijado. ¿Qué quiere decirme con eso?
  • Que se encuentra a solas en este despacho de los juzgados con dos desconocidas. Una falsa juez y una secretaria judicial auténtica, la cual es la que concertó la cita con usted a sabiendas de que el verdadero juez estaría ausente de su despacho toda la mañana.
  • ¿Qué demonios está usted insinuando? ¿Qué ustedes también son “tijeretas”?
  • Tijeretas o cortapichas, como usted prefiera llamarnos, inspector.
  • No irán ustedes a…
  • ¿Para qué coño cree que tengo aquí estas tijeras?
  • No se atrev…

©Relato: Txema Arinas, 2021.

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