El extraño caso del Señor Klein de Javier Quirce por Antonio Fernández

Nos acercamos a la novela de Javier Quirce, una novela que intenta de una manera lejana acercarse al mundo de la novela negra, pero siendo más negra que novela.

El autor intenta establecer una historia en la fastuosa ciudad de Hong Kong para que el relato tenga un escenario exótico, sin embargo, la descripción de la ciudad podría ser el Barrio Chino de Barcelona, ya que los lugares surgen de una manera algo artificial. Uno tiene la sensación que los ha mirado en google maps, y solo de pasada.

Además, hace acopio de un gran número de tópicos de películas, como podría ser «Golpe en la pequeña China.» Es más, incluso no se denota ninguna descripción que pueda hacerte sentir como es un ambiente chino, o como es en realidad la ciudad. Hay trabajo detrás, pero le ha faltado concretar mejor los escenarios.

La acción se desarrolla en la época contemporánea a la nuestra, sin embargo, hay rasgos de las películas de gánsteres de los años 50, como es el hecho de fumar dentro de la habitación de un hotel de lujo. Incluso la visita de un apartamento en la planta 27, que tiene ventanas al exterior, en la actualidad esto, por ejemplo, se nos antoja bastante inverosímil. Solo son un par de ejemplos de cómo los escenarios de la acción están poco elaborados.

En cuanto a los personajes, la percepción de ellos es como si hubieran sido descritos por personas diferentes, dado que muchos de ellos, incluso el protagonista tiene tintes de tener doble personalidad, ya que en momentos son afables, inocentes, buenas personas, y en pasajes posteriores son totalmente opuestos. El personaje principal se convierte en bipolar en la segunda parte de la obra, ya que no reconocemos su personalidad confrontándola con la primera parte de la obra.

Estas descripciones/conversaciones a veces son utilizadas de manera tan exageradas, y tan extensas que agobian, e incluso aburren, por poner un ejemplo, el protagonista es descrito, en innumerables ocasiones, y su vida parecía de dominio público, ya que sabían absolutamente todo de él en todas sus épocas de su vida, y no se refiere a capítulos generales, sino a cuestiones intimas como si lo hubieran vivido con él. Llegando a pensar que ¿para que necesitan un investigador español mediocre?, si ya lo saben todo de la gente. Extensos diálogos con personajes secundarios que no acabamos muy bien de entender.

El escritor a través de los personajes intenta sacar a relucir numerosos temas de conversación temas de diferentes artes, ya sea política, cultura, religión, que no vienen en consideración dentro de una conversación entre dos personas, cuando una de ellas se extiende durante una página y media de lo que sabe de Nietche, o Kant, o buda. Incluso llega a mezclar políticas, como la americana y la europea, y no acabamos muy bien de entenderlas

Para ponerle más sustancia al relato, introduce algún pasaje de sexo, pero la exposición de los actos es tan simple y plana, y con tan poca pasión, tan robótica, que podría salir en algunos de los libros de Teo va al cole.

El relato se hacía pesado y cansado, y solo la resolución del caso, daba la chispa de ganas para terminarlo, sin embargo, entiendo que el escritor consideró que era muy extenso o se le acabaron las ideas, por cuanto lo finalizó, como aquellas películas de serie B y muy bajo presupuesto de Steven Segal.

Es una novela que empieza mejor que acaba y estoy seguro que habrá gente que le pueda gustar este tipo de lectura, a nosotros como veis se nos ha atragantado un poco, pero tiene varias obras publicadas y sabemos que también que hay lectores que la han disfrutado, así que ya sabéis, la mejor opinión es la que se forma uno mismo, leed y ya me diréis.

©Reseña: Antonio Fernández, 2020.

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