“El dulce veneno de la Novela Negra” Entrevista a Gabriel Wainstein por Guillermo Anderson
Hoy entrevistamos a Gabriel Wainstein para hablar de su programa, El dulce veneno de la Novela Negra.
- Guillermo Anderson – ¿Cómo surgió el programa?
- Gabriel Wainstein – Creo que en el surgimiento del programa confluyeron dos factores. Soy lector de novela negra desde hace más de 35 años y, desde mucho antes, recomendaba libros a mi entorno, en especial, a la familia y los amigos. Por otra parte, a partir del año 2010 formé y dirigí el área audiovisual de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Desde allí generé varios proyectos de series televisivas, entre ellos, una serie documental sobre los escritores argentinos que habían ganado el premio Hammett. Ese proyecto fue presentado a un par de concursos de producción, pero no fue seleccionado. Desde entonces me quedó como una cuenta pendiente, un sueño a cumplir. A fines de 2014 pusimos en marcha la radio de la universidad, y en ese momento me surgió la idea de transformar esa serie televisiva en programa de radio. Luego de un período de preparación, a principios de 2015, el programa empezó a salir al aire con un formato de una hora semanal que aún hoy se mantiene. Aclaro que no soy crítico literario. Soy periodista, durante varios años trabajé como guionista de cine y TV pero, ante todo, soy un lector apasionado. Mi idea no es hacer crítica sino compartir con los oyentes mis experiencias de lectura, mi amor por el género.
- GA – ¿Hace cuantos años que sale al aire?
- GW – Hace 5 años, desde junio de 2015.
- GA – ¿Por qué la temática elegida?
- GW – Como te decía soy lector del género hace muchos años. Si bien la lectura me apasionó desde los 8 años, cuando comencé con Julio Verne, el descubrimiento de la literatura policial se dio a los veintipocos, junto a mis amigos del bar. Mi entusiasmo por ese universo literario creció rápidamente. Mi biblioteca, hasta entonces nutrida de clásicos, literatura latinoamericana y ciencia ficción, se empezó a poblar de otros nombres. Junto a Gogol, Borges, Carpentier, Le Guin y Zelazny aparecieron Chandler, Goodis, Sara Paretsky, Vázquez Montalbán, Andreu Martin, Sasturain y Feinmann.
- Había características que me resultaban muy atractivas en estos escritores y escritoras. Ante todo, que privilegiaban lo narrativo, contaban buenas historias. Nunca me atrajo cierta novelística “de prestigio” que prescinde o pone en segundo plano la narración. Por otra parte, tenían una mirada realista sobre el mundo, la sociedad y la condición humana. Los lugares donde transcurrían las historias, los personajes, sus pasiones eran creíbles, cercanas a mi experiencia en la vida, palpables. Por supuesto, me importaba la forma, la escritura, la relación entre lo que se cuenta y cómo se relata. Además, me llamaba mucho la atención la manera en que cada autor conseguía encontrar su propia voz dentro de ciertos moldes que tienen que ver con el género, sin perder la originalidad. A todo esto, se fue sumando una cierta pretensión absurda que podría llamar enciclopédica. Creía que, si bien es imposible conocer toda la literatura, tal vez se podía hacerlo con una parte. Conocer toda la novela negra. Por supuesto que también eso es insostenible. Si elijo dos páginas cualesquiera del libro de arena y quiero contar cuantas hay entre ellas descubriré que son infinitas. Sin embargo, a medida que me fui introduciendo en la literatura policial, fui encontrándome con su riqueza, más y más autoras y autores talentosos que desde los lugares más diversos del mundo producían obras valiosas. Soy un agradecido a ellas y a ellos, que han enriquecido mis horas de lectura y, por lo tanto, son una parte importante de mi vida. Compartir las lecturas con la audiencia del programa es a la vez un enorme placer y una forma de agradecimiento.
- GA – ¿Anécdotas para contar de todos estos años?
- GW – Es muy emocionante el contacto, a través de las redes, con las y los oyentes. Hace unos meses, me comentaba un muchacho de «veintipocos», de Centroamérica, que se hizo lector a partir de escuchar uno de los programas. Le despertó la curiosidad y, de allí, el amor por la lectura. Me conmovió profundamente. Al leer su mensaje pensé: misión cumplida.
- Por otra parte, el programa me llevó a ponerme en contacto con muchos escritores que admiro. De Argentina, pero también de otros países: España, México, Panamá, Italia…
- Otra experiencia importante tuvo que ver con dedicar una serie de programas a la historia del policial argentino. Para realizarlos, recorrí colecciones de revistas de los primeros años del siglo XX donde se publicaban narraciones policiales. Entre ellas, algunas aventuras de Sherlock Holmes que transcurrían en Argentina, por supuesto que escritas por autores locales, no por Conan Doyle. Como soy bastante obsesivo, la historia me apasiona, encontré algunos cuentos que no eran conocidos por los investigadores académicos. Luego, al continuar con mi búsqueda, encontré una novela por entregas también desconocida: “La audacia de Nelson White”. Lo interesante es que hasta ese momento, se consideraba que la primera novela policial argentina del siglo XX era “El enigma de la calle Arcos”, de 1932. Si bien en el siglo XIX se editaron algunas novelas policiales en nuestro país, se consideraba que en las primeras décadas del XX sólo se habían publicado cuentos del género. “La audacia de Nelson White” apareció entre 1910 y 1911, veinte años antes de “El enigma de la calle Arcos”. Una consecuencia sorprendente de hacer un programa de radio.
