Entrevista a Antonio J. Ruiz Munuera
Ganador del XX Premio Nostromo con la novela ‘Ojo de pez’, persona comprometida con el medioambiente, autor invitado al festival de Cartagena Negra que comienza el próximo martes… Conocemos un poco más a Antonio J. Ruiz Munuera
Entrevista a Antonio J. Ruiz Munuera
Por Jesús Zaplana García
1.Empecemos por el título: «Ojo de pez». ‘Ojos vidriosos, sin expresión ni sentimiento’, escribes antes del primer capítulo. Ante aberraciones como la cometida en Portmán, ¿crees que la mirada de muchos humanos se asemeja más a la de un pez?
El título de la novela me vino a la cabeza casi antes de empezar a escribir, cuando apenas tenía esbozada la historia. Por todo lo que conocía del desastre de Portmán la imagen que yo retenía de aquello era como esa mirada muerta. Tal vez sea la de los que cometieron esa salvajada con un lugar tan hermoso. Es también una mirada deformada, como la de un superangular fotográfico, un ojo de pez.
2.Sitúas la novela en el año 1986. En términos generales, ¿consideras que se ha progresado hacia una mayor conciencia ecológica, o esta sigue siendo fundamentalmente coto de minorías como los activistas de Greenpeace?
Los activistas –de Greenpeace, pero también otros más cercanos como ANSE- son como nuestra conciencia colectiva, la punta de lanza de las reivindicaciones en materia medioambiental. Pero si queremos llegar a algún sitio, mejorar o cuidar nuestro entorno, los demás debemos empujar también. No obstante…tampoco hemos avanzado demasiado. Los vertidos de Portmán cesaron en 1990. Desde entonces han tenido que pasar treinta años para que alguien tome cartas en el asunto y aparezca la palabra regeneración. Podemos sacar conclusiones.
3.Primero fueron Portmán y la contaminación que generaba la industria afincada en Cartagena, y en tiempos más recientes la polémica en torno a los vertidos en aguas del Mar Menor… ¿Estamos ante una zona especialmente castigada por desastres ecológicos, o es un caso de tantos en nuestro país?
En nuestro país, desgraciadamente, existen demasiados ejemplos de este tipo. Pero el caso de Murcia es paradigmático. Yo entiendo que detrás de todo esto solo hay especulación, dinero. Insensibilidad y egoísmo. Explotar los recursos mientras nos solucione lo más inmediato. El aquí y el ahora. Ya lo decía Góngora:
Tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas…
4.Contrapones a tus protagonistas —prácticamente reducidos a meras caricaturas en sus rasgos y atributos— con estereotipos del cine y la literatura norteamericana… ¿sientes especial predilección por estos últimos?
En la ficción norteamericana, en su narrativa escrita o cinematográfica de género policiaco hay todo un universo donde reflejarse. Yo pongo a mis personajes frente a ese espejo, pero desde un punto de vista sarcástico. Incluso corrosivo en ocasiones. Utilizo el tópico para pisotearlo después.
5.Me parece especialmente carismático tu personaje principal, el inspector Lucas Daireh. Un antihéroe que, por momentos, es capaz de emular al mismísimo Clint Eastwood. ¿Tienes entre tus proyectos literarios asignarle alguna nueva aventura?
Ya está prácticamente terminada una segunda entrega. Lucas Daireh no nació con esa vocación, pero su propio caminar y las opiniones de los lectores lo han llevado a explorar otros territorios. En esta nueva singladura, pasados doce años desde que el personaje viese la luz, lo he hecho envejecer, madurar y desencantarse de la vida.
6.¿Por qué comenzar cada capítulo con una receta culinaria?
Lo de las recetas obedece a dos razones. La primera, caracterizar al personaje. La segunda, introducir cada capítulo con un extracto de receta que fuese más allá de la mera descripción gastronómica. Esos pequeños textos pretenden provocar otras sensaciones, como el desasosiego, la aprensión, en la línea argumental de la novela. La ilustradora -Carmen Gandía, que también firma la estupenda portada- captó rápidamente la idea. De ahí que los dibujos que acompañan a la entradilla de cada capítulo sean en blanco y negro, a carboncillo. Buscan dejar un rescoldo de desazón.
