Fantoches, (La novela), Un cadáver exquisito por Luís Granado Pacheco
Fantoches fue y así consta en la publicación “Un folletín moderno por doce escritores cubanos”. Fue creada mucho antes que el “Detection Club”, de Londres. Integrado por maestros del género y que diera un fruto apreciable como fue la obra “El almirante flotante”, que consta con una introducción de la escritora Dorothy L. Sayers, un “Prólogo” de G: K Chesterton y doce capítulos escritos por otros tantos miembros del Detectión Club.
Pero volvamos a Fantoches. Esta novela, también con doce capítulos, ronda, según el escritor cubano, José Antonio Portuondo, entre “la alquimia de los folletinescos misterios y el rigor más o menos científico del Detection Club”.
Esta novela es considerada un “cadáver exquisito”, al ser escrita por varios autores. Diez que escriben su capítulo correspondiente y el escritor número once que escribe el primer y el último capítulo, Carlos Loveira.
A continuación les detallo los capítulos y sus respectivos autores:
- “El automóvil de la muerte”, por Carlos Loveira.
- “El poema eterno del amor que nace”, por Guillermo Martínez Márquez.
- “Un periodista, dos hipótesis”, por Alberto Lamar Schweyer.
- “Abrid a la justicia”, por Jorge Mañach.
- “Un escándalo social”, por Federico de Ibarzábal.
- “El hilo rojo”, por Alfonso Hernández Catá.
- “El charco sangriento”, por Arturo Alfonso Roselló.
- “Vulgaridad absurda y cómica”. (De cómo un personaje gris, dio nombre a este relato), por Rubén Martínez Villena.
- “El crimen de ayer”, por Enrique Serpa.
- “La confesión del juez especial”, por Max Enriquez Ureña.
- “Una noche de gran moda en el Casino de la Playa”, por Emilio Roig de Leuchsenring.
- “Sue, Dumas, Montepin and Company”, por Carlos Loveira.
Cada capítulo está ilustrado, a veces por los propios autores y otras por grandes ilustradores de la época. Entre los personajes aparecen los propios escritores con los nombres cambiados.
El que conozca un poco de la historia de Cuba va a reconocer entre los autores a grandes intelectuales y políticos de la época, todos unidos a lo que llamaron “Grupo Minorista”. La novela o los capítulos fueron publicados en la revista “Social” en aquel lejano año 1926.
La historia comienza con el cadáver de una mujer en un auto y el misterio de quién la asesinó. Pero en este caso el auto estaba en movimiento y el chofer (“chauffeur”, así aparece en la novela), desconoce quién lo hizo.
Cuando le preguntan, él dice que:
“_ Pero si yo creía que Sergio venía con ella. La señorita Conchita y don Julio se bajaron en la Manzana de Gómez, a hablar por teléfono, porque veníamos tan atrasados… Y Sergio me dijo que siguiéramos.
_ ¿Pero se quedó él?
_ ¡Ah! No sé. Me lo dijo desde la acera, y yo, con el apuro, creí que había subido”.
A partir de ahí comienza a desenredarse o peor a enredarse el hilo del misterio o problema presentado desde el inicio.
Debemos recordar que Fantoches significa, “muñeco, marioneta” y cada autor aporta su parte para formar dicho muñeco y como dice en la contraportada de la edición de 1993: “Audaz e interesante intento de novela policial colectiva, que emprenden once autores, miembros del Grupo Minorista, y que aparece en Social a todo lo largo de 1926”.
Lástima que esta novela no se vuelva a publicar para que todos conozcan de esta aventura que emprendieron un grupo de intelectuales cubanos a inicios del siglo XX.
(Todas las notas entrecomilladas fueron tomadas de la edición de 1993 y del “Prólogo” de José Antonio Portuondo, de “Fantoches: Para una segunda lectura” de Armando Cristóbal Pérez, y “Fantoches 1926. Una novela vanguardista” por Dolores Nieves Rivera).
© Artículo: Luís Pacheco Granado, 2019.
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