Serie: SUGAR por Teresa Suárez

SUGAR (serie TV)

 

Olivia, miembro de una rica familia de directores y productores de Hollywood, ha desaparecido. Aunque su padre y hermano, cansados de sus idas y venidas, restan importancia al asunto porque lo achacan a sus adicciones, Jonathan Siegel, patriarca del poderoso clan y abuelo de Olivia, convencido de que le ha ocurrido algo grave, decide contratar a John Sugar, detective privado especializado en desapariciones, para que la encuentre.

Tratándose de Los Angeles, escenario recurrente de los mejores filmes noir, no es de extrañar que nuestro “dulce” detective aglutine una serie de características que le hacen “encajar” a la perfección en el “mundo” en el cual se mueve.

Sugar, al cual “pone rostro” Colin Farrell, es un detective que derrocha elegancia y estilo con trajes a medida de Savill Row. Perfectamente peinado, afeitado y muy muy educado, se desplaza por toda la ciudad en su precioso descapotable, moviéndose, con la misma naturalidad, tanto entre los habitantes de los barrios exclusivos de L.A como entre las personas sin hogar que pueblan sus calles.

A todos, sean de uno u otro lado, trata con la misma educación y respeto algo que, en el caso de los homeless, sorprende y descoloca, porque, aunque para la mayoría de los habitantes de la ciudad son invisibles, John los ve.

Mientras lucha contra sus demonios, Sugar, excelente sabueso rastreador, negándose a aceptar los consejos de enemigos y amigos, busca a Olivia sin tregua, sin descanso.

Para descargar tensión, y olvidar sus problemas, nada le gusta más a nuestro estiloso detective, poliglota y cinéfilo, que pasar las horas en oscuras salas disfrutando de su gran pasión: EL CINE.

De hecho, esa es una de las características más originales de esta serie: es un homenaje a los clásicos del cine negro.

A lo largo de los ocho episodios, de media hora de duración, vemos desfilar, en forma de flashback o sueños, a Bogart y Robert Mitchum rivalizando en calzarse los zapatos del duro Philip Marlowe,  a Lana Turner y John Garfield, Cora y Frank en la versión de El cartero siempre llama dos veces de 1946, comiéndose con la mirada, o a la sin par Barbara Stanwyck, una de las femmes fatales más fascinantes, conduciendo al tonto de  Fred MacMurray hacia su Perdición.

¡Toda una delicia para los amantes del género!

Pero, entre tanto clasicismo, según avanza la serie el espectador empieza a notar algo extraño. Ciertas lagunas, que las cosas que se dicen no se entienden o que las acciones de los personajes no encajan.

Lo cierto es que, cuando llegas a los dos últimos capítulos y te cuentan el secreto (¡un desbarre total!), se te queda la misma cara que a las vacas cuando miran pasar el tren.

Después exclamas: ¡venga ya!

Y, por último, terminas por aceptar el asunto mientras te preguntas si habrá una segunda temporada… aunque no tienes claro si para verla o para no hacerlo en absoluto.

©Series: Teresa Suárez, 2024.

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