Reconocer una verdadera novela negra

PACO GÓMEZ ESCRIBANO

 

 Hay veces en que un autor se sirve de los párrafos de su novela para fustigar las entrañas, incluso el alma del lector. Frases certeras que una tras otra van creando en el que lee un hueco que decididamente albergará el indeleble recuerdo de haber leído esa novela. Novelas cuyo eje central será un hecho criminal o un buen repertorio de chanchullos delictivos. El lector viajará en una vieja vagoneta sin frenos cuyos raíles serán la trama, pero si gira la cabeza a uno y otro lado irá viendo lo que el escritor verdaderamente quiere mostrar, unas situaciones y unos hechos que en una sociedad modélica no deberían estar ahí, pero que están, porque la sociedad dista mucho de ser modélica. El paisaje será un conjunto de hechos deleznables, de hombres corruptos de los pies a la cabeza, de trapicheos de todo tipo, una guerra que generalmente solo ganan los más fuertes y cuyo único objetivo es el poder y el dinero.

El buen escritor utiliza recursos semánticos que hacen que las frases tengan más fuerza, que impacten en el cerebro del lector. No olvidemos que en el género negro trata de asesinatos, de robos, de violaciones, en definitiva, de hechos violentos. Por tanto, no pueden ser tratados de una forma neutra y aséptica. Curiosamente, los mejores escritores de género proceden de la Poesía, una parcela literaria perfecta para conocer y dominar la metáfora, la comparación, el símil, la antítesis y la prosopopeya. Por otra parte, el poeta es un tipo sensible, generalmente de alma atormentada, características fundamentales para tratar los temas mencionados antes con la debida perspectiva, para construir personajes con la suficiente carga dramática que los haga creíbles.

Si la verdadera novela negra es la policial, la detectivesca o aquellas protagonizadas por delincuentes o marginados (Crook story), es lo de menos. Nadie sabe describir las calles a través de sus policías como Ed McBain es su serie del distrito 87. Jean Claude Izzo utiliza a un investigador privado para describirnos el alma de las calles de Marsella. Y Richard Stark (Donald Westlake) nos cuenta perfectamente lo que ocurre en el entorno que rodea a su personaje a través de un tipo despiadado como Parker. Por tanto, lo que importa es lo que sucede, pero sobre todo, cómo te lo están contando.

Cuando usted, lector, se encuentre con una novela de estas características, sabrá reconocerla. Nadie tendrá que decirle que es una novela negra. Usted lo sabrá. Y a partir de entonces, sabrá distinguir una novela negra de otras novelas en las que habrá policías, atracadores y hasta asesinatos, pero que de negras no tienen nada, excepto quizás, la etiqueta que le haya puesto la editorial para engañar a los lectores que se conforman con cualquier cosa.

 

Texto ©  Paco Gómez Escribano – Todos los derechos reservados

Publicación ©   Solo Novela Negra – Todos los derechos reservados

 

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