SPANISH BEAUTY de Esther García Llobet por Manu López y Anna Miralles
SPANISH BEAUTY
BAJO LA DOBLE LUPA DE…
Anna Miralles y Manu López Marañón
RESEÑA DE ANNA
Spanish Beauty es la primera entrega de la Trilogía de los países del este que Esther García Llovet (Málaga, 1963) sitúa en Benidorm, ciudad que la autora malagueña describirá con precisión y buen tino, y por donde campará a sus anchas Michela McKay, la indiscutible protagonista de esta novela que hará las delicias de quienes busquen un noir inteligente y original.
Michela es policía nacional, pero una policía nacional corrupta que sigue sus propias reglas, a quien no le importa traspasar los límites para conseguir sus propósitos y que se sabe intocable. Es una mujer distante, seca en el trato, adusta, con pinta de camello cuando no va de uniforme y que tiene “esa cara de quien no ha dormido nada para despertar al mundo, húmeda y fría, su cara de siempre”. Hija de un inglés, lo habla con acento del este de Londres, «un cockney imposible de pronunciar a no ser que se haya nacido en el mismo Hackney». Michela se mueve por Benidorm como pez en el agua, sabe dónde encontrar a soplones, buscavidas, delincuentes de baja estofa a los que sacar información y de quienes servirse en sus actividades nada ortodoxas.
La protagonista de Spanish Beauty dedica la mayor parte de su tiempo a un asunto de índole totalmente personal: encontrar un mechero Dunhill bañado en oro que robaron a su padre y que perteneció a uno de los hermanos Kray, a Reggie Kray, exboxeadores que se convirtieron en legendarios mafiosos del este de Londres en los años sesenta atraídos por la fama y la cultura pop. Michela se entera de que el mechero se subastó y lo compró un capo ruso perteneciente al clan de los Kaminski. Estos han comprado la casa grande de Terra Mítica donde se han instalado los hermanos con sus respectivas familias y sus matones a sueldo.
Para Michela la búsqueda del mechero es algo prioritario por lo que cuando se entera de que los rusos están organizando una fiesta de inauguración de la casa, hará todo lo que esté en su mano para dar con él, sin importarle recurrir a actividades delictivas ni conductas poco éticas.
«El mechero de Reggie al fin y al cabo ha acabado siendo un talismán legendario, un amuleto, el anillo del Señor de los Anillos para cualquiera que lo tenga en las manos, el Anillo del Poder».
Otra búsqueda será también muy importante para ella: la de su padre. Kyle es un profesor de Historia inglés que en los años setenta recaló en Benidorm para escribir un libro sobre la mafia inglesa. Se enamoró de una cantante de salas de fiesta que acabó abandonándolos cuando Michela tenía apenas dos años. A lo largo la novela, Michela intenta dar con su padre. Su relación parece pasar por algún tipo de distanciamiento. Kyle es un personaje que se intuye muy interesante.
Los acontecimientos familiares que tuvieron lugar hace años –y que conocemos gracias a unos flashback muy oportunos– pesan en Michela y parecen ser los que le impiden mantener relaciones afectivas estables y los que han determinado su carácter difícil.
«A veces la gente que no quiere problemas es la que se va y te jode la vida. Se quitan de en medio muy elegantemente, sin que apenas te des cuenta, como si no hubieran estado ahí desde el principio, y así era en realidad».
Los personajes que aparecen en Spanish Beauty están apenas perfilados, Llovet no los describe ni profundiza en ellos más allá de la necesario para formarnos una idea básica de cada uno. Deja a la imaginación de los lectores que estos acaben dándoles algo más de forma. Sin embargo, sí que son mucho más precisas y extensas las descripciones de Benidorm, una ciudad donde imperan el cemento, los rascacielos interminables, donde los turistas buscan tostarse al sol, beber y perder el tiempo y en la que se instalan especuladores urbanísticos, prestamistas, mafiosos, traficantes y buscavidas varios. Una ciudad que tiene mucho de cutre. Una ciudad en la que «se puede hacer de todo sin que pase nada».
«Benidorm. Cultura barata. Cultura de playa. Gente que habla tres idiomas sin tener el bachillerato, paquis, belgas, gin-tonics aguados, gays. Libros de Tom Clancy de segunda mano, hinchados por la humedad, crujientes de arena, arena en la almohada, arena en la playa, en el tanga, en la ducha, desayunos de salchicha y bacon a cualquier hora del día, chicharras de noche. Vomitonas, meadas contra las tapias y canciones de Tom Jones. Melanomas, cistitis, diarreas universales. Clamidias. Y el mar como desierto de Levante […]».
Spanish Beauty es una novela breve de 132 páginas que Llovet escribe con una prosa muy visual, gráfica (no en vano, la autora tiene estudios cinematográficos), concisa y con predominio de oraciones cortas, con diálogos reflejo de unos personajes que dicen lo justo y que no se andan con palabrería innecesaria. Una prosa tocada en muchas ocasiones por imágenes poéticas que pueden resultar chocantes, y cuyo ritmo se ralentiza en los flashbacks que se leen con mucho interés porque es en ellos donde intuimos el origen de la Michela actual.
Llovet tiene un estilo muy particular y reconocible, una autora interesante que se aleja de las novelas negras convencionales, que ha dado con una protagonista fuera de lo común. Creo, además, que la autora acierta situando la trama en Benidorm, un buen marco para tratar la corrupción a todos los niveles.
