Aras de venganza de Natalia Gómez Navajas por Antonio Parra
Título
Aras de venganza
Datos publicación
Editorial Célebre. Barcelona 2020. 492 págs.
Datos de la autora
Natalia Gómez Navajas nació en Logroño en 1970. Después de hacernos recorrer Nueva Orleans con Tras el objetivo, en 2016, y transportarnos a las montañas del Norte de Albania con Buzali. El origen, en 2017, obra finalista al premio de novela Cartagena Negra, nos presenta su nueva obra, Aras de venganza, ambientada en tierras riojanas. La autora, ganadora del premio de literatura ilustrada Villa de Nalda e Islallana con El Mago y la daga en 2018, nos introduce de lleno en una investigación criminal que nos hará sospechar hasta de nuestra propia sombra.
Sinopsis de la obra
Monasterio de la Estrella de San Asensio. El cuerpo de una joven es hallado sobre el altar de la capilla a modo de ofrenda. La simbología que aparece en el escenario del crimen hace presagiar que solo se trata de la primera víctima. Luis Acevedo, antiguo teniente del GOES, regresa a Logroño, su ciudad natal, tras un episodio de estrés postraumático, con la intención de ponerse a las órdenes de la comisaria Ana Sánchez y recuperar una vida tranquila. El asesino tiene otros planes.
Reseña
Gestionar el vértigo
Hay novelas que en su promoción nos prometen una acción sin límites y luego se pierden en páginas de relleno, o repiten fórmulas una y otra vez como quien bate una mayonesa (Charo González dixit), y luego hay otras que, sin tantas pretensiones publicitarias, de repente nos van agarrando, cada vez más fuerte, cada vez con más intensidad, y no nos sueltan hasta que llegamos a su final.
A esta segunda categoría pertenece la novela de Natalia Gómez Navajas, que tras dos intentos centrados en un oscuro personaje de la mafia albanesa, se ha echado al ruedo con una trama psicopática, de asesinos en serie, de cadáveres mostrados con ritual, en una ciudad pequeña, y con unos protagonistas vivos y a veces incluso doloridos, aunque sin cebarse en sus desgracias, como por desgracia ocurre con frecuencia en otras ocasiones, y bien lo suele señalar Nieves Abarca.
Es decir, que estamos ante el texto de una autora que sabía bien cuáles eran sus pretensiones, y también los pasos que debía ir dando para alcanzarlas, y al mismo tiempo para lograr eso que a veces se pone tan caro y se envidia tanto: la atención del público lector. Un público que ha consumido ya mucha novela negra y que, si bien acepta los trucos y presupuestos de la misma, no se deja engañar con facilidad.
Las muertes de varias jóvenes colocadas en ermitas riojanas, a los pies de la correspondiente virgen y ataviadas con trece rosas en sus regazos, sacuden tanto la pequeña ciudad como la existencia de la comisaria Ana Sánchez, una mujer que, aun contando con algún enemigo, no ha de verse permanentemente reivindicando ni reconocimiento ni valía por ser mujer, otro detalle digno de tener en consideración cuando hablamos de protagonistas femeninas en la novela negra.
Ana es como es, imperfecta pero firme, lo suficiente como para dirigir un equipo y lidiar con el pasado que le trae Luis Acevedo, exteniente del GOES reconvertido ahora en inspector, otro personaje que arrastra sus fantasmas pero que no se regodea en ellos. Ambos capitanean un grupo que ha de lidiar con el psicópata Ignacio Cañas, sacudido por una infamia que aún anda pasándole factura.
Y así queda servido ese vértigo del que hablábamos al principio, listo para que Natalia Gómez Navajas nos lo vaya suministrando con certera contundencia, y con las dosis adecuadas, lo que incluye también las correspondientes pausas. Luego vendrán los que hablan de cánones, pero si apelamos a la emoción pura y dura (y la novela negra también trata de emociones, no lo olvidemos), aquí hay un texto que no va a decepcionar al lector, sino que más bien lo atrapará.
©Reseña, Antonio Parra Sanz, 2020.
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