Papa bueno, papa muerto de Jesús Carlos Gómez Martínez por Miguel Izu
La Iglesia, las organizaciones eclesiásticas en general, sus dirigentes, sus intrigas internas, sus secretos, son temas habituales utilizados en el género criminal. El contraste entre el mensaje que difunde y los altos valores que defiende con las miserias que conlleva cualquier ámbito donde se ejerza poder, la cruel realidad del “tesoro en vasijas de barro” que describió San Pablo en su segunda Carta a los Corintios, el conflicto personal de quienes quieren consagrarse a Dios pero no pueden alejarse del mal, la tensión entre los votos de pobreza y la riqueza acumulada por la jerarquía eclesiástica, los riesgos que entraña hacer voto de obediencia, la corrupción que también anida en el Vaticano y en los palacios episcopales… dan para mucho. Por mencionar algunas de las novelas del género criminal y sus aledaños que se han aproximado al ambiente eclesial, El nombre de la rosa, de Umberto Eco, perfectamente documentada sobre la vida monacal en el siglo XIV, El código Da Vinci, de Dan Brown, que opta por dar pábulo a bulos y leyendas en perjuicio de los datos históricos, ad maiorem gloriam de una trama de conspiraciones y esoterismo de bolsillo, o Espía de Dios, de Juan Gómez-Jurado, un thriller ambientado en el Cónclave para elegir nuevo papa y la primera novela de este autor que domina la técnica de fabricar best sellers.
Ese mismo entorno ha sido elegido por el autor de Papa bueno, papa muerto. Jesús Carlos Gómez Martínez (Pamplona, 1961) tiene una larga carrera como periodista y escritor, ha cultivado sobre todo el relato y la novela preferiblemente corta. Ha recorrido diversos géneros, aunque su rasgo más característico es que suele imprimir a todos buenas dosis de ironía y de humor. También lo ha hecho en sus aproximaciones al género criminal: Paraíso asesino (2010), También yo me acosté con Ava Gardner (2013), Los muertos no cantan (2015), Solos quedan los muertos (2016), Barrio chino (2017), Sangre negra (2019). También ha utilizado elementos típicos de este género en un par de obras de temática sanferminera, que es otra de sus pasiones, en La historia secreta de los kilikis de Pamplona (2001) y Siniestro Caravinagre (2012), donde narra la ficticia historia de estos personajes de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos para convertirlos en peligrosos malhechores.
El uso de cierta ironía es normal en la novela negra, pero aquí entramos en ese subgénero que podemos denominar como novela negra humorística, que entra de lleno en el campo de la sátira. El protagonista de Papa bueno, papa muerto es un sacerdote jesuita, Valeriano Ayestarán, que entiende que su misión evangélica y el servicio a los pobres pasa por realizar algunas acciones que se encuentran fuera de la ley. Aprovecha la visita del papa Juan XXIV a España, a la ficticia ciudad de Norteña, para llevar adelante sus planes. Planes que, pese a estar cuidadosamente preparados, se irán torciendo y le pondrán en más de un aprieto. La acción de la novela avanza a vertiginosa velocidad, entre muertes que llenan de sangre la ciudad y persecuciones frenéticas en las que el padre Ayestarán se tiene que espabilar para sobrevivir y que le llevan a situaciones cada vez más pintorescas. Le busca mucha gente y con intenciones nada amigables. El tono es de amable esperpento y la lectura amena; las poco más de doscientas páginas se recorren de forma tan veloz como la forzada huida del protagonista.
Ficha
Papa bueno, papa muerto
Jesús Carlos Gómez Martínez
Editorial Siníndice, 2020
ISBN: 978-84-17235-58-1
208 páginas, 130 x 210 mm, tapa blanda.
Sinopsis
Resonó en su cabeza la frase de san Basilio: “Si pudiendo ayudar no ayudas, eres un verdadero ladrón”, y soñó de nuevo con aquel robo.
Pensó en las barreras de seguridad que interpondrían en torno al monasterio de las hermanas de la Cruz Blanca, donde estaba a punto de alojarse Juan XXIV. Pensó en Gianni Toppo, el jefe de seguridad del Vaticano. Pensó en el lúcido, frágil y octogenario papa. Y no debía olvidar el rumor según el cual Salvatore Ciriano, el gánster, perseguía aquel botín.
Muchas barreras. Demasiadas, quizá. ¿Podría traspasarlas? ¿Era posible conseguir su objetivo?
Jesús Carlos Gómez Martínez, el autor de Sangre negra, nos presenta una novela angustiosa, divertida, ágil, con suspense, violencia y una sardónica visión de la sociedad. Un thriller con un ladrón que huye del crimen organizado, de la Policía y del Vaticano.
©Reseña, Miguel Izu, 2020.
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