LA CEGUERA DEL CANGREJO de Alexis Ravelo por Txema Arinas

La ceguera de Cangrejo de Alexis Ravelo tiene todos los ingredientes para ser una novela negra de éxito y sería raro que no lo consiguiera de no ser ya por motivos ajenos a la excelencia pura y exclusivamente literaria. Por un lado, tiene un protagonista/héroe que difiere en cuanto a su identidad del prototipo al uso del género. En ese caso no se trata de un detective al uso, ni siquiera de su tan manido reverso, el delincuente al que se recurre para narrar una historia criminal desde la acera de enfrente.

El héroe de esta novela es el novio ex militar de la víctima alrededor de cuya muerte gira toda la trama. Sin embargo, la personalidad del héroe sí es la prototípica de las novelas del género, un macho alfa con todas las de la ley que rezuma testosterona por todos poros y que por eso pugna por no dejar llevar por sus instintos y centrar la cabeza en el escudriñamiento de las verdaderas circunstancias de la muerte de su amada. De ese modo, nos encontramos frente a una trama tradicional en la que el protagonista primero tendrá que despejar las dudas acerca de la posibilidad de un homicidio y no un simple y en apariencia estúpido accidente.

Una vez despejada las dudas sobre la verdadera categoría de la muerte de su novia, el ex militar irá dando tumbos de un sospechoso a otro hasta dar con el verdadero culpable en lo que es una trama magistralmente trabada según suele ser la costumbre, el estilo solvente, de Ravelo. Una trama de esas en las que se juega a despistar al lector saltando de un sospechoso a otro como una mera excusa para presentar los diferentes personajes con los que se tropieza el prota y que conforman el paisaje humano de la historia.

Con todo, lo que hace verdaderamente atractiva esta última entrega de Alexis Ravelo es el escenario donde se desarrolla la trama y que no es tanto la isla de Lanzarote, que también con esa atmósfera particular de las islas como sitios cerrados donde el tiempo parece detenerse y todo confluye más tarde o más temprano en el mismo punto, como el Lanzarote que resultó del genio del artista más famoso de la isla, Cesar Manrique.

Al fin y al cabo, todo gira alrededor de la obras y milagros de Manrique, cómo transformó los espacios sobre los que puso su mirada y, muy en especial, su lucha por poner a resguardo su isla de la rapiña de los empresarios hoteleros en una época de pleno apogeo del sector que se apropió de las costas españolas para hacer de ellas una pesadilla vacacional mil veces repetida a lo largo y ancho de nuestro litoral. Así pues, dos ingredientes sumamente interesantes. Por un lado el personalísimo mundo de Cesar Manrique y ya en particular las circunstancias que rodearon su muerte en accidente, supuesto o no, eso ya nos lo aclarará la novela, y en las que la víctima y novia del prota centró su atención como investigadora de la obra del artista canario, probablemente también la protagonista en la sombra de esta historia gracias a su una personalidad tan acusada, mucho más compleja y por eso interesante a mi entender que la de su novio, razón por la que todo lo que se revela sobre ella acaba quedándose corto, como si el novio le robara el protagonismo que en realidad se merece.

De ese modo viajaremos no sólo a los días en los que el artista puso patas arriba la isla con sus proyectos y su personalidad tan volcánica como el paisaje que lo rodeaba, sino también al legado que dejó y por el que el protagonista se pasea tras los pasos de su novia investigadora, esto es, dejándonos el testimonio de la impronta y vigencia de la obra de Manrique. Y por el otro, un tema siempre candente en nuestros días, y me temo que también en los venideros, casi que ad eternum, la corrupción urbanística y sus tentáculos, lo cual, como no podría ser de otra manera, nos introduce de lleno en la trama negra que sustenta la novela.

Así pues, nos encontramos con una novela negra en mayúscula, donde, dejando a un lado cierta concesión en los clichés del género en el retrato de algunos personajes pueda resultar demasiado complaciente con el cliché al uso, ya sean los del charlatán iluminado o el bala perdida y broncas del que todo el mundo huye y sospecha lo peor por principio, también es cierto que consigue todo lo contrario en lo que se refiere al del joven empresario vinícola de buena familia al, por lo menos, no convertirlo en el malo malísimo por principio y casi que como concesión a la lucha de clases y en ese plan, una cosa como muy recurrente en la mayoría de la novela negra patria donde los protagonistas/héroes a veces parecen serlo sólo para dar rienda a cierto resentimiento social contra los que tienen algo más que ellos, no importa si dinero o acaso un poco más de suerte en la vida.

En cualquier caso, Alexis Ravelo vuelve a confirmarse como uno de los mejores escritores de novela negra de nuestros días, algo que confirma el ritmo que imprime a sus diálogos, la efectividad, a mi juicio, con la que resuelve escenas de acción en las que está suele ser tan comedida como verosímil, yo diría que propias del mundo en el que vivimos los humanos de carne y hueso y no los héroes de Marvel, el agente James Bond o ese de Tarantino alimentado a base de serie B por un tubo, y yo diría que un empeño, en lo que se refiere a La ceguera del cangrejo sin lugar a dudas, a ofrecernos algo más que simple entretenimiento, sino también un aliciente para adentrarnos en mundos como el de César Manrique o darle unas vueltas al coco con la mirada puesta en la catástrofe en forma de hormigón e inanidad existencial que conforma el modelo turístico al que hemos sacrificado la belleza y riqueza de nuestras costas. Todo esto, por supuesto, junto con una historia bien contada y mejor escrita, a la altura incluso de cualquier otra con pretensiones exclusivamente literarias.

 

 

Encuadernación: Tapa Blanda

Idioma: Castellano

Edición: 2019

Editorial: Ediciones Siruela

Autor: Alexis Ravelo

Género: Novela policiaca

Nº de páginas: 360

 ISBN: 9788417860103

Plaza de edición:MADRID

 

  Sipnosis

 

Oficialmente, la historiadora del arte Olga Herrera falleció en un absurdo accidente en Lanzarote mientras ultimaba una biografía del más famoso artista de la isla: César Manrique. Pero para Ángel Fuentes, militar de profesión destinado en el Líbano y compañero sentimental de la víctima, la verdad de su muerte tuvo que ser otra, aunque nadie salvo a él le interese averiguarla.
Recién aterrizado en suelo canario, el sargento Fuentes irá reproduciendo a través del volcánico paisaje lanzaroteño el itinerario que realizó su pareja para documentarse. Pero no tardará en sospechar que no está solo en su viaje, que hay quien sigue sus pasos como antes debió de seguir los de Olga, que ella debió descubrir algo que muchos están dispuestos a silenciar…
Sobre una telúrica e incomparable geografía, a la vez física y simbólica, La ceguera del cangrejo despliega una absorbente intriga criminal en la que todos sus protagonistas se ven enfrentados a dos únicas opciones: abrir los ojos para encarar la verdad o, como los cangrejos que habitan los Jameos del Agua, vivir ciegos y ajenos a la realidad circundante.

 

 

©Reseña: Txema Arinas, 2019.

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