Entrevistamos a GUILLERMO RUBIO
Atzin Nieto | Ciudad de México | Corresponsal
Guillermo Rubio.
Nació en México, D.F. En 1949. Desde pequeño no fue afecto a los estudios cumpliendo solamente con la instrucción primaria. A los quince años empezó a laborar como obrero en una constructora de carreteras, en el Estado de Sinaloa, posterior operó maquinaria pesada y camiones de carga entre los Estados de: Sinaloa, Sonora y Baja California. A los veintidós, ingresó a Policía y Tránsito del D.F. Cómo agente de tránsito, en 1974 se dio de alta como agente de la Policía Judicial del Estado de México ahí desempeñó diversas especialidades de investigación criminal resaltando la comisión en el grupo Antiguerrillero (B.B.). En 1984, ingresó a la Dirección Federal de Seguridad Federal, ahí desarrolló labores de Inteligencia en diversas áreas. Resaltando cómo responsable del conflictivo Sindicato de SUTAUR-100 y Subdelegado Foráneo de la Zona Norte de Sinaloa. En 1988 ingresó como agente de la Policía Judicial del D.F. Sobresaliendo la responsabilidad con la seguridad del Director General del Diario “La Jornada” e instalaciones. En 1994 fue dado de alta como agente Judicial Federal, comisionado en la Dirección General de Aprehensiones y durante dos años fue encargado de Inteligencia y enlace con el C.I.S.E.N. en las Bases de Operaciones Mixtas (B.O.M.) en zonas de conflictos del Estado de Chiapas.
Tiene publicadas cuatro novelas del Género Negro: Pasito Tuntun (2007, Tiempo Extra Editores) El Sinaloa (2012 Editorial Terracota) Visitando al Diablo (2014, BUAP) Una Noche de suerte (2016, BUAP)
Ha publicado algunas colaboraciones en periódicos y revistas destacando: Memorias de un Judicial y cabe subrayar que fue chofer y guardaespaldas de varios personajes relevantes en la política y cultura mexicana.
Actualmente está en proceso de publicar dos novelas más.
¿Cómo ha sido tú experiencia al escribir novelas negras teniendo un pasado como hombre al margen de la ley?
¿Al margen? Más bien fuera de la ley, fueron tres años evitando que me atraparan por un crimen mal imputado, en ese tiempo había escrito “Pasito Tuntun” y ocupaba mis horas de encierro voluntario y cambios de ubicación esbozando la historia del “Sinaloa” Actualmente o desde hace años mi experiencia como policía-delincuente, sirve o es el principal condimento para escribir dentro del género negro o policíaco. Es una ventaja enorme saber de buena tinta, la cadencia de conducta de ambos lados.
¿De dónde surge tu inspiración a la hora de escribir?
¿Inspiración? Esta palabra no existe para mí, la cambiaría por: Planeación fría, lógica y coherente con un ritmo acorde a las circunstancias del entorno que estoy creando. Desde hace años, vivo como un escritor de tiempo completo, esto se traduce a que a diario escribo o corrijo. La inspiración diaria que me acompaña es: tratar de hacer los textos lo mejor posible. El ridículo me aterra y sobre todo soy incapaz de imponer tesis negras o policíacas, no me agrada resolver crímenes en un párrafo o cuartilla. Mi inspiración diaria es agradar al lector, mi inspiración es de llevarlo a mi mundo violento de la mano y sobre todo atrás de bambalinas. Creo que ya todo está escrito, lo que cambia es cómo se relata.
Los protagonistas de estas dos novelas son sicarios, tanto El Yaqui como El Sinaloa, si pudieras elegir a uno para parrandear, ¿A quién elegirías?
Con los dos por supuesto, el patrón de comportamiento es parecido, mis personajes: son humanos bajo un mismo entorno, mientras no estés dentro de su visión depredadora, puedes coexistir como si estuvieras con cualquier persona normal. A lo largo de la vida conviví con asesinos que algunos recuerdo hasta la fecha por simpáticos, amables y suena ilógico…”Por su buen corazón” Claro que conocí imbéciles arrebatados que ya con copas desconocían hasta los amigos de parrada. A estos los evitaba. Tomar una copa o muchas con El Yaqui o El Sinaloa sería divertido y placentero.
La novela de Pasito Tun-tun comienza con el asesinato de un candidato a la presidencia en los años noventa, ¿cómo vives esta etapa en la vida real, al ser policía en activo y después pasarla al papel?
