Golpes, de Pere Cervantes, bajo la Doble Lupa
Golpes, de Pere Cervantes, sometido a la doble lupa de nuestros colaboradores Maya Velasco y Manu López Marañón
GOLPES
BAJO LA DOBLE LUPA DE…
RESEÑA 1.
En Golpes, la nueva novela del barcelonés Pere Cervantes, su protagonista Alfa (Abel Dou para el Registro Civil) tras pasar 444 días en prisión preventiva abandona la cárcel. Alfa es un subinspector de policía al que han enchironado tras ser detenido por tráfico de estupefacientes y cohecho. 25 años atrás Alfa fue boxeador: «El lobo de Montjuïc», púgil honesto sin líos de drogas ni tongos al que la muerte de un contrincante hizo abandonar el ring.
No es escaso el material narrativo y fílmico que testimonia salidas de presidiarios. Así, en Prótesis (la imprescindible novela de Andreu Martín publicada en 1980), su protagonista –el Dientes– dejaba el maco con una sola idea en su cabeza: la venganza, ajustar cuentas con aquel policía que lo torturó hasta hacerle añicos la piñata. En su mejor película –Atrapado por su pasado (USA, 1993)–, Brian de Palma nos presenta al puertorriqueño Carlito Brigante (interpretado, milagrosamente con acierto, por Al Pacino). Tras cumplir pena por delitos relacionados con la droga, el mafioso latino llega a las calles de Nueva York con el objetivo de rehacer su vida dentro de unas coordenadas de ejemplar laboriosidad. Por desgracia las perniciosas amistades del pasado, que aguardan como agua de mayo el retorno al barrio de Carlito, pronto verterán al sucio arroyo esos nobles propósitos.
Al abandonar la prisión nuestro Alfa, laboralmente, se encuentra suspendido de empleo y sueldo. Ha pasado de cobrar 2.000 euros a 800, y encima no se le permite trabajar en nada. Ser segurata currando en negro 8 horas al día por 1.000 euros no le motiva. Familiarmente el panorama no mejora: su mujer e hija lo han abandonado. A la espera de que su juicio se celebre, algo que puede dilatarse años, su situación resulta insostenible.
En estas anda Abel Dou cuando se reencuentra con Emilio Bustamante –Busta– «el mejor de los informadores», quien le propone robar 100 kilos de una cocaína con el 98% de pureza a unos búlgaros que la almacenan en su «guardería» (en el argot, naves industriales donde se depositan importantes partidas de droga que necesitan un tiempo de cobijo). Busta propone ir «a pachas» en el negocio. Por supuesto, Alfa acepta. Nos encontramos aquí más cerca del ex convicto Brigante que del Dientes de Martín, porque Alfa «no quería», ¡de verdad que no!…, pero –¡ay!– la vida achucha y cuando se tiene una hija de 18 años 800 euros de sueldo base se van solo en los zapatitos…
Los 12 capítulos de Golpes vienen encabezados por referencias pugilísticas que anticipan sus contenidos. La novela está hablada en una desencantada y cínica primera persona, la que corresponde a su protagonista absoluto: Abel Dou (en una fiel adaptación al cine de la novela, Alfa, remedando a Marlon Brando, acapararía todos sus planos). Los dos primeros capítulos, «Suena la campana» y «Knockout», son excepcionales y la mejor carta de presentación no solo para Golpes, también para lectores que por vez primera se acerquen, como ha sido nuestro caso, a la obra de Pere Cervantes.
En los capítulos restantes se alternan, en tiempo pasado y presente, las dos historias que van conformando el argumento.
Tras ser detenido, y registrado su piso, a Alfa se le trasladó a Barcelona, donde, tras declarar en los juzgados, fue llevado a prisión e ingresado en un módulo DMS –el «Departamento de Medidas de Seguridad»– al que son destinados los miembros de cuerpos de seguridad, una precaución para evitar que sus moradores sean agredidos por el resto de la población reclusa.
La trama que se desarrolla tras la excarcelación –la del robo de la droga–, narra, en presente y a todo trapo, sus preparativos por un Alfa armado con la Glock 17 y protegido por un efectivo chaleco antibalas Blackhawk. Se nos detallan desde sus intensas y prolongadas vigilancias de la guardería a los inevitables seguimientos, pasando por las sospechas de estar siendo contravigilado por ese Golf negro que persigue a su moto GS… Y así hasta llegar al asalto… donde nada resultará ser lo que parecía.
