Estudio en lila- Mª Antònia Oliver- Reseña
Antonio Parra reseña ‘Estudio en lila’, de la escritora Mª Antònia Oliver
Título
Estudio en lila.
Datos publicación
Versátil Ediciones. Barcelona 2018. 214 págs.
Datos del autor
Maria Antònia Oliver nació en Manacor en diciembre de 1946. Ya de muy joven se sintió atraída por la literatura como lectora y como poeta incipiente. Cuando publicó su primera novela, Cròniques d’un mig estiu, solo tenía 23 años, pero un escritor tan reconocido como Lorenzo Villalonga afirmó que la joven llegaría muy lejos.
Y así fue. Desde aquel octubre de 1970 Maria Antònia se creó un nombre de prestigio en el mundo de la literatura. Ha llegado a muchísimos lectores de Europa y de Estados Unidos a través de las traducciones de sus obras al inglés, al francés, al italiano, al alemán, al portugués… La autora ha cultivado diversos géneros a lo largo de su vida: novela, cuento, teatro, guiones y reportajes. También ha traducido al catalán autores como Virginia Wolf, Jules Verne, Mark Twain, Robert Louis Stevenson o Herman Melville. El año 2016 ganó el Premio de Honor de las Letras Catalanas.
Sinopsis de la obra
En Estudio en Lila, la «detectiva» Lonia Guiu, deberá localizar a una adolescente que ha huido de casa de sus padres: está embarazada a causa de una violación. Además una misteriosa anticuaria contrata sus servicios para encontrar a tres hombres, supuestamente vinculados con la falsificación de obras de arte, aunque Lonia sabe que miente más que habla y no va a ser fácil perseguir su rastro, porque nada es fácil para una mujer como ella en la Barcelona de los 80. Una novela de acción, misterio, humor y mucho feminismo de una de las autoras pioneras del género negro en España
Reseña
Lonia Guiu
Bien podríamos encabezar esta reseña con el título de “Los orígenes”, puesto que a Lonia Guiu le cabe el honor de haber roto moldes, de haberse convertido en una de las primeras investigadoras de nuestra literatura, a la que no todo el mundo conoce debido a que en su momento esta novela únicamente se publicó en catalán. Hoy, por fortuna, Versátil Ediciones ha iniciado con ella una colección que rinde homenaje a las pioneras, en un plano doble, tanto homenajeando a autoras como Maria Antònia Oliver, de las primeras en escribir novela negra, como a la propia Lonia, porque en los años ochenta no había protagonistas femeninas en el género.
Todo, por tanto, han de ser felicitaciones, pero es que cuando se abre la novela toda va mejorando aún más, esta obra es de ésas que se ganan al lector ya con el primer capítulo, porque la voz narrativa de la “detectiva”, como ella misma se denomina, es tan potente que su primera persona nos coge por la pechera y nos sacude de manera inolvidable. Además, la manera, directa y concisa, en la que se plantea la trama, con sus dos casos, logra que estemos deseando llegar al capítulo siguiente. Y todo ello en una Barcelona vanguardista, porque la ciudad condal se empezaba a reinventar en aquellos primeros años de libertad, unos tiempos que no están tan lejanos y entre los que aún hay mucha zona que transitar.
Maria Antònia Oliver nos regala, además, a una mujer de empuje, rompedora de tabúes, con su licencia de investigadora, con un ayudante a sueldo, Quim, cuya personalidad es una joya narrativa, una mujer capaz de portar armas si hace falta, aunque no de fuego, para plantarle cara al matón más pintado, como tenemos ocasión de comprobar. Una mujer algo extemporánea, porque sí tiene el sitio profesional que se ha encargado de perseguir, no como otras muchas que participaron activamente en los cambios sociopolíticos y que por desgracia no vieron el esfuerzo recompensado.
Aun así, la caspa de cuarenta años no se elimina con una simple sacudida, y la autora lo sabe muy bien, porque las reminiscencias de uno de los casos, la fuga de Sebastiana, se encarga de recordárselo, cuando la posibilidad de una maternidad solitaria era una cruz que caía sobre ciertas familias con todo el peso del oprobio. Encontrar a la joven es una parte del trabajo, encargado por amistad mallorquina, algo a lo que Lonia no se puede sustraer, pero hay otro caso, la identificación de tres hombres que algo le han hecho a una anticuaria de postín que no acaba de ser muy sincera, con lo que el trabajo de Lonia terminará por ser casi triple.
Tráfico de obras de arte, filipinos enigmáticos, empresas de buques con extrañas tapaderas, una clienta que de sincera tiene muy poco, algún que otro ataque, policías sombríos y corruptos, algo propio de aquellos años. Una combinación de vértigo que nos lleva en vilo a cada descubrimiento que va haciendo Lonia, incluso cuando lo profesional y lo personal se andan entremezclando.
Muchos motivos hay para que nos felicitemos, por la traducción de Manuel Quinto, por la oportunidad, por el desparpajo de Lonia, porque es de justicia reconocerle su lugar en el panorama de las mujeres de nuestro “noir”. Ahora solo queda disfrutar de este soplo de aire fresco, que permanece tan natural como si se hubiera escritor ayer mismo.
Texto: © Antonio Parra Sanz, 2018.
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