RESEÑA DE MANU
En otras reseñas he dejado constancia de mi disgusto porque tantas novelas contemporáneas hayan perdido textura literaria, porque, obsesionadas en mostrar nervio cinematográfico, dejen en el camino hasta el matiz más sutil de aliento poético. El estilo breve y esquemático que tienen los guiones de cine (para favorecer la lectura de unos gremios que, paradójicamente, apenas suelen tener contacto con la letra escrita) hoy se vuelca en tramas trazadas con párrafos de escasísimas líneas y frases cortas, rápidamente atajadas recurriendo al cansino punto y seguido. Venden una barbaridad, eso sí.
Esta forma de escribir que causa furor en el género negro –hasta el punto de convertirse en una «marca de fábrica» que desdeña altivamente otras posibilidades (y un género que delimita un estilo acaba por convertirse, como es el caso, en la mayoría de las ocasiones, en subgénero)– puede hacer llevarse las manos a la cabeza a quienes, como yo, alentados por las buenas críticas a obras anteriores de Esther García Llovet (Sánchez y Gordo de feria) compren Spanish Beauty.
Sin embargo, a pesar de su brevedad (132 páginas) esta narración lineal a la que complementan dos regresiones (la de 1975, en el club Náutico, al poco de llegar a Benidorm la protagonista, la policía nacional Michela Mc Kay –Mike–; la de 1985 en el que se recuerda cómo ella robó una cartera), esta obra, armada con fragmentos nunca largos (abundan los de página y media), y que rechaza enrevesarse con envolventes frases subordinadas, logra que la literatura respire gracias al dominio mostrado por su autora a la hora de alumbrar subtextos y, también, gracias a un lenguaje que reluce como una navaja afilada en sobrios diálogos llenos de intención.
Pero la expresión no pierde brillo ni intensidad en unas descripciones plenas de luz y sombra, de vida y muerte. Así las de Benidorm, en todo momento radiografiado como metáfora de caída libre de la posmodernidad: un helador epítome del consumismo (con rusos e ingleses como figurantes destacados de ese viernes perpetuo y desganado), de la incultura, de la grosería… del vacío vital, en fin, que impera a sus anchas en la Perla de la Costa Blanca.
Un mechero Dunhill alargado y chapado en oro, que perteneció al padre de Michela –Kyle–, a quien se lo roban para acabar siendo subastado y adquirido por un ruso –Kaminski, todopoderoso millonario dueño de una finca con aires de rancho californiano habitado por decenas de hermanos, sobrinos, novias y agentes de seguridad–; este mechero con el que originariamente encendía sus cigarrillos el famoso Reggie Kray y que en Spanish Beauty se convierte en un sugestivo mcguffin es, para Mike, algo más que un talismán a recuperar. Es un amuleto legendario, «el anillo del Señor de los Anillos» para cualquiera que lo tenga: el Anillo del Poder.
Y es que Michela se crió con un poster de los Kray Twins en su habitación de niña: Reggie y Ron vestidos con chaquetas entalladas, corbatas estrechas, gafas negras, zapatos acharolados y acordonados. Eran los más guapos del East End londinense, dos gánsteres que alcanzaron años de gloria en el crimen organizado de los bajos fondos tras delimitar su férrea jurisdicción entre las bandas rivales; eran «sus tíos de Londres», como le decía a Michela su padre. Una trivial película, Legend (Brian Helgeland, 2015), refiere sus vidas. Salvada apenas por el buen hacer de Tom Hardy (interpretando a ambos gemelos, Reggie y Ron), Esther García Llovet la habrá visto… y, afortunadamente, poca huella deja sobre su novela.
Michela es una policía que salvaguarda a los Grant, banda de Leeds que opera en Benidorm. Desde el Control de Aduanas hace la vista gorda cuando estos meten un kilo de farlopa en cada vuelo Leeds-Benidorm. A cambio, la agente está protegida hasta el punto de sentirse inmune. La voz narradora de Spanish Beauty, sin moralina, con autenticidad descarnada, se encarga de referir en tono documental los trabajos cotidianos de Mike en esa grotesca ciudad, de censar sin aspavientos su variada red de colaboradores y soplones (con el guitarrista de rock Martin y ese adolescente no future que es Oliver a la cabeza).
A su vuelta de un viaje relámpago a Londres Michela se preguntó «qué es lo que mueve a la historia a trascender en un lugar como Benidorm, si las vacaciones de doce meses y las borracheras de una semana y el ocio de veinticuatro horas producen algún tipo de acontecimiento histórico, de revolución, de clímax, de conquista, y pensó que no, que aquí la ambición calza la pequeña escala de la delincuencia, el trapicheo, las escaramuzas, el pelotazo urbanístico y político, si piensas a lo grande. Y nada más».
El hallazgo del mechero en una visita rutinaria al Gum, un espacio polivalente (tatuadores, sala de exposiciones, pop up store de ropa) donde se reúne en Benidorm el núcleo de lo moderno, dispara y conjunta una trama (entendida esta como «la concatenación de hechos que forman el conjunto de la acción de la historia narrada») quizá algo desperdigada y con final abierto cuestionable –a no ser que la malagueña Esther García Llovet pretenda dar más trabajo a un personaje tan cincelado como ha resultado ser su Michela–, pero que se devora con un interés que no decae en momento alguno.
©Reseña: Manu López Marañon y Anna Miralles, 2022.
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