Entrevistamos a Anna María Villalonga
Pilar García | Granada
Una mujer que derrocha talento, inteligencia y sabiduría, y que no duda en compartirla con todos los que la rodean.
Trabajadora incansable, docencia, investigación, literatura, congresos, critica literaria, cine, presentaciones, novela negra, blogs de cine y de noir, se ha convertido en un referente para muchas de las personas que la seguimos.
Comprometida socialmente con el mundo que le rodea, no duda en posicionarse abiertamente y vivir en coherencia con su manera de pensar.
Es alegre, inquieta, extrovertida, generosa, sencilla, cercana. Ella es Anna María Villalonga.
Gracias por concedernos esta entrevista, Anna.
Profesora de literatura catalana en la UB. Escritora, investigadora, crítica literaria y de cine. Especialista en novela negra. Colaboradora de Tiana Negra, Festival de la novela negra catalana, y miembro de La asociación En Negre para la defensa y promoción de la novela negra en catalán. Colabora regularmente en varios medios y es creadora de varios blogs de noir y de cine. Ha publicado relatos en libros colectivos. En 2013 publicó ‘Les veus del crim’ (conversaciones con doce autores de novela negra catalanes) y coordinó la Antología de relatos ‘Elles també maten’. En 2014 ha aparecido su primera novela publicada: ‘La dona de gris’, traducida al castellano ‘La mujer de gris’, y en 2015 participó en la Antología ‘Noves dames del crim’, 13 escritoras para 13 relatos negros. Su última novela El somriure de Darwin publicada en Enero de 2017, finalista en el premio Valencia Negra 2017, y que ya va por su segunda edición. En su traducción al castellano está trabajando la propia autora.
De profesión ¿escritora?
Bueno, a mí me cuesta hablar de la escritura como profesión. Por dos motivos. Por un lado, porque hoy en día, en España, es prácticamente imposible vivir de la escritura. Por otro, y principalmente, porque para mí escribir es un acto creativo, un compromiso artístico, una forma de expresión.
¿Cuándo supiste que querías dedicarte a escribir?
Desde siempre. Con 8 o 9 años ilustraba mis propios cuentos. Con 11 ya había escrito novelitas breves y había ganado algún premio literario. Luego, de adolescente, también gané el primer premio de Barcelona en aquel famoso concurso de redacción que organizaba la Coca-Cola. Escribía sin parar y después se lo leía a mi hermano y a mi madre o les pasaba los originales a mis amigas del colegio y del instituto. Cuando alguien me preguntaba qué quería ser de mayor, respondía “escritora”. Sin dudarlo. Luego empiezas a estudiar Filología, entras en la docencia y en el mundo académico, investigas. De un modo u otro siempre estás leyendo y escribiendo.
Lo mejor y lo peor de ser escritor
No sé qué decirte. Lo mejor es sin duda el impulso que te lleva a escribir, el placer del acto de crear, que puede ser muy intenso. También resulta muy gratificante tratar con el lector, saber que lo que has escrito ha hecho feliz a alguien. Lo peor no lo sé a ciencia cierta. Seguramente está relacionado con la locura de nuestra sociedad, donde la cultura de verdad no cuenta y lo que manda son las modas y los personajes mediáticos. Eso desanima. A mí me desanima como profesora de literatura y como escritora.
¿Qué autor o autores han marcado tu recorrido literario?
Son tantos que la lista resulta imposible de reproducir. ¡He leído tantísimo desde muy pequeña! Supongo que, a lo largo de la vida, vas impregnándote de todo aquello que más te motiva, que más te llega. De aquello que se queda dentro de ti. Siempre he sido muy ecléctica, de manera que he leído de todo, sin prejuicios ni apriorismos. Creo que esto es lo más sensato que puedo decir.
¿Qué te llevó a decantarte por el género negro?
Los libros de misterio, terror, intriga, etc. siempre han estado presentes entre mis lecturas. Siempre me han gustado, desde muy pequeña. El cine de suspense también. Supongo que te vas metiendo en el tema y llega un momento en que te descubres a ti misma investigándolo y trabajándolo a todos los niveles. No es algo premeditado. Al menos en mi caso. Ha sucedido y ya está.
