EL ASESINO DE LOS CARAMELOS DE VIOLETA de Javier Holgado y Susana López por Elena Rodríguez
Reseña de El asesino de los caramelos de violeta (Un caso de Lucio Garza) de Javier Holgado y Susana López Rubio por Elena Rodríguez Herrero.
Javier Holgado (Pamplona,1971), es licenciado en Derecho y en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Tras especializarse y cursar estudios de guion en Los Ángeles, se trasladó a Madrid donde comenzó su andadura profesional como guionista. Ha creado y escrito series como Los misterios de Laura, que además de varias versiones internacionales fue la primera serie española en tener adaptación televisiva en los Estados Unidos; Motivos Personales o Presunto Culpable. También ha participado como coordinador o guionista en series como Vestidas de azul, Alba, La Templanza, El desorden que dejas, Acusados, Círculo rojo o Génesis: en la mente del asesino. Ha colaborado en máster de guion en las universidades de Navarra, la Carlos III de Madrid o la Pontificia de Salamanca. Es autor de la novela Laura y el misterio de la isla de las gaviotas.
Susana López Rubio es una exitosa guionista y escritora con más de quince años de experiencia en televisión y cine. Ha escrito para series como Policías: en el corazón de Calle, Hospital Central y Física o Química. También ha adaptado para la televisión la miniserie El tiempo entre costuras y co-creado Acacias 38. Sus últimos trabajos incluyen la adaptación de La templanza para Amazon Prime Video, Vestidas de azul para Atresplayer y Entretierras. Además, forma parte del equipo de docentes del Master Universitario en Cine y Televisión de la Universidad Carlos III de Madrid y DAMA. Es autora de dos libros infantiles y dos novelas, El encanto y Flor de sal, traducidas a más de nueve idiomas.
Sinopsis de El asesino de los caramelos de violeta:
«En los años finales de la dictadura de Franco, Madrid está viviendo una ola de muertes que han sido catalogadas como suicidios y accidentes. Todas ellas son mujeres jóvenes, y salvo Lucio Garza, un sagaz médico forense, nadie ha encontrado una relación clara entre sus muertes. Todo cambiará cuando Lucio descubra el terrible modus operandi del asesino, una muerte realmente cruel endulzada con caramelos de violeta.
Pero el inesperado asesino no será el único enemigo que Lucio encontrará en sus investigaciones. También deberá enfrentarse a la estrechez de miras de la época, los recelos de sus superiores y a una asfixiante autoridad que todavía no concebía el concepto de un asesino en serie. Sin embargo, no estará solo: contará con la ayuda de Teresa, su inteligente esposa, y de sus siete hijos, tan deseosos como sus padres de participar en la investigación. A ellos se les unirá un atípico compañero, Félix, un policía de la brigada de investigación criminal, que ayudará a Lucio Garza en sus pesquisas. Unas pesquisas que sacarán a la luz un oscuro secreto familiar que hunde sus raíces en la guerra civil. «
Iniciamos nuestra historia en Madrid, en el otoño de 1968, donde el supuesto suicidio de una prostituta en el Retiro supondrá el punto de partida de la investigación más peculiar con la que se haya encontrado en su vida nuestro protagonista y médico forense Lucio Garza.
Lucio Garza vive en Madrid junto a su esposa y sus nada más y nada menos que siete hijos, y ejerce como médico forense. Su esposa, Teresa, se dedica a dar clases particulares, y sus hijos son a cada cual más peculiar y distintos entre sí: Roberto Luis de ocho años, Patricia una rebelde adolescente de trece años, Benito un melenudo vendedor de una tienda de discos de veinte años, Edgar un prometedor aprendiz de abogado de veintidós años, Arturo un joven al servicio militar de veintitrés años, Julio un aficionado a los cómic y a dibujar de veinticuatro años, y por último, Ágata, la mayor, con veintiséis años y aspirante a periodista.
Por si esto fuera poco, Lucio debe sufrir las continuas críticas de sus «queridos» suegros, un rico e influyente matrimonio que vive en el barrio de Salamanca y que nunca han visto con bueno ojos el matrimonio de su única y querida hija con un pobre médico especializado en diseccionar cadáveres. Como podéis imaginar, las obligatorias comidas de los domingos en casa de los padres de Teresa son la mar de entretenidas.
