Concurso Homenaje a los clásicos, Matar es fácil por Sergio Sánchez Díaz
Extracto del relato presentado por Sergio Sánchez Díaz para el Concurso Homenaje a los clásicos
Matar es fácil
Connor se recostó en el sillón de su despacho y puso los pies sobre el escritorio. Cogió el vaso de plástico por el borde con dos dedos y sopló el oscuro y humeante líquido antes de sorberlo con cuidado. La máquina expendedora de la comisaría tenía la mala costumbre de crear un aguachirri sucio y ardiente como la lava al pulsar el botón de café solo. Siempre se le escapaba una sonrisa al pensar que los bomberos deberían llevar trajes hechos con el material de los vasos de esa máquina.
Abrió el periódico y comenzó a leer las noticias. Le gustaba llegar media hora antes a su puesto, esos treinta minutos eran los que necesitaba para tomarse el café y leer un poco. Nadie se atrevía a molestarle durante su ritual mañanero. Una vez un agente novato lo había interrumpido y acabó un mes ordenando el archivo del sótano.
El turno de mañana ya había reemplazado al nocturno y el bullicio de compañeros saludándose y contando las anécdotas del día se iba apagando conforme los agentes ocupaban su puesto. Connor se levantó, abrió la puerta del despacho y se dirigió al baño con el periódico bajo el brazo.
Se sentó en la taza y continuó leyendo el periódico mientras dejaba trabajar a su cuerpo en el estrecho reservado.
Al cabo de cinco minutos se abrió la puerta de fuera.
—¿Está aquí, comisario?
—¿Qué coño quieres ahora, Jenkins? Ni cagar tranquilo puede uno.
—Un hombre pregunta por usted, dice que es urgente.
—Todo el mundo viene con urgencias, que alguien le atienda y listo.
—Dice que sólo hablará con usted, con nadie más.
—Joder, pues que espere. Hoy tengo la almorrana a punto de reventar, no vuelvo a comer tacos en el puesto de abajo.
(Continuará)
©Concurso Homenaje a los Clásicos: Sergio Sánchez Díaz para Solo Novela Negra, 2021.
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