Concurso Homenaje a los clásicos, Los cimientos de la ley por Jon Aramendía
Extracto del relato presentado por Jon Aramendía para el Concurso Homenaje a los clásicos
Los cimientos de la ley
Se necesitó una grúa para sacar el fiambre del fondo de la bahía de Lincon. Su cara colgaba desfigurada, y junto con el bloque de cemento que atrapaba sus pies, parecía un gigantesco muñeco de cera fundida. No llevaba ningún documento encima, pero una joven que observaba desde detrás de la cinta policial comenzó a llorar. Ordené que la dejasen pasar.
―¿Conoce a este hombre? ―Ella asintió sin mirarlo.
―¿Está segura?
―¡Era mi prometido! ―su voz se quebró, sin embargo, sus ojos me apuñalaron.
―Lo siento mucho, entiendo que es un momento difícil para usted, pero necesito hacerle unas preguntas señorita…
La chica se secó los ojos y respirando profundo me dio permiso ―Betty.
―¿Cómo se llamaba su prometido?
―Antonio, Antonio Leone.
―¿Italiano?
―¡Estadounidense! ―me contestó airada intuyendo mis prejuicios.
―¿Sabe de alguien que tuviera algún problema con su, con Antonio?
Ella negó, pero la caída de sus párpados insinuaba dudas. No tardé en sonsacarle que era fotógrafo y que alguien le había encargado un trabajo con el que esperaba costear su boda, ya próxima.
Acompañé a Betty hasta el apartamento donde Antonio tenía su pequeño estudio de revelado. La puerta estaba forzada, todo revuelto y olía a ácido. Probablemente el muchacho había fotografiado lo que no debía, y a juzgar por el bloque de hormigón que llevaba puesto, todo señalaba a los jodidos espagueti. No había ninguna imagen comprometedora entre las fotos que tapizaban el suelo de blanco y negro. Puentes, atardeceres, edificios derruidos, indigentes y alguna de su preciosa novia ligera de ropa.
(Continuará)
©Concurso Homenaje a los Clásicos: Jon Aramendía para Solo Novela Negra, 2021.
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