Inspector Solo

ANTONIO PARRA SANZ| Corresponsal en Murcia

Ediciones Versátil     Barcelona 2017     380 Páginas   ISBN: 978-84-16580-88-0

SINOPSIS

La vida de Marcial Lisón quedó marcada desde el mismo momento en el que el Asesino del café puso un pie en la ciudad de Cartagena. Conocer su identidad, dieciocho años después, lejos de haber supuesto un alivio para el inspector, hizo que descubriese que su pasado descansa sobre una mentira con la que es difícil convivir. Desde entonces, Sola, un galgo recogido junto a unos contenedores de basura, se ha convertido en su única familia. Su carácter hosco y alejado de lo políticamente correcto tampoco le ha permitido granjearse grandes amistades, más allá de la de Zoe Ochoa, su compañera, y Sasha, una prostituta rumana con la que comparte algo más que sexo.

David Jiménez Martínez (Cartagena, 1978) es licenciado en Biología por la Universidad de Murcia. En la actualidad, después de haber desarrollado su carrera como biólogo en el ámbito del control de calidad, ejerce en Castellón como agente marítimo de Vigilancia Aduanera, un cuerpo policial adscrito a la Agencia Tributaria que se encarga de la represión del contrabando. Tras colaborar durante unos meses con Castellón Noticias redactando artículos sobre novela negra, decidió dar el salto y escribió Muertes de sobremesa, con la que consiguió abrirse un hueco en el difícil panorama literario contemporáneo. Inspector Solo es la segunda entrega de su protagonista, el inspector Marcial Lisón.

Reseña

Un hombre con aristas

Frenar los demonios interiores, ése parece ser el uno de los objetivos vitales que nos encontramos en Marcial Lisón, el policía que en esta entrega ha empezado a renegar de su apellido, sobre todo tras lo ocurrido en su anterior caso, presentado en Muertes de sobremesa. Estamos, por lo tanto, ante un hombre con muchas aristas, al que es difícil acercarse, que ha adquirido una desconfianza brutal hacia el género humano (si acaso se libra su compañera Zoe Ochoa) y que únicamente encuentra refugio en una compañera fiel, su galga Sola, un animal que ha sufrido casi tantos varapalos como el propio Marcial.

Otro de los seres con los que interactúa de vez en cuando Marcial es Sasha, una prostituta con la que ha logrado establecer algún vínculo más que el puramente mercantil y sexual, por eso acusará de una manera especial la muerte de la mujer, por eso y porque él mismo ha aparecido, dormido en su coche, a pocas calles del domicilio de la prostituta, y sin recordar absolutamente nada de lo que ha ocurrido la noche anterior, salvo una sombra descomunal que amenaza con revelarle ciertas certezas demoledoras.

Marcial tendrá que encontrar un rayo de sosiego para encarar una investigación que quizá podría llevarle hasta sí mismo, o hasta ese otro “él” que se destapa cuando su demonio interior pugna por hacerse con el control de su vida. Es entonces cuando David Jiménez “El Tito” destapa su tarro de las esencias, cuando demuestra su calidad como narrador capaz de simultanear el proceso investigador policial con el camino privado que Marcial va a recorrer con el fin de reconstruir esas horas difuminadas, y con el objetivo de ir siempre un paso por delante de sus propios compañeros.

El camino nunca será fácil, el doble juego de Marcial no pasará desapercibido para Zoe, quien a su vez ha traicionado también a su compañero; el nuevo inspector Solo se va a topar con un peligroso magnate, con un pasado que le llevará ante su antiguo mentor para descubrir cosas que no le gustan, e incluso con un nuevo ataque sufrido por Sola, quien parece acumular en su cuerpo casi las mismas cicatrices que su dueño.

Todo irá conduciendo hacia un final en el que lo evidente puede caer como un castillo de naipes soplado por el viento del pasado, como una hoja movida por la brisa de las infidelidades, pero también con la finura de las buenas historias, las que deseamos que continúen, las mismas que David Jiménez “El Tito” ha demostrado ser capaz de escribir.

Texto © Antonio Parra Sanz. Todos los derechos reservados.

Publicación © Solo Novela Negra. Todos los derechos reservados.

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