La tragedia del girasol – Reseña
Tras «La maniobra de la tortuga», Benito Olmo regresa con una nueva novela policíaca: «La tragedia del girasol», que nos reseña Antonio Parra.
Reseña
Los lobos solitarios
Cuando hablamos de novela negra, la figura de un detective solitario parece sacada de un molde bastante habitual, aunque en los últimos años las compañías hayan ido creciendo, para solaz de público y protagonistas. Uno, que lleva ya unas cuantas lecturas a la espalda, le tiene especial cariño al lobo estepario que muerde un caso y no lo suelta hasta el final, tal vez será por las deudas con Chandler o Hammett, de ahí que la figura de Manuel Bianquetti me haya caído en gracia, ya pasó en La maniobra de la tortuga y ha vuelto a ocurrir ahora con esta nueva entrega, La tragedia del girasol.
Una entrega en la que Benito Olmo le ha dado, si es que eso era posible, incluso más cuerda al gigantón de Bianquetti, más presencia, y consecuentemente más soledad, para convertirse en esa especie de girasol cautivado por el mismo astro que terminaría por matarle. Esa tragedia del título no le afecta sólo a él, digamos que el sol de Bianquetti sería el peligro, o la terquedad con la que se enfrenta a él, pero para otros personajes ese sol tiene forma, y curvas, de mujer muy fatal, como vemos a medida que avanza la novela.
Pero bueno, más allá de cuestiones sentimentales, o morales, hay que detenerse en Cádiz, que no es Los Ángeles ni falta que le hace, una ciudad que el madrileño bigardo se vuelve a patear como si la llevara tatuada en las palmas de sus manos, y en la que se ha de mover en un operativo de protección muy envenenado, pero es lo que tiene estar suspendido de empleo y sueldo, que a veces hay que agarrarse a un caso y tragar con él, guste o no.
Eso sí, cuando el caso se encabrona, permítaseme el término (creo que Bianquetti me lo permitiría), hay dos opciones: o uno se va a casa y mira para otro lado, o salta hacia delante dispuesto a sacar los colmillos y a demostrar que los lobos no tienen marcha atrás. Está claro lo que hace nuestro hombre, y más claro aún cuando siente que le tocan la moral, la cara e incluso a algunos seres que están tratando de hacerse un hueco a su lado.
Lo malo de la novela, algo habríamos de ponerle, es el ritmo, malo porque hace que leamos tan rápido que el disfrute se nos acaba pronto, pero es que los pasos de Bianquetti son así, trancos grandes como su envergadura. Pero da igual, merece la pena seguirle, verle compartir palabra con personajes antológicos como Caracerdo o Peter Pan. Verle en toda su salsa, dando y recibiendo, pero eso sí, sin perder jamás la cara. Desde ya mismo estamos esperando la tercera entrega.
Título La tragedia del girasol
Datos publicación
Suma de Letras. Barcelona 2018. 398 páginas.
Benito Olmo (Cádiz, 1980) es escritor y guionista. Es autor de las novelas Caraballo (2007) y Mil cosas que no te dije antes de perderte (2011). Fue finalista del I Premio de novela La Trama / Aragón Negro. Su anterior novela, La maniobra de la tortuga, resultó finalista del III Premio Santa Cruz a la mejor novela negra publicada en 2016. Se han vendido los derechos para realizar la adaptación cinematográfica de esta obra y está previsto que empiece a rodarse a finales de 2018.
Sinopsis de la obra
Suspendido de empleo y sueldo, el ex inspector de policía Manuel Bianquetti se ve obligado a malvender sus servicios como investigador privado hasta que recibe un encargo aparentemente sencillo: proteger a un importante empresario durante su estancia en la ciudad. Sin embargo, lo que parece un trabajo rutinario desembocará en un reguero de muertes que obligará a Bianquetti a dar rienda suelta a su instinto de investigador para sobrevivir, llevándole a descubrir que, a menudo, el sol que más calienta también es el que más quema.
Texto: © Antonio Parra Sanz.
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