Escribir con verosimilitud: la crónica negra, internet y las series criminales
IZASKUN ALBÉNIZ |
Después de las sensaciones que he tenido tras la lectura de la última novela de mi estantería, confirmo que una de las cosas más importantes y complicadas de alcanzar en un libro es la verosimilitud.
La historia era interesante, el ritmo más o menos correcto, y la narrativa buena. Pero ay. Cuando estaba en plena lectura, atenta a los avatares de la investigación y del protagonista ¡zas! Llegó ese dato inconexo, chirriante. Ese que me hizo despegarme de la lectura y consiguió que se perdiera la magia. Una pena. Y eso que no soy experta en los procedimientos policiales ni en los forenses, pero la incongruencia fue lo suficientemente importante como para poner en tela de juicio la historia al completo.
Dar credibilidad a una narración es, sin duda, una tarea dificultosa en cualquier estilo, pero creo que aún lo es más en una novela de género negro. Procedimientos policiales correctos, descripciones acertadas y por supuesto, cierto grado de realidad en cuanto a las prácticas y recursos forenses son hoy en día absolutamente necesarios para afianzar los pilares básicos de la novela negra y que estos sean creíbles para que ayuden a sostener el peso de la historia.
Y para conseguirlo, el autor debe —en el grado que sea necesario—documentarse. Y por supuesto, hacerlo bien. Ahí llegan las dificultades. No todo el mundo cuenta con una figura cercana de algún profesional al que remitir sus dudas, por lo que muchos de los autores disponen de tres grandes fuentes: la crónica negra, internet y —cómo no— películas y series de género negro. Ahí comienzan los problemas.
Cronica negra
La crónica negra, por ejemplo, es un elemento interesante y útil. Se trata de una sucesión de noticias de la que podemos recabar una información periódica que refleje de manera más o menos objetiva una serie de hechos de modo ordenado y cuyo estilo es de los más narrativos —en contraposición con el común y aséptico propio del género —. Es un buen lugar para buscar y encontrar un desencadenante novelístico con cierta verosimilitud (al fin y al cabo, refleja algo que ha sucedido en realidad) y en ocasiones facilita datos curiosos, pero hay que tener en cuenta que es una fuente de información limitada (tanto en espacio como en forma) al estilo periodístico por lo que exige posteriormente una labor de investigación más exhaustiva de los sucesos que narra.
Internet
Otro de los factores que los autores actuales suelen tener en cuenta es internet. Al fin y al cabo es la biblioteca más extensa y accesible hoy en día, aunque también puede llegar a ser comprometedora si no somos lo suficientemente rigurosos y tratamos con laxitud la información que hemos encontrado. Ser consciente de que esos hallazgos deben ser contrastados (con frecuencia contienen datos defectuosos, incompletos o provienen de fuentes que no son fiables) es un trámite ineludible para dar con la fórmula del éxito en cuanto a la verosimilitud.
Series tv
El tercer elemento del que se suele extraer información relevante y específica hoy en día es la pequeña pantalla donde la multitud de series criminales muestran con detalle muchos de los procedimientos policiales y forenses relativos a las investigaciones. Sin embargo, y a pesar de algunos momentos gloriosos (recuerdo este caso en concreto), conviene recordar dos detalles capitales.
En primer lugar —aunque parezca un tema de perogrullo, es útil recordarlo— el autor debe ser escrupuloso con un asunto crucial que matizará todos los procedimientos de la investigación: el lugar donde se desarrolla la acción —que no tiene que coincidir necesariamente con el de nuestra novela—, y la normativa criminal del país en cuestión.
Otro punto decisivo a tener en cuenta es el asunto de las concesiones en ficción. Recordar que el tempo del capítulo —unos cincuenta minutos en general—es el puntal que marca algunos asuntos forenses y obliga a manejar ciertas libertades que no se corresponden con la realidad —por ejemplo los tiempos de recepción de las pruebas de ADN—, es necesario para no caer en errores que los lectores detectan rápidamente y que abocan los niveles de credibilidad al sótano más oscuro. Afortunadamente, aún se pueden encontrar algunas fuentes de buena documentación en series de procedimientos forenses como El lector de huesos cuyo contenido es una base comprensible y real para fundamentar correctamente sobre los métodos forenses.
En cualquier caso hay una verdad universal a tener en cuenta: el lector medio ha cambiado. Ya no es una tabula rasa sobre la que verter una historia —con esas concesiones propias de la realidad ficcionada—, sino que gracias al bagaje de la red, de las novelas y de algunas series criminales que ahora mismo llenan nuestras pantallas maneja cierta información y es además exigente.
Así que si una novela actual quiere hacerse un hueco en la mente —y el corazón— del lector no solo debe ofrecer un argumento interesante y unos personajes con cierta profundidad. Además conviene acompañarla por un ritmo adecuado y ante todo envolverla con un manto de credibilidad. Una tarea nada fácil, por cierto. Un auténtico desafío.
Texto © Izaskun Albéniz . Todos los derechos reservados.
Publicación © Solo Novela Negra. Todos los derechos reservados.
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