‘El asesinato de Laura Olivo’, de Jorge Eduardo Benavides- Reseña

Antonio Parra reseña ‘El asesinato de Laura Olivo’ recientemente publicada por Jorge Eduardo Benavides.

Doña Agatha en Lavapiés.

Si la dama inglesa se hubiera reencarnado en algún investigador actual, a jugar por las formas lo habría hecho en Colorado Larrazabal, esta criatura urdida por Jorge Eduardo Benavides, que rezuma elegancia y educación por los cuatro costados y que le proporcionó a su autor el XIX Premio de Novela Fernando Quiñones, puede que no hubiera un sabueso mejor que él para ilustrar algo parecido a la globalización: peruano, negro, ex policía emigrado a España, viviendo en Lavapiés (sin querer salir de allí) y saliendo con una joven marroquí. Poco más se puede pedir.

Pero su autor nos da más, mucho más, porque le pone a investigar el asesinato de Laura Olivo, una exitosa agente literaria cuya personalidad, un tanto despreciable, iremos descubriendo a poco que Larrazabal arranque con su trabajo. Por si todo lo anterior no fuera suficiente, el autor peruano también nos pone delante otro caramelo más que suculento: el trasfondo del mundillo literario, los tejemanejes de los agentes, los egos inmensos de los autores, el papel del pasado, la furia de los lectores, el canibalismo del mercado…

Así que como ven hay donde elegir, y hay una acusada que defiende a gritos su inocencia y a la que Larrazabal se ha comprometido a ayudar. Todo ello, mezclado alegremente, nos daría como resultado una novela liviana, ágil en todo caso, y puede que poco más, pero Benavides no parece un hombre forjado precisamente a la ligera, más bien se toma su tiempo y le transmite esa calma a Larrazabal, un hombre un poco chapado a la antigua que renuncia a las grabadoras porque prefiere seguir tomando notas en su pequeña libreta.

Nótese que no le hemos comparado con Poirot, a pesar de sus elegantes ternos, sino con la mismísima doña Agatha, porque esa elegancia no está reñida con el tesón, todo lo contrario, la mezcla de ambos conceptos termina por abrirle muchas puertas a nuestro personaje. Un personaje que además tiene que lidiar con la violenta desaparición de su socio, y a quien las fuerzas locales del orden, por aquello del espejo profesional, guardan cierta estima, que él también se ha ganado a pulso, tanto por su trabajo aquí como por el que hizo allá.

Una prosa cuidada y también muy elegante, acorde con un personaje al que, sinceramente, nos gustaría ver de nuevo en alguna próxima entrega.

Título

El asesinato de Laura Olivo.

Datos publicación

Alianza Literaria. Madrid 2018. 325 páginas.

Datos del autor

Jorge Eduardo Benavides (Arequipa, Perú, 1964) estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Garcilaso de la Vega, en Lima, donde trabajó dictando talleres de literatura, y posteriormente como periodista radiofónico. Desde 1991 hasta el 2002 vivió en Tenerife, donde fundó y dirigió el taller de narrativa Entrelíneas. Ha colaborado con prestigiosas revistas literarias como Renacimiento y los suplementos culturales Babelia, de El País, y Caballo Verde, de La Razón, así como con diversos medios de su país. Ha publicado las novelas Los años inútiles (2002), El año que rompí contigo (2003), Un millón de soles (2007) y La paz de los vencidos (2009), con la que obtuvo el XII Premio de Novela Corta Julio Ramón Ribeyro del Banco Central de Reserva del Perú, y el libro de cuentos La noche de Morgana (2005). En 1989 publicó su primer libro Cuentario y otros relatos. En 1988 recibió el Premio de Cuentos José María Arguedas de la Federación Peruana de Escritores y ha sido Premio Nuevo Talento FNAC en 2003. Fruto de su experiencia como profesor de talleres y asesor de novelistas ha publicado Consignas para escritores (2012). En la actualidad dirige el Centro de Formación de Novelistas.

Sinopsis de la obra

Colorado Larrazabal es un ex policía peruano negro, de origen vasco, que ha abandonado su Lima natal tras haberse enfrentado a un caso de corrupción en la época de Fujimori. Sobrevive en Madrid, en el barrio de Lavapiés, haciendo trabajos ocasionales para el abogado peruano Tejada, también expatriado, y mantiene una relación sentimental semiclandestina con una joven marroquí, Fátima.

Tras resolver el secuestro del padre de Fátima a manos de unos delincuentes de poca monta, su casera le encomienda ocuparse del caso de su sobrina, una joven periodista a la que todos los indicios señalan como única sospechosa de la muerte de una célebre agente literaria, Laura Olivo, con la que estaba viviendo un tórrido romance.

Mientras Larrazabal se adentra para su investigación en el mundo de las agencias literarias y en el lado menos amable del ambiente editorial, el lector se asoma a un entretenido fresco de escritores reconocibles y desencantados, novelas perdidas y ambiciones frustradas. Larrazabal es un buen policía y sufre la perplejidad que le causa un mundo complejo en el que se siente desplazado y donde a veces lo que no vemos está justo delante de nuestros ojos. Personajes verosímiles, diálogos ágiles, ambientes reconocibles, una sutil ironía y una estructura muy bien construida llevan al lector con mano maestra de sorpresa en sorpresa ofreciéndole también materia para la reflexión. Como en los mejores clásicos del género.

Texto: ©Antonio Parra Sanz.

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