Sobresale el manejo del idioma que muestra Pere Cervantes. Ejemplo de ello lo tenemos en los retratos («el Pringao tiene cara de pringao, párpados sostenidos por unos palillos invisibles llamados miedo, unas gafas de pasta que el terrorista Urrusolo Sistiaga ya utilizaba en el año 92, y una expresión propia de quien porta en el maletero 50 kilos de problemas»), en las descripciones («dos sillas con marca de una conocida cerveza en mi celda estaban tan fuera de lugar como Donald Trump en una boda mejicana»), así como en las sentencias lapidarias que dan esa característica catadura noir a Golpes («los traficantes, como los boxeadores, siempre piensan que van a ganar, de otro modo no podrían ni pelear»; «el mal habita en las esquinas, en todas, aunque en las horas diurnas se oculte entre las miradas de los niños y las melifluas sonrisas de los soñadores»). Atesora este autor un aplastante dominio, a cualquier nivel, del lenguaje escrito.
No obstante, nos ha parecido que la nervadura que ofrece la historia que se ocupa de la cocaína búlgara, se ve un tanto ralentizada –y, a veces, hasta diluida– por encontrarse salteada con los capítulos carcelarios, a los cuales, pensamos, mejor hubiera ido desempeñar en Golpes una función más concreta y abreviada de «tiempo muerto» para así oxigenar la trama en presente convirtiéndola, de paso, en principal. Tal como están, las rutinas en prisión (las actividades, Montse y sus películas de cine clásico, el negro Foreman, etc.) carecen del ímpetu narrativo servido por las vicisitudes por las que pasa Alfa nada más ser puesto en libertad –y más, una vez producido su reencuentro con Busta–. Recortar (o directamente suprimir) páginas carcelarias para extender la trama del asalto hubiera priorizado lo mejor y más significativo de la novela. Es esta la única sensación no satisfactoria que nos depara Golpes, obra interesante por sus muchos aciertos.
RESEÑA 2.
«Frente a un espejo moteado por el tiempo, bajo la tísica luz de una bombilla que pende del techo, reconozco el rostro de un púgil trasnochado, cuyos ojos diminutos tratan de encajar el impacto de una definitiva invasión de canas, soledad e incontables heridas restañadas».
Golpes, la última novela de Pere Cervantes, galardonada con el Premio Letras del Mediterráneo de la Diputación de Castellón, está basada en hechos reales, tan reales como el amor, la muerte, la cárcel o el narcotráfico. Pere Cervantes ha sido policía y jefe de la Unidad de Delitos Tecnológicos y ahora nos ofrece la historia de Alfa. El personaje de Alfa, subinspector de policía, está basado en gran parte en un compañero de Pere y en una parte de él mismo (aficionado al boxeo, estuvo en Kosovo…). Golpes comienza con Alfa preparándose para robar un cargamento de droga a unos búlgaros. Al salir de la cárcel no ve otra opción y el Busta, antiguo informador suyo, le propone este negocio que no puede encargar a cualquiera. ¿Qué tiene que pasar para que un policía convencido se convierta en un ladrón de droga? Alfa ha trabajado en las calles de Barcelona, País Vasco y finalmente Castellón, ha luchado por la justicia, ha sido formador de tiro… pero un buen día algo se tuerce en el ring y es encarcelado en El Balneario donde pasa 444 noches y falta a dos entierros.
Desde las primeras páginas, repasa cada una de las personas que le ayudaron alguna vez, que le acompañaron en la esquina del ring, como él dice. Cada uno sigue a su manera presente en su día de hoy y cada uno a su manera contribuye a ayudar o hundir más a Alfa.
Otro personaje que nos llamará la atención es Pol, amigo de Alfa, escritor y que le manda a la cárcel la novela Tres minutos de color (obra del propio Pere). Por tanto hay más de nuestro escritor de lo que puede parecer a simple vista.
Como toda novela negra, Golpes tiene un trasfondo de denuncia social. Principalmente, el estado de la justicia que deja a un policía seis años con el sueldo mínimo hasta que se celebre su juicio; el oficio de policía, su dureza, la injusticia de quienes les juzgan por salirse de la ley para defenderla; el trato de algunos funcionarios de prisiones…
El libro está estructurado en 12 capítulos o asaltos de boxeo siguiendo la cadencia presente-pasado. Los flashback nos van contando qué pasó, que trajo al protagonista hasta el lugar donde está y nos explican en gran medida quien es Alfa.
«Una vez fui boxeador profesional, si por ello se entiende que me ganaba el pan por jugarme la salud sobre el ring. Un boxeador jamás deja de serlo. Las lecciones que uno aprende cuando en cada asalto puede llegar tu final. No he dejado de boxear ni un solo día. Porque la vida es un combate en el que siempre terminas luchando contra el mismo contrincante: tú mismo».
