Etiqueta negra

 

ATZIN NIETO| Corresponsal en México

Era uno de esos sábados en que uno sabe que pasarán cosas interesantes en su vida, como cuando encuentras libros de tus autores favoritos a un precio irrisorio, y después te enteras de que la chica con la que sales te prometió una velada inolvidable, sin embargo, crees que nada podría ser mejor, entonces conoces en persona a Juan Madrid.

Recuerdo que leí en el prólogo de Plan B, (Ediciones Júcar, 1987) novela póstuma de Chester Himes, una anécdota bastante triste que contaba Juan Madrid a Taibo, debido a que, en los últimos años, la esposa del enfermo escritor afroamericano se quejaba de no encontrar editores para su marido. Afortunadamente, los tiempos han cambiado y para bien, ya que las novelas del maestro Himes se pueden conseguir en casi cualquier librería, debido a que sus obras siguen encontrando nuevos lectores que lo veneran. Yo me cuento entre ellos.

Después de una interesante charla sobre el carácter social de la literatura, con los escritores, Juan Villoro, Paco Ignacio Taibo II y Héctor de Mauleón en la XVII Feria Internacional del Libro, en el Zócalo de la Ciudad de México, pude saludar a Juan Madrid y comentarle que me hubiera gustado conocer a Chester para decirle lo emocionante que fue leer, Un ciego con una pistola, la locura de, Por amor a Imabelle, o la adrenalina sulfurante al terminar ¡Corre, hombre! Madrid sonríe y luego dice que era un negro que sabía escribir novelas negras.

La plática con Juan fue breve debido a que era uno de esos sábados en que la lluvia no tendría misericordia, pero no por eso el encuentro se volvió menos gratificante, sino todo lo contrario, ya que tener el honor de conocer al autor de Los hombres mojados no temen a la lluvia, Viejos Amores, Un beso de amigo, Días contados, Cuentos de asfalto o Mujeres & Mujeres, el mismo que comparte junto con Vázquez Montalbán, Andreu Martín y González Ledesma la paternidad del género policíaco en España, y recibirlo en una ciudad “surrealista” como la Ciudad de México, es algo que puede ocurrirle sólo a unos pocos.

Antes de despedirme, pude decirle a Madrid, que teníamos una cita pendiente y que ojalá pronto los caminos de la novela negra nos vuelvan a reunir, con el fin de poder charlar largo y tendido sobre un género que nos ha dado tantos momentos felices, en diferentes etapas de la vida, similares a los que solo las mujeres de anchas caderas que usan lencería de etiqueta negra nos pueden llegar a brindar.

Texto © Atzin Nieto– Todos los derechos reservados

Publicación © Solo Novela Negra– Todos los derechos reservados

 

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