La nena de Carmen Mola por Antonio Parra
Título
La Nena
Datos publicación
Editorial Alfaguara. Madrid 2020. 392 págs.
Autora
Carmen Mola (Madrid, 1973) es un seudónimo. Vive en Madrid, con su marido y sus tres hijos, es profesora de universidad. La novia gitana fue su primera novela y continuó con el personaje de Elena Blanco en La red púrpura. La Nena es la tercera entrega de la serie.
Sinopsis de las obra
Es la noche del fin de año chino, empieza el año del cerdo. Chesca, al mando de la Brigada de Análisis de Casos desde hace un año, ha quedado con Ángel Zárate, pero en el último momento este le da plantón. Aun así, ella sale a divertirse, conoce a un hombre y pasa la noche con él. A la mañana siguiente, tres hombres rodean su cama, a la espera de unirse al festín. Y un repulsivo olor a cerdo impregna la estancia.
Después de un día entero sin dar señales, los compañeros de la BAC empiezan a buscar a su compañera. Cuentan con una ayuda inestimable: Elena Blanco, que aunque dejó la policía tras la debacle que supuso el caso de la Red Púrpura, no puede dar la espalda a una amiga. Pronto se darán cuenta de que tras la desaparición de Chesca se esconden secretos inconfesables.
Reseña
El año del cerdo
Con la misma efusividad y potencia con la que podría arrancar cualquier año nuevo chino aparece esta tercera entrega de la inspectora Elena Blanco y la BAC, esa brigada que es ficticia (y bien que se empeñan en recordarlo los más quisquillosos) pero que tanto nos ha hecho disfrutar, en las dos entregas anteriores, de unos personajes complejos y atrayentes, y no nos referimos únicamente a la inspectora sino a todos los integrantes de la brigada.
Esta vez otro de ellos, Chesca, se va a ver amenazado, y el equipo tendrá que ponerse en funcionamiento a contrarreloj y por necesidad, con la incorporación de Reyes Rentero, sobrina del comisario y mujer compleja donde las haya, que trastocará bastante la forma de ver la vida de Ortuño, otro componente de la brigada.
Cada vez que se ha estrenado una novela de Carmen Mola han surgido voces aquí y allá, por el hecho de que sea un seudónimo, porque la brigada no existe, porque hay tópicos, por exceso de violencia, por falta de rigor negro (esto quisiera que alguien me lo explicara bien en algún momento), etc. El caso es que uno ya no sabe si pensar que estas novelas están llenas de taras, algo que está alejado de la realidad, o si las reacciones vienen motivadas por su triunfo, y es que, fuera de esos supuestos defectos, la autora (o autor, o autores) logra siempre algo que es muy difícil, un ritmo trepidante y sobre todo la conexión con el lector, a quien engancha del pescuezo desde el inicio y ya no lo suelta. A ver si van a venir por ahí las críticas y resulta que más de uno mataría por lograr ese efecto en sus novelas.
Opiniones aparte, la trama de esta tercera entrega está cuidadosamente tejida, porque de la mano del conflicto de Chesca, los miembros de la BAC irán encontrando hilos de un caso anterior que afecta al propio personaje, y cuyo peso en la situación actual tendrán que averiguar. La atmósfera, por otro lado, roza el vértigo, y nos permite recuperar temporalmente a una inspectora Blanco que había decidido abandonar el cuerpo y dedicarse a otros menesteres.
Como no podía ser de otra manera, conociendo un poco los mimbres de las dos novelas anteriores, la violencia tiene un papel casi protagónico en esta entrega, al igual que la psicopatía, y Carmen Mola nos sitúa en los momentos temporales adecuados al inicio de cada parte, para que conozcamos el pasado que nos ha traído hasta donde estamos.
Luego, insisto, podemos hablar de estereotipos, de credibilidad, de facilidades argumentales, de lo que cada crítico desee, pero lo que no se le puede hurtar a la novela, como tampoco a la serie completa, son esas virtudes antes señaladas: la capacidad para mantener al lector pegado a sus páginas, el vértigo y la generosidad a la hora de ofrecerle al lector una emoción tras otra. Eso no creo que nadie pueda discutírselo, y eso tal vez sea lo que marque el secreto de su éxito.
Reseña: Antonio Parra, 2020.
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