Pero volviendo al caso, Lucio descubre en el lugar del hallazgo del cuerpo de la malograda meretriz y en su posterior autopsia, ciertos signos que le indican que la hipótesis del suicidio no encaja demasiado y ve ciertas similitudes con otra autopsia anterior (a la que en su momento no le dio más importancia).
Lucio pide ayuda al comisario Viqueira, para que la policía le ayude a investigar estas extrañas muertes, pero ante la negativa de éste último, Lucio debe continuar solo con sus pesquisas.
Pero el azar querrá que Félix, un rudo policía y con fama de poca inteligencia (y también muy poco valorado entre sus compañeros) se cruce en el camino de Lucio y juntos comiencen a investigar ese extraño misterio.
Pero las muertes no acabarán ahí, ya que más jóvenes perecerán por accidente o suicidio, y Lucio y Félix deberán esforzarse lo máximo posible ya que el tiempo juega en su contra, si no quieren que los crímenes se sigan sucediendo.
Aunque todas son jóvenes muchachas, las víctimas no guardarán relación entre sí ni en sus trabajos, aficiones ni clases sociales, lo que dificultará aún más las tareas detectivescas de nuestros protagonistas.
Las trabas que se encontrarán para la investigación estarán marcadas por esa sociedad tan encorsetada, las desigualdades sociales de la época y el muro que supondrá intentar llegar a las altas esferas.
Pero Lucio y Félix no estarán solos, ya que Teresa y la totalidad de sus siete hijos aportarán su granito de arena ( en mayor o menor medida) en esta investigación en la que todos se harán partícipes.
La extensión de la novela (aunque se lee en un suspiro), a la que no le sobra ni una coma, hará que conozcamos muy bien a todos los personajes tanto principales como secundarios (y como van evolucionando), y nos cree además una ambientación que te sumerge aún más en ese Madrid de los años 60. Además hay un par de escenas en La Casa del Libro que me encantan
Nos encontramos ante una exquisita e inteligente novela de misterio, donde (como siempre me gusta decir), tendremos un grupo de victimas, un grupo de sospechosos y varios móviles que barajar para dar respuesta a las grandes preguntas : Quién, cómo y por qué.
Aunque últimamente no soy muy partidaria de calificar una novela con un número (creo que a veces no hace justicia), si debo deciros que esta novela tiene la máxima puntuación: 5 estrellas sobre 5 (o 10 sobre 10, como queráis), porque yo creo que estos dos autores han creado una historia muy peculiar, enigmática, adictiva y con muchos matices. Crean subtramas que quedan muy bien hiladas y construyen un final muy satisfactorio y redondo.
Y hasta aquí la reseña de El asesino de los caramelos de violeta. Aunque es un libro con mucha historia, no quiero desvelaros más de su trama para que descubráis todas las pequeñas sorpresas que nos tiene preparada esta aventura. Dejadme en comentarios que os ha parecido la reseña y si os llama este libro. ¿Lo habéis leído?. Dejadme vuestras impresiones. Quedamos en espera del próximo caso de Lucio Garza (espero que sea pronto).
Para despedirme, os dejo con un párrafo donde se describe a Lucio Garza:
» Todos tenían cariño a Lucio Garza. Siempre tan pulcro, con el pelo corto, plateado en las sienes y peinado con la raya al lado, su traje y corbata de rigor y sus buenos modales. Médico, padre de familia numerosa, algo reservado- no era de entablar charla, aunque jamás negaba el saludo- y vecino de toda la vida. Él a veces se preguntaba si en el barrio le seguirían considerando tan entrañable si conocieran a ciencia cierta su especialidad profesional, pero las divagaciones le duraban poco. Siempre había algún hijo que atender o algún entuerto que solucionar en el trabajo. A pragmático, pocos hombres ganaban a Lucio Garza».
Sin más me despido con un saludo hasta la próxima reseña.
©Reseña: Elena Rodríguez, 2024.
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