7.Además de lo anterior, la gastronomía tiene un peso indiscutible en la narración, que aparece oportunamente salpimentada con maestría. El propio Daireh se destapa, si no como un sibarita, al menos como un entendido en la materia. ¿Cuánto hay en ello de herencia respecto a personajes como Pepe Carvalho de Montalbán o Fabio Montale de Izzo?
Hay mucha herencia. Y mucho respeto. Y no solo en esos personajes, que son toda una referencia literaria. Me encanta hacer homenajes -explícitos o no- a figuras que me han influido personal y literariamente. Incluso hay cameos de personas reales a los que hago un guiño: los buceadores, la forense Escarabajal -apellido de una conocidísima familia de libreros de Cartagena- Susano, el dueño de una popular tasca de Murcia…
8.Ignoro si existirá la categoría, pero no puedo evitar pensar en ‘Ojo de pez’ como un thriller medioambiental… ¿Qué fue antes a la hora de gestar la obra, la voluntad de denuncia social o el deseo de contar una ficción policíaca?
En España no hay mucha obra cercana al thriller medioambiental, pero me parece perfecto encajar Ojo de Pez en ese subgénero. Su redacción, aun siendo una obra policíaca, no es más que una buena excusa para sacar a la luz el tremendo delito ecológico de la bahía de Portmán. Es una novela protesta.
9.Los recursos de que dispone la investigación policial en la actualidad difieren totalmente a los utilizados hace treinta años… En ese sentido, ¿te ha costado cambiar la perspectiva para lograr que progresaran las pesquisas en la novela?
La parte documental es lo que más disfruto escribiendo. Soy muy obsesivo con los detalles. Me exijo a mí mismo que las referencias técnicas o históricas no sólo resulten verosímiles, sino que sean ciertas. Las descripciones forenses también se atienen a esa máxima. Un ejemplo es el reconocimiento de los sospechosos por el análisis del ADN. En esta historia es determinante, y esa técnica se descubrió apenas unos meses antes del momento en el que transcurre la trama.
10.En los renglones de ‘Ojo de pez’ encontramos de fondo una banda sonora que aparece en numerosos momentos… ¿Los temas elegidos concuerdan con tus preferencias musicales, o sólo se adaptan a las exigencias que demanda cada escena?
Buscan ambientar las escenas. También me sirven para contextualizar históricamente la novela. Una época, una generación y su cultura. Pero no puedo sustraerme a mis propios gustos. Se me escapan por los poros.
11.La semana próxima -más concretamente, el martes 4 de septiembre- acudes como autor invitado al festival de Cartagena Negra. ¿Qué supone para ti este evento, ser profeta en tu tierra?
Para mí es un sueño hecho realidad. Compartir experiencias con lectores apasionados por el género, aprender de escritores de raza policíaca…, Pero lo de profeta, además de que no lo pretendería nunca, tampoco sería posible. Yo soy natural de Lorca. Lo de escribir sobre Cartagena ha sido todo un atrevimiento, dejando corretear a mis personajes por una ciudad que no es la mía, pero que admiro profundamente. De cualquier forma, si nos limitásemos a escribir de lo conocido no existiría la ficción. Que se lo digan al bueno de Julio Verne.
12.Por último, cuéntanos un poco acerca de tus proyectos literarios más inminentes.
Lo más inmediato es terminar la novela que llevo entre manos. Otra vez de género negro. Narcotráfico, venganzas…, Después, retomar un par de libros de relatos que llevo entre manos desde hace un tiempo. A la espera de que se manifiesten los personajes y digan hacia donde quieren ir. A largo plazo, una nueva novela. De una temática totalmente diferente. Me apetece explorar territorios. Creo que es la clave para aprender cualquier oficio. También el de escritor. O en mi caso, “presunto” escritor.
Muchísimas gracias por atendernos, Antonio.
Texto entrevista: © Antonio J. Ruiz Munuera y Jesús Zaplana García, 2018.
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