- GA – ¿Entrevistas pendientes por realizar?
- GW – En principio entrevisto solamente escritores hispanoparlantes ya que mi dominio de otros idiomas es nulo. Tengo pendiente dedicarles capítulos a Sergio Olguín, María Inés Krimer, Ernesto Mallo, Juan Sasturain , Raúl Argemí, Claudia Piñeiro, Nicolás Ferraro y Fernando López, entre otros. Espero, cuando volvamos al trabajo presencial, poder concretar esas entrevistas. Me gustaría mucho también poder entrevistar a Andreu Martín.
- Más allá del contexto de pandemia ¿Cómo ve la escena de la Novela Negra en Argentina, Latinoamérica y el mundo?
- En principio veo que el género florece y se multiplica en todo el mundo. Es frecuente que aparezcan escritoras y escritores que producen libros interesantes y renuevan el género desde ópticas novedosas y originales. Por supuesto, no todo lo nuevo es bueno, pero entre tanta producción siempre surgen obras muy valiosas.
- En Argentina tenemos muchos escritores y escritoras de novela negra que me gustan mucho, que construyen historias sólidas, personajes contradictorios, tridimensionales; que tienen una mirada personal sobre el mundo que los rodea, que dominan la escritura, buscadores de la palabra precisa, la forma perfecta. Un disfrute adicional al leerlos es encontrarme con lugares y personas cercanas a mi experiencia cotidiana con la realidad.
- Me gusta mucho leer autoras y autores de otros países de la región: Chile, Perú, Brasil, Panamá, Cuba… Sin embargo, es más difícil conseguir en nuestras librerías novelas negras latinoamericanas que norteamericanas, europeas o inclusive de países más lejanos como China o Sudáfrica. Una excepción es México. Tuve oportunidad de leer bastante literatura policial mexicana muy valiosa. Claro que para hacerlo tuve que atravesar una barrera idiomática compleja. Aunque compartimos el castellano, el habla cotidiana y algunas jergas particulares son muy lejanas a las nuestras y dificultan la comprensión. No me olvido mi estupefacción cuando me tropecé con la expresión “una chucha cuerera bien mascada”, no conseguía comprender uno sólo de sus términos.
- En cuanto a la novela negra en el mundo, creo que está en plena expansión y en la cantidad aparece la calidad. Claro que hay muchos repetidores de fórmulas faltos de talento, pero también hay mucha literatura que va de lo muy bueno a lo excelente.
- Una excepción, a mi entender, es la proliferación de novelas sobre asesinos sicópatas. En general, se basan en copiar esquemas ya probados que me resultan muy poco interesantes. Por otra parte, en muchos casos, encuentro una superficialidad al encarar el tema de la muerte violenta, del dolor de las víctimas. Estos asesinos ficticios generalmente encuentran su primera víctima en la buena literatura.
- GA – ¿Podría recomendar una novela que haya leído este año?
- GW – Con la pandemia multipliqué mis horas de lectura, que ya eran muchas porque no veo series, ni películas, ni TV, ni futbol. Pasé de leer dos o tres libros por semana a cuatro o cinco. Si tengo que recomendar una sola, que es muy difícil, creo que me quedaría con Cruz, de Nicolás Ferraro.
- GA – ¿Autores que pueda recomendar de la escena local?
- GW – Sin pensarlo mucho, y seguro que hay omisiones, me surgen Sergio Olguín, Guillermo Orsi, Ernesto Mallo, María Inés Krimer, Miguel Ángel Molfino, Claudia Piñeiro, Martín Malharro, Fernando López, Nicolás Ferraro, Eduardo Goldman, Juan Sasturain y Rubén Tizziani.
- GA – ¿Autores de la escena internacional?
- GW – Por supuesto, Chandler, Chandler y Chandler pero, para no caer en lo obvio, te voy a sugerir algunos muy buenos que tal vez no sean tan conocidos.
- Entre los clásicos Geoffrey Homes y Charles Williams. Los creadores del Neopolar francés, en especial Jean-François Vilar. Los españoles Claudio Cerdán, Alexis Ravelo y Rosa Ribas. De Italia, Roberto Costantini y Valerio Varesi. El escocés William Mc Ilvaney. Los norteamericanos James Lee Burke, James Crumley y Tawni O´Dell. De México Rafael Bernal y Bernardo Fernández.
- GA – ¿Día, horario, vías para escuchar las transmisiones y vías de comunicación?
- El programa se emite los martes a las 21, hora argentina, generalmente desde febrero a diciembre. Vía streaming lo encontrás en https://gmedios.net.ar/mestizaradio
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©Entrevista: Guillermo Anderson, 2020.
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