Aparte de Noir, escribes…
Bueno, yo he escrito muchas cosas. Y muchas historias que no tienen nada que ver con el noir. Tal vez diría, sin embargo, que todo lo que escribo, incluso si es un relato para niños, posee un contenido social. La literatura tiene que marcarnos, tiene que golpearnos y conmovernos. Si no, para mí no funciona.
Algún libro que haya marcado tu infancia/adolescencia y por qué
Empecé con los tebeos, la literatura juvenil, los típicos libros de aventuras, pero en un sentido muy amplio. Me gustaba todo, todo lo devoraba. En mi casa no había filtros, mis padres y mis abuelos me compraban todos los libros que les pedía, que eran muchos. Nunca se lo agradeceré lo suficiente. Podía leer sin cortapisas, a pleno pulmón. Algunos libros los leí antes de lo que correspondía y me hicieron daño. Por ejemplo, A sangre fría de Truman Capote. Sin embargo, ahora no lo lamento. Me parece que fue una suerte, porque eso me formó a fondo y me convirtió en la persona que soy. Un libro que, cuando tenía quince o dieciséis años, caló muy hondo en mí fue Las uvas de la ira, de John Steinbeck. ¡Pero podría citar tantos!
¿Cómo surgen las ideas para tus novelas?
Depende. Algunas ideas llevan fraguándose mucho tiempo dentro de mí. Hay historias que están ahí, en un rinconcito, y un día salen a la luz. Otras proceden directamente de la observación del entorno, del mundo que nos rodea. Lo que más me interesa son las personas, los personajes, el interior de la gente, aquello que nos sacude y nos condiciona. Y la palabra, el estilo, la atmósfera del relato. Llegar a lo más profundo del lector.
¿A qué dedicas tu tiempo libre?
Mi tiempo libre y mi tiempo de trabajo se confunden enormemente. Porque me dedico a aquello que me gusta y por tanto trabajar es un placer. ¿Qué hago? Pues leer, ver películas, escribir, oír música, pasear. Me gustaría tener tiempo para estar con animales y en mayor contacto con la naturaleza. Los animales me vuelven loca.
Qué crees que movería el mundo hacia la justicia social.
No lo sé, porque no creo que haya remedio. El hombre no tiene solución. Solo la igualdad y la equidad podría salvarnos, pero es una utopía absoluta. No pasará.
Un buen hombre del siglo XXI
El concepto de bondad es relativo. No hay absolutos. Pero sí que hay hombres que hacen cosas buenas, o por lo menos lo intentan. Del siglo XXI no sé si conozco alguno, porque solo estamos en 2017. Además, prefiero no dar nombres. Tal vez los hombres buenos son todos esos que pasan por la vida luchando como jabatos y se van en silencio, anónimamente. Hay mucha gente que sufre. Quiero citarlos a ellos, a los que sufren.
Un malvado del siglo XXI
Todos los canallas que han antepuesto sus intereses, sin escrúpulos, a los de los demás. En la lista estarían, arriba de todo, la nómina de dictadores y tiranos, de asesinos de guante blanco, los que mueven los hilos a su antojo y en beneficio propio. Ahora hay uno en la Casa Blanca, sin ir más lejos.
Hoy cualquiera se hace llamar escritor, ¿estamos prostituyendo el oficio?
Sí. Sin duda, sí.
Qué te gusta leer
Bueno, creo que ya ha quedado claro que leo de todo. Por mi trabajo, por mis clases, es normal. Me gusta la buena literatura, pertenezca al género que pertenezca y venga de donde venga. Últimamente, por motivos obvios, leo más novela negra que nunca. Pero no solamente, por supuesto.
¿Dónde te sientes más cómodo trabajando?
En casa o en mi despacho de la Universidad, que es muy tranquilo y acogedor. Lo que necesito es silencio y concentración.