Esta es una de las originalidades que hacen de esta novela una gran obra, el autor establece una continua comparación entre la vida y el boxeo y queda patente que algunos golpes, lo son de verdad. Esta es precisamente una de las características del texto literario, que con palabras del discurso normal, nos lleva a un significado totalmente diferente, sugiere y evoca.
La novela está narrada en primera persona y su prosa es en ocasiones poética y a ratos, suena a Sabina. Sobre todo en las historias de amor, o más bien, de desamor. Porque Alfa no puede vivir sin amor aunque él no sepa amar. Siempre rompe el corazón de las mujeres de su vida: Maca, Laura, la Gata…También está su hija a la que desde pequeña dice robó su infancia, de la que se aleja constantemente a pesar de ser su único vínculo con esta vida.
En fin, Golpes me ha parecido una gran novela que aunque destila tristeza y desengaños, nos presenta un personaje que no se deja tumbar, que por muy duro que sea el último golpe, siempre saldrá a flote.
Texto: © Maya Velasco y Manu López Marañón, 2018.
ENTREVISTA CON PERE CERVANTES
- Hemos sabido que recientemente has solicitado una reducción de jornada… Nos gustaría saber si la escritura ha tenido algo que ver en esa decisión.
Digamos que la literatura ha sido “el motivo”. La idea y así está siendo desde que me dedico media jornada a escribir, es disponer de más tiempo y crecer más como escritor, poder dar otro paso adelante. Sentirme más escritor que otra cosa, lograr una fusión con mi verdadera y actual identidad.
- Golpes trata bastante irónicamente el trabajo de escritor. Citas a Pol Pascual, compañero de Alfa que supo retirarse de la policía y ahora escribe novelas: la última, curiosamente, lleva como título Tres minutos de color (como tu famosa obra). Además a Alfa su propia vida le parece muy novelesca, lo que hace que pida a Pol que la cuente, algo que hace suponer que ese es justo el libro que sostiene ahora el lector entre sus manos. Encontramos también un dictamen literario: «El secreto de una novela es crear un personaje inolvidable». Querríamos saber si en otras novelas te refieres también al oficio literario y qué te ha llevado a citarlo en Golpes.
De mis novelas anteriores solo hay otra en la que realicé una inmersión crítica al ambiente literario actual, fue en “La mirada de Chapman” (Ediciones B) donde de hecho un psicópata asesina en una ficticia semana negra de Menorca a participantes de dicho evento. Fue la segunda entrega de los casos de la policía María Médem y el Inspector Roberto Rial.
- ¿También tú sentiste la amargura que presenta Alfa después de sus años de policía?
Tras 27 años en la profesión la botella de mis experiencias vitales está prácticamente llena. Ello implica buenos momentos, eso es evidente, pero también una importante lista de desengaños con el sistema. Según Alfa yo tengo mucho de Alfa ☺)
- Una de las cosas que más nos ha gustado de Golpes es el paralelismo que estableces entre el boxeo y la vida. ¿Qué relación has tenido con el mundo de este deporte?
Sinceramente solo como espectador. No soy un entendido en la materia pero el hecho de haber visto desde pequeño combates junto a mi padre, ya de mayor me dio por indagar sobre el Boxeo desde el punto de vista literario. Fue al leer la maravilla que resulta ser el libro “Del Boxeo” de Joyce Carol Oates y las crónicas de nuestro periodista Manuel Alcántara, cuando surgió la necesidad de escribir sobre esa bella metáfora de vida que para mí es todo lo que envuelve al mundo de los guantes y la lona.
- Dentro de lo que es el pasado pugilístico de Abel Dou, muy bien calzado en el argumento, y del que nada sobra, nos ha parecido que te guardas un dato. Nos referimos a esa muerte de un contrincante de Alfa durante un combate. ¿Se culpabiliza Alfa de esa desgracia? ¿Contribuyó ello a amargar un temperamento ya de por sí difícil y solitario? Son preguntas que quedan sin aclaración… ¿Has pretendido que el lector, por sí solo, sea quien saque sus conclusiones?
La novela es una “non fiction”, lo cual significa que las dosis de realidad y ficción decaen sobre el lado de las primeras. Sin embargo he de decir que todo aquello que se refiere al boxeo no pertenece a la vida de Alfa, fue una licencia que me permití para poder hablar del carácter de boxeador que tiene Alfa sin que él mismo hubiera reparado en ello. Por tanto todo lo referente al boxeo obedece a mi propia inventiva.
