«Un festival se hace para el público»
Carlos Bassas del Rey, (Barcelona, 1974) escritor, Licenciado en Periodismo y Doctor en Comunicación Pública con una Tesis Doctoral sobre los orígenes de la crítica cinematográfica en España (Noción y orígenes de la crítica de cine en la prensa española. 1895-1930). Es profesor de Guión Audiovisual y Dirección-Realización en la Escuela de Imagen y Sonido CTL de Pamplona, y creador del Taller de Creación audiovisual Historias mínimas: taller de cortometraje (I y II) en la Universidad Pública de Navarra. Pero además de todo eso, es el director del Festival Pamplona Negra http://www.pamplonanegra.com/es/index.php, un evento que este año celebra su cuarta edición con aportaciones originales y alguna que otra «locura».
¿Cuál es la singularidad de Pamplona Negra con relación a otros festivales del género?
Algunos festivales se parecen entre sí más que otros, pero diría que cada uno tiene sus pequeñas particularidades, no tanto por lo original de su oferta o secciones —que también—, sino por la personalidad de quien los dirige y por el público al que van dirigidos. Hay festivales muy especializados, otros menos, algunos algo más generales… Si tuviera que nombrar dos singularidades de Pamplona Negra serían, en primer lugar, la sección «El crimen a escena», por la que han pasado numerosos profesionales a lo largo de las tres ediciones que llevamos para mostrar al público su trabajo en directo. Hemos asistido al procesamiento de escenarios criminales por parte de policías científicas (escenas reales reproducidas con detalle en el escenario), interrogatorios judiciales, una selección de jurado en directo, el análisis desde el punto de vista de un perfilador profesional de otras dos escenas (también reales, de un crimen resuelto y de otro que aún no lo está) y lo que estas contaban acerca de la personalidad del asesino… Suele ser la sección que más público atrae, lo que habla de otra de nuestras características: que nos dirigimos tanto a un público especializado y muy lector (charlas, conferencias, mesas redondas), como a uno más general que siente un gran interés por el misterio y lo negrocriminal.
¿Qué destacaría de la cuarta edición?
Este año volvería a destacar la presencia de algunos profesionales de la talla de Paco Etxeberria o Vicente Garrido, por ejemplo, en «El crimen a escena», la calidad de todos los escritores que vienen, como siempre, nuestro ciclo de cine y, quizás por encima de todo, la proyección en BSO de la película Psicosis, que estará acompañada en directo por la Orquesta Sinfónica de Navarra. Va a ser algo muy especial porque, a diferencia de lo que suele ver siempre el público, que es una película muda acompañada por músicos en el escenario, Psicosis no es muda, sino que es una película sonora con sus diálogos a la que únicamente hemos eliminado la música, que es lo que tocará la orquesta de un modo acompasado. Es un trabajo increíble y nunca visto. Una locura.
Literatura negra y alumnos de Formación Profesional. Por favor, describa la escena
Siempre he querido implicar más a los jóvenes en el festival, no únicamente llevar a autores a los institutos para que les hablen de novela negra, sino de un modo más participativo y estructural, de modo que este año firmamos un convenio con la Consejería de Educación por el cual alumnos de dos institutos de FP, uno público y otro privado, diseñarían y desarrollarían nuestra nueva web y una APP especial, que no es más que un reto de los escritores de novela negra navarros a la población, una escape room con una serie de acertijos y un caso que resolver por las calles de Pamplona. La colaboración ha funcionado muy bien porque los chavales han trabajado en un proyecto real que pueden ver en «la calle», lo que ha hecho que su trabajo haya sido absolutamente increíble.
