Insolvente de alta gama
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‘Insolvente’ de alta gama
Por Juan Carlos Arias
En el abanico de no pagar a ciertos padres cuando media el divorcio hay de todo. Como en la viña del señor. Hay quienes fingen ser indigentes, los que están ‘recogidos’ por bondadosos familiares, amigos, vecinos o extraños socios. También, el catálogo da para personajes que maridan lo malo que está todo, causa de sus desgracias, con el bon vivant que llevamos dentro.
Reyes tiene enfrente a una mujer indignada porque no conoce al que fuera su amor. Tras concluir días de vino y rosas el tipo se reemparejó y la nueva pareja incendió el odio de un hombre poseído por lo primario: alardear, sobresalir y mirar por encima todo creyéndolo prosaico, era el dogma del hombre.
El caso es que para no pagar un céntimo por un hijo, el padre ideó ser insolvente al tiempo que conducía alta gama, comía y dormía VIP y vestía de marca. Pero en los juzgados, demanda custodia compartida para consolidar la indigencia que decía sufrir que, se intuía, endosaría a unos abuelos que querían venganza sobre una nuera no manejable.
Reyes no entendía inicialmente el torrente de datos que le facilitó la clienta. Ella quería proteger a su hijo, además discapacitado con arreglo si se conducía su hiperactividad. Ella era una dama que agotó cortesías, que pretendía justicia moral sobre la del Estado. Y su diana era fácil adivinarla.
El detective vigiló los pasos del objetivo, un pobre hombre que vivía intensamente la economía sumergida. Paseaba turismos de alta gama que importaba de Centroeuropa. Los que no vendía a la primera o vía anuncios en internet los amontonaban en una nave que ‘se vendía’ según un cartel que daba como contacto un teléfono que nadie atendía.
Reyes quiso comprar incontables coches para pescar matrículas, usó la chispa e ingenio de colaboradoras que lucían palmito con labia seductora. También vigiló la casa del objetivo, de familiares y las entradas y salidas de la nave donde estaba el quid del negocio. En el empeño investigador salen fraudes tributarios a la Seguridad Social, incompatibilidades de empleados públicos. Es decir, un cuadro que se completó en un informe nutrido de fotos y datos solventes amparados en certificados oficiales.
La historia de la alta gama que vendía aquel mal padre que negaba pensión para su hijo terminó muy mal para un soñador del dinero fácil. Todo le iba bien hasta que la indignada exesposa replicó demanda judicial y activó ingeniosas denuncias. La humildad entonces poseyó a un hombre que entró en razones. Su conducta cambió cuando el negocio lo era menos al pagar lo que se debía desde un principio. Reyes, como en tantas y tantas ocasiones, felicitó a aquella mujer que defendía el pan diario y el futuro de su hijo. Un coraje con ovarios que merece este relato y mucho más.
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