- En la documentación para ambientar los capítulos carcelarios destaca ese «Departamento de Medidas de Seguridad» que encontramos en tu cárcel (y al que son destinados los miembros de cuerpos de seguridad para evitar agresiones). Nos gustaría que nos confirmaras si existen realmente tales departamentos y, también, si pueden alojar a militares, o, lo que resulta más sorprendente, a civiles (como pasa en Golpes con el ex president y su hijo).
Así como en la respuesta anterior he confesado que el boxeo pertenece al mundo de la ficción, todo lo relativo a la descripción del denominado Departamento de Medidas de Seguridad y el ambiente que lo envuelve, es real. Como lo es el hecho que a veces, como todo en la vida, las normas quedan relegadas y sin saber muy bien por qué, aparecen en esas celdas civiles que no deberían estar ahí. Pero hay una palabra que podría responder a ello, ahí lo dejo, y es “poder”.
- ¿Es verdad la frase de Alfa en que duda si estar en la cárcel te convierte en delincuente?
No solo es verdad si no que podríamos decir que es el pilar, la idea matriz de la novela. Esa afirmación fue la que me empujó a contar esta historia. La historia de un tipo que sí ha cometido un delito pero no es un delincuente. Y ello merecía una explicación, una recopilación narrativa de matices con las que poder argumentar la frase de Alfa, en la que yo creo.
- Llama enormemente la atención cómo, después de 444 días de prisión preventiva y tras salir de la cárcel, digas que puedan pasar años hasta que tenga lugar el juicio de Alfa. Para alguien como él, suspendido de empleo y sueldo y que subsiste con 800 euros, esto resulta casi una inducción al delito. Teníamos entendido que uno de los principales objetivos del nuevo Código Penal era, precisamente, acercar el juicio al delito cometido aproximando lo máximo posible ambas fechas. ¿Puedes aclararnos a qué puede deberse esa espera de años que en Golpes lleva a una muy peligrosa indefensión de Alfa?
Solo te diré que a menudo asisto a juicios como testigo (en su día detuve a la persona que se está enjuiciando) de casos que tienen más de 7 y 8 años de antigüedad. La justicia tiene varios problemas y uno de ellos es la delación de las sentencias. A menudo me pregunto qué está ocurriendo para que el Ministerio de justicia, gobierne quien gobierne, no busque una solución a la temida justicia impuntual y sus inevitables daños colaterales.
- Estamos al tanto de la literatura negra que procede de Cataluña, y creemos que pasa por un inmejorable momento. Autores como Laura Gomara, Marc Moreno, Daniel Vázquez, Rafa Melero y Esteban Navarro sitúan sus tramas en Barcelona, ciudad con irresistible gancho para el género y que aporta una sólida tradición gracias a los nombres tutelares de Manolo y Andreu. ¿Cómo te encuentras al lado de estos escritores, más o menos de tu edad y muchos compañeros de editorial? ¿Tenéis alguna conciencia de grupo literario? ¿Con cuál autor de los citados (u otros) tendrías una mayor afinidad?
Como bien has dicho nos une ante todo un gran respeto y admiración recíproca por nuestras obras. Es muy agradable coincidir en certámenes negros o presentaciones de libros y compartir experiencias o conocimientos. Nos leemos, aprendemos juntos y avanzamos a la vez. En mi caso no puedo afirmar que tenga una conciencia de grupo literario y más cuando escribir es la actividad más solitaria que conozco. Con muchos de ellos me une una especial amistad, como es el caso de Rafa Melero, compañero también de editorial al igual que Daniel Vázquez.
- Nos ha llamado la atención el dominio del lenguaje que exhibes en Golpes. Más aún tratándose de una novela contada enteramente en primera persona, desde la conciencia de su absoluto protagonista, con las complicaciones técnicas que eso conlleva. Expresiones coloquiales y marginales se combinan con frases profundas y más elaboradas que, a veces, remedan sentencias. ¿Te sientes igual de cómodo en ambos registros, el callejero y el culto? ¿En cuál metes más horas corrigiendo?
Permíteme que me sonría pero es que eso de “meter horas corrigiendo”, en mi caso no creo que tenga que ver con el tipo de lenguaje usado. Sí te diré que es una obra muy corregida, también es breve y ello lo facilita. Me obsesionaba plasmar el mundo interior de Alfa pero a la vez la belleza de algunos de sus pensamientos, de ahí a bañar con un jugo de poesía ciertas sentencias que me las inspiró el propio Alfa con su particular visión de la vida.
Texto de la entrevista: © Pere Cervantes, Maya Velasco y Manu López Marañón, 2018.
Ficha del libro
Título: Golpes
Autor: Pere Cervantes
ISBN: 9788417077464
Año de edición: 2018
Editorial: Alrevés Editor
Nº páginas: 190 páginas
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