Si se quiere perdurar en el tiempo una buena vía es hacer factible la relación entre el evento y la comunidad donde se desarrolla: Huir del ensimismamiento
Es fundamental. Un festival se hace para el púbico, no para que los escritores nos lo pasemos bien reencontrándonos y tomando unas cervezas (cosa que también sucede, por supuesto, y es genial); si no ofreces una oferta variada y de calidad, el público no acude, o no lo hace una segunda vez. Los escritores —me incluyo entre ellos cuando voy a otros festivales— creemos a veces erróneamente que los festivales son importantes para vender nuestros libros, pero creo que nos equivocamos. Si vendemos, evidentemente, mucho mejor, pero lo que debemos hacer por encima de todo es crear nuevo público. Nuevos lectores. Y eso se hace hablando bien, dando una buena conferencia, una buena charla, haciendo que el público nos conozca y se diga: no he leído nada de este autor, pero me ha gustado lo que ha dicho, así que, quizás hoy al salir no, pero otro día me compraré seguro su libro. Los autores descuidamos este aspecto a veces, y te encuentras en festivales con gente que no está a la altura o no ha entendido a lo que iba, y eso sí que es perjudicial para un autor.
Libros, películas, cómics, series de televisión, teatro, radio, periodismo, gastronomía, pintura, música… ¿Se puede pedir más?
Siempre se puede pedir más. Pero como te decía antes, no es tanto una cuestión de cantidad, sino de calidad. A veces no te queda otro remedio —por presupuesto, por tiempo— que ofrecer menos charlas, traer a menos autores, pero la clave está en que los que traigas sean buenos. Suelo tener una norma no escrita —justa para algunos, injusta para otros— y es la de que no suelo traer a nadie al que no haya leído, por supuesto, y a casi nadie a quien no haya escuchado hablar en público en otro festival u otras charlas donde sea y al que no conozca personalmente, aunque sea de un solo café. Para traer a alguien a un festival es importante que escriba bien, por supuesto, pero también que sea un buen comunicador y, por encima de todo, que tenga algo interesante que aportar. A veces comparo los festivales de novela con los de música: están los músicos de estudio y están los de escenario, los de verdad, los que saben lo que se hacen. Porque es en el directo donde se te ven las costuras. Alguien puede pensar que es injusto, que hay grandísimos escritores que son muy tímidos o se ponen nerviosos hablando en público o comunican peor que otros que son auténticos showman…; no me refiero a eso: en Pamplona hemos disfrutado de escritores muy tímidos, que tan solo han dicho dos o tres cosas en una Mesa Redonda, pero que lo que han dicho ha sido espectacular.
¿Festivales gratuitos o terminará imponiéndose que los invitados cobren y el público pase por la taquilla? ¿Se hará realidad?
Nosotros hemos procurado pagar siempre desde el principio, y creo que es algo que deberían acabar haciendo todos los festivales que se lo puedan permitir (no estoy hablando de pequeños festivales con presupuestos de 2.000, 3.000 o 4.000 euros, sino los que superamos los 10.000). Pero es una opción personal. Al final, quien decide si va o no va y en las condiciones en las que quiere ira un festival es el propio autor. Por eso es tan importante para ellos, para nosotros, lo de vender libros, porque, si no, acabas perdiendo dinero. Aunque yo siempre lo he visto como una inversión en uno mismo, aunque no vendas un solo ejemplar. Pero creo que es importante dignificar la profesión y reconocer —y eso se hace a través del dinero— el trabajo de quien escribe. En cuanto a lo de que el público pase por taquilla, ojalá. Nosotros tenemos un sistema mixto, con actividades de pago y otras que no, y eso no espanta a la gente, a veces todo lo contrario. Creo que podríamos empezar por cobrar una entrada testimonial de dos o tres euros por charla a ver qué pasa. Eso también nos ofrecerá una visión real acerca de si la gente que viene a nuestros festivales es público realmente interesado o no, o gente que simplemente pasaba por allí. Siempre hablamos de Francia y Alemania, donde sí se paga por asistir a estos festivales, incluso a presentaciones de libros, y la gente los sigue llenando. El secreto, otra otra educación cultural, supongo. Pero los directores de festivales debemos tener algo muy claro: si cobramos, la oferta que debemos ofrecer al público tiene que ser de la máxima calidad; no nos bastará con rellenar programa, secciones y mesas con muchos nombres, sino que deberemos ofrecer un producto de altísima calidad.
Carlos Bassas del Rey
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