Barroso True Crime, La ópera de la mano cortada (Intermezzo) por Ignacio Barroso
4 de febrero de 1954. El hombre del tiempo había sido tajante en su pronóstico: borrasca, de las que hacen época, además. Pero la justicia no entiende de inclemencias climatológicas ni adversidades por el estilo y un papel firmado por un juez, va a misa. En este caso, con comitiva al cementerio para exhumar los restos de Margot y autopsia de por medio. Conclusiones que ponen los pelos de punta al más pintado cuando desamortajan el cuerpo y empiezan el trabajo para descubrir que «el cadáver se encontraba en poca intensa putrefacción dada la fecha de inhumación, pero en correspondencia con la fría temperatura de los días transcurridos […] El rojo cabello estaba cortado en gran proporción y en mechones irregulares, como a tijeretazos […] [también] el vello del pubis […] En la flexura del brazo derecho se encontró una incisión lineal, de poco más de un centímetro de longitud, en vías de cicatrización, al parecer por una sangría practicada en vida, y una puntura con equimosis, como de haberle hecho una inyección también en vida […] El antebrazo derecho está amputado a nivel del tercio inferior y la superficie de amputación está cubierta por una gasa sujeta con esparadrapo, y cuando se retiró este apósito se encontró que las partes blandas fueron seccionadas con un instrumento de corte fino, quedando los bordes limpios y los huesos cúbito y radio fueron en parte cortados limpiamente y el resto quedaron astillados, como terminados de romper por flexión forzada […] [la amputación] ha sido causada después de la muerte […] Las cuencas orbitarias estaban llenas de algodones que olían como si hubieran estado impregnado de alcohol, y al extraerlos, se encontraron aquellas vacías, sin los globos oculares correspondientes. Abierta la cavidad bucal se apreció que la lengua había sido seccionada con un instrumento que dejó limpia la superficie de corte, a unos tres centímetros por detrás de la punta, faltando el segmento anterior…».
Con estas pruebas delante, el juez actúa de oficio. Nueva detención para el señor Bassols en el mismo salón velatorio donde el cuerpo había sido examinado, y de vuelta a la calle Princesa que toca buscar los ojos y la lengua extraviados. La marquesa, toda halagos y parabienes con la justicia, trata de ayudar sugiriendo que su hijo Luis (al parecer la reciente detención de este y su ausencia en la exhumación del cuerpo, ha hecho que las cosas entre madre e hijo vuelvan a las andadas) tal vez tuviera algo que ver con las mutilaciones de su Margot, que el Señor la tenga en su gloria, y que si lo que andan buscando tiene que estar en esa casa, el lugar en el que seguro lo van a encontrar es en el cuarto de baño donde su hijo se afeitó la mañana del entierro.
Y sorpresa, los agentes abren el armario y se encuentran de lleno con los ojos y la lengua metidos en un vaso de cristal. El problema es que estos sabuesos parecen creer poco en milagros y más en hechos, y como consecuencia la marquesa es engrilletada, otra vez, y se van todos juntitos a dependencias policiales.
Al mismo tiempo, los plumillas que hasta hace poco tiempo pateaban las calles buscando sucesos con los que ganarse el jornal, ahora están desbordados. Las noticias sobre la marquesa y sus excentricidades se suceden y es difícil atender a todas. Más aún cuando de la nada aparece un paisano de Albacete que asegura haber sido criado de la marquesa desde los doce años de edad y que tiene información para dar y tomar. Los corresponsales acuden en manada y lo que registran, hace que los operarios de las rotativas tengan que echar horas extra.
El hombre del momento, Andrés Gómez Honrubia, no escatima en detalles. La casa de la marquesa en Albacete cuenta con pasadizos y cámaras secretas. Habitaciones con suelos cubiertos de cal y calaveras adornando las paredes. Al parecer, las visitas de la dueña de la casa a estos subterráneos eran bastante habituales y cuando volvía a la superficie se mostraba aterrada, como si «ella misma tuviera miedo de bajar…».
Pero la cosa no acaba ahí. De la nada aparecen menciones a unos tipos de aspecto nórdico que para muchos serán nazis camuflados (por todos es sabido que Albacete es un lugar plagado de gente rubia, alta y de ojos azules en los que un grupo de criminales de guerra podrían pasar desapercibidos sin problema alguno) que andaban metidos en experimentos con virus, bacterias y armas biológicas. De ahí la afición de la marquesa por tener más animales de los que podía cuidar, para que los nórdicos experimentaran con ellos y las pieles y calaveras encontradas en los registros de la calle Princesa, se corresponderían con souvenirs de sus amados canes. Otros, más osados e imaginativos, entretienen a la prensa hablando de algo más turbio. Ya se sabe, lo noir vende y hablan del uso de los animales como valijas andantes con los que comerciar con joyas y drogas.
El problema viene cuando no hay ni rastro de teutones con batas de laboratorio y máscaras antigás ni se encuentran objetos de contrabando en ninguna de las casas que las autoridades registran y precintan. Es más, en Albacete, diez días después de que Andrés Gómez tuviera su minuto de gloria en las páginas del Levante, las autoridades peinan la llamada Casa de los Fantasmas y no encuentran ni pasadizos, ni túneles ni al Espíritu Santo que anduviera por allí. Lo que si hay son pieles de animales y perros disecados… Todo dentro de la normalidad.
Poco a poco las noticias sobre la marquesa y su halo misterioso empiezan a perder gancho y dejan de ocupar portadas. Se rumorea que estando en Marruecos, Margarita salvó al Caudillo de morir desangrado cuando la herida que, según se dice, redujo a la mitad su hombría y los favores antes o después se acaban devolviendo. Las llamadas a los directores de los periódicos se suceden, y el mensaje siempre es el mismo: una invitación a dejar a la marquesa tranquila.
Alejados de los focos, los informes psiquiátricos de Margarita y José María Bassols caen en el olvido, y sus tendencias a las reliquias, rozando la necrofilia se convierten en agua pasada. Todo está listo para que empiece el juicio y pintan bastos. La Justicia es igual para todos, siempre y cuando no se tengan amigos encargados de dejar todo atado y bien atado…
FUENTES
- De Madrid al Infierno. M. Besas, J. A. Pastor. Ediciones La Librería. Págs. 16-35.
- https://www.libertaddigital.com/opinion/fin-de-semana/el-caso-de-la-mano-cortada-1276239544.htmlhttps://www.libertaddigital.com/opinion/fin-de-semana/el-caso-de-la-mano-cortada-1276239544.html
- https://confilegal.com/20170521-caso-la-mano-cortada-la-aristocrata-margarita-ruiz-lihory-le-corto-la-mano-le-saco-los-ojos-al-cadaver-hija/
- https://www.elespanol.com/reportajes/grandes-historias/20160916/155984981_0.html
- https://criminalia.es/asesino/el-caso-de-la-mano-cortada/
©Barroso True Crime: Ignacio Barroso, 2020.
Visitas: 481