Qué ingredientes ha de tener una buena novela Noir para ti
Suspense, intensidad, claridad expositiva, nada superfluo, personajes bien trabajados, verosimilitud…
¿Cómo explicarías la violencia de los seres humanos?
No soy una experta, no puedo explicarla. Creo que es inherente a la especie. Siempre se dice que el hombre tiene un lado oscuro, y seguro que es así. A mí me cuesta de entender, porque soy una persona muy pacífica. Pero está claro que existe, y a lo bestia. El hombre es un depredador, un destructor. Creo que a veces el hombre tiene miedo, está totalmente perdido, y su respuesta a eso no es positiva. Es atacar.
¿Concibes la novela negra como la literatura comprometida actual?
La novela negra y toda la literatura. La literatura, el arte, es siempre compromiso. De un modo u otro. Siempre. Lo que pasa es que hay que abrir la mente a la hora de definir la palabra “compromiso”. El compromiso no significa la reproducción mimética de la realidad, la explicación histórica. El compromiso es mucho más. La creación artística siempre debe establecer un diálogo entre emisor y receptor. Y de ese diálogo se han de derivar reflexiones, sensaciones, conmoción. Si no es así, es que algo falla. Significa que se ha roto el canal.
En pleno siglo XXI es obvia la evolución del hombre, pero ¿y la involución?
Ahora voy a soltar un tópico. Pero creo que evolucionamos en un sentido (técnico, científico) pero en el resto no hemos cambiado apenas. Ignoro si podemos hablar de involución, pero emocionalmente nos parecemos mucho a nuestros antecesores. Y no sé hasta dónde me podría remontar para justificarlo. Pero muy lejos, seguro.
¿Qué es para ti más Negra la ficción o la realidad?
Las dos cosas. Se retroalimentan, se imbrican, se relacionan. La ficción queda fijada, la realidad muda cada día. Creo que son dos caras de la misma moneda. Para mí es muy difícil entender la realidad sin la ficción. No me imagino la vida sin ficción. De ninguna manera.
Dicen que todos somos un asesino en potencia, ¿qué crees que puede llevar a un hombre a asesinar?
La defensa de los seres queridos o la defensa propia. Eso lo entiendo. El resto de motivos se me escapan. El peor asesinato es el asesinato institucionalizado. La pena de muerte, el hecho de que el estado se crea con derecho a quitar la vida a alguien, haya hecho lo que haya hecho. Es algo que me rompe por dentro, no lo puedo soportar.
El proceso de documentación más complicado que recuerdas
No tiene nada que ver con la escritura de ficción. Sin lugar a dudas, es muchísimo más complejo documentarse como investigador, como científico. Para los artículos académicos, para las tesis doctorales. Eso sí que es complicado y duro.
Qué parte del proceso de creación de la novela disfrutas más.
Cada obra es distinta. Pero cuando escribes un párrafo o un capítulo que te parece redondo, cosa que no suele ocurrir si eres exigente, te sientes muy muy bien.
¿Cuál es la mayor dificultad que has encontrado en tu camino literario?
El problema es comprometer a un número suficiente de lectores. Hoy en día la gente lee poco, compra pocos libros.
La mejor novela que has leído últimamente y por qué.
Me limitaré al año pasado, porque, si no, me resulta muy difícil escoger una. De las leídas el año pasado, diré una novela en catalán, de Mònica Batet. Se titula Neu, óssos blancs i alguns homes més valents que els altres. No está traducida al castellano y no es negra. Es una gran novela sobre el valor de la palabra y de la imaginación, una denuncia del totalitarismo, un precioso ejercicio literario.
Si hablamos de negro, la que más me gustó el año pasado fue Maldita verdad, de Empar Fernández.
En tu opinión, que ha aportado y aporta la mujer al género negro.
Creo que nos hallamos en un momento crucial. Hay una gran presencia de la mujer en el género negro que se está publicando ahora mismo. Esa presencia es vital para renovarlo, porque la voz “negra” femenina no está sujeta al purismo trasnochado que arrastran algunos hombres. La aportación de la mujer me parece la más fresca, la más innovadora, la más original y la de mayor altura literaria. Por supuesto, no me estoy refiriendo a ese estilo costumbrista y doméstico que perpetua roles femeninos y que pervierte el género. Tampoco estoy diciendo que no haya hombres que hagan literatura negra de nivel, por supuesto que no. Sin embargo, la mujer se acerca al noir con menos inhibiciones y eso es imprescindible si queremos dejar el pasado atrás.
Te parece significativo que no haya ninguna comisaria de Festivales negros en España.
Sí, pero no es extraño. Ocurre en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Sin embargo, es cuestión de tiempo, las cosas van cambiando y mejorando, aunque sea despacio. Todo se andará.
¿A qué crees que es debido?
Ya te digo, es el reflejo de lo que ocurre a todos los niveles sociales, desde la familia al trabajo y a la vida en general. Pero como reza un conocido eslogan, The future is female. Las mujeres llegan pisando con fuerza. Y son imprescindibles para cambiar ciertas orientaciones del mundo en que vivimos. Ya lo verás.
El mundo Noir ¿Es un mundo mayoritariamente de hombres?
Sí, claro que sí. Ha sido así durante décadas. De hecho, el género negro americano, el sacrosanto hard-boiled, es machista, sexista, homófobo, racista. En fin, lo tiene todo, por mucho que hayamos disfrutado enormemente de la lectura de las novelas que lo integran.
Por otro lado, en la actualidad todavía padecemos las consecuencias de ese mundo de hombres. No hace falta que te recuerde desagradables polémicas aún muy recientes. Cuando a las escritoras o estudiosas solo nos invitan a mesas compuestas por mujeres, a hablar de las novelas escritas por mujeres o a tratar temas supuestamente de mujeres, nos están discriminando. Implícitamente, nos posicionan como algo secundario y distinto, menos serio, menos importante. Por suerte, muchas hemos alzado la voz en los últimos tiempos. Esto ya está dejando de ocurrir y hay hombres que también lo ven claro. Esa posición tan “de hombres” es retrógrada y casposa. Confío en que esté a punto de desaparecer.
¿Crees que la “institucionalización” de los festivales noir está mermando la libertad en las programaciones?
La verdad es que no lo sé. Quiero pensar que no. Pero seguro que algo sí.
¿Alguna asignatura pendiente?
Hombre, muchas. La vida es una constante asignatura pendiente, porque nuestro motivo principal ha de ser aprender cada día, aprender, aprender. Y eso no se acaba nunca. Nunca.
Si no hubieses sido escritor te hubiese gustado ser…
Veterinaria, zoóloga, rescatadora de animales… va por ahí.
Recomiéndanos tu última novela
Se titula El somriure de Darwin y pronto saldrá en castellano, traducida por mí misma: La sonrisa de Darwin. Es un texto comprometido, muy duro, con pocas concesiones, pero tierno al mismo tiempo. Nos habla de problemas del mundo contemporáneo y, a la vez, de cuestiones universales. Tres personajes que confluyen en el espacio, con pasados complejos, y que acaban relacionándose por azar. Un indigente, una mujer solitaria, un joven violento. Y un perro entrañable que servirá de hilo conductor. Es una novela que marca al lector, que no puede dejarlo indiferente, que nos pone un espejo ante los ojos para que veamos cómo somos en realidad. No sé, me cuesta un poco describirla ahora mismo. Es una novela de personajes extremadamente crítica, muy intensa. Y que pretende golpear.
Tus próximos proyectos…
Uy, el tema da para mucho. He escrito 4 relatos para 4 antologías (el último aún lo estoy escribiendo), tengo entre manos un trabajo precioso sobre Manuel de Pedrolo que llevamos a término entre diversos estudiosos, estamos empezando un proyecto muy bonito de audiolibros con un grupo de gente que se dedica a la locución. Y, por otro lado, la mente va cavilando, sin prisa, acerca de una nueva novela. Mis clases, mis artículos… En fin. Una rueda interminable. Yo soy así. Nunca paro de trabajar.
© Pilar Garcia, 2017.
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