El 28 de septiembre de 1994 era jefe de seguridad del diario “La Jornada” Mi cercanía con el director del periódico: Don Carlos Payán Velver, mi primer lector entusiasta, tanto, que me invitó a la creación de la afamada telenovela: “Nada personal” y tomaron en cuenta el perfil de un personaje de un cuento o relato inconcluso que es “El Águila real”
Cómo se fue develando los pormenores del homicidio de Francisco Ruiz Massieu, máximo dirigente del “P.R.I.” Asesinato mal realizado. Como un reconocimiento a su paciencia por soportarme de mis desvaríos diarios, le dediqué con mi más profundo respeto a don Carlos, crear una historia negra, negra y ahí salió Pasito Tun-tun. Historia fundada con informaciones de los diarios y mi mundo clandestino del crimen.
En Pasito Tun-tun tocas un tema que me parece muy importante, los narcosatánicos, Cuéntanos más de ellos…
Es posible que para mí, la palabra “Narco-satánico” apareciera cuando menos en México en 1989 con el tristemente conocido como: Adolfo de Jesús Constanzo, secuestrador, asesino y narcotraficante, sacerdote del culto: “Palo Mayombe” a quién se le atribuyen varios homicidios desde niños y adultos para ofrendar las próximas tareas que iban a realizar.
En mi mundo clandestino, si bien participé en “Limpias y purificaciones satánicas” Con el objeto que las acciones a realizar salieran lo mejor posible, nunca asistí a ofrendas humanas, supongo que dentro de mi organización criminal se llevaban a cabo. Los amuletos e imágenes de santos también estaban incluidos en el paquete individual.
¿El Yaqui es satánico? ¿Cómo se te ocurrió la idea para este personaje?
Convertir al Yaqui en sacerdote satánico es la sal y pimienta para fortalecer el perfil del personaje, estaba el proyecto de hacer una novela verdaderamente negra, oscura e impactante cómo se logró. Como comentario aleatorio: En un par de ocasiones personalmente les proporcioné unas felpas de pronóstico reservado, a sacerdotes satánicos por timadores y pasados de listos con la organización o la compañía donde laboraba.
El Sinaloa es una novela de traiciones, desde el inicio de la novela lo podemos ver, ¿Cómo te surgió esta idea?
Cuando era fugitivo, mis nexos eran de vuelos altos, por ende empecé a percatarme de traiciones que se generaban entre: Socios, distribuidores, soldados o quién estuviera cerca de ellos, hasta que me tocó a mí… Me ordenaron que traicionara alguien y eso fue detonador que me alejara por siempre de ese mundo de perfidia. En la novela El Sinaloa, plasmó una micra de lo que es ese mundo.
En la novela de El Sinaloa hablas sobre la aparición de los zetas y cómo están infiltrados en las esferas más altas del poder, pero, ¿Aún sigue siendo ficción o tenemos que leerlo como algo real?
Mmmm, El Sinaloa está ambientado al principio de este siglo, según yo el grupo de Los Zetas estaba incipiente, en ese tiempo era una organización que servía a Osiel Cárdenas y se encargaba de detectar a los enemigos, protección de plazas y ajustes de cuentas. Ni ellos sabían la proporción que iban alcanzar dentro del mundo criminal de México. En cuanto sus penetraciones en las diversas esferas sociales, no hablo al respecto, y si nos ponemos puntillosos no son ficción. Los Zetas son el principio del narcomenudeo y la extrema barbarie en mi querido País.
Me queda una duda: ¿El Sinaloa alguna vez existió?
En mis tiempos de policía había decenas de Yaquis y Sinaloas, no había organización criminal que no tuviera a su servicio a estos tipos. No creo que estén extintos, nada más que ahora podrían ser más recatados e invisibles. En todo el mundo hay servidores policíacos al servicio del crimen. Se puede decir que también fui un Sinaloa… (A reserva que me lo comprueben, je je)
Si no fueras escritor de novela negra ¿Qué te hubiera gustado ser?
Me hubiera gustado continuar de chofer de camiones de carga, en esa época era muy feliz, tenía todo: Dinero, mujeres, amigos, alcohol, aventuras rosas, lecturas en tiempos de espera de carga y descarga, peleas a puñetazos, entradas a la cárcel por lo mismo. Y sobre todo: paisajes al aire puro…Ya me dio nostalgia.
¿Te gusta la literatura negra que se está haciendo en México?
Por supuesto que me gusta lo que escriben los escritores mexicanos y gozaría más si tuviera dinero para comprar todos los libros de éste género, estamos en tiempo negro en nuestra nación, los miles y miles de muertos por la violencia dan información para escribir miles y miles de historias negras.
¿Actualmente, qué has leído de novela negra mexicana?
Ultimamente… hay va: Un gato en el Caribe de Roberto Bardini, Máteme como a Blanco Ornelas, de David Salinas Basave, Amorcito Corazón de Carlos R. Padilla Díaz. La Ciudad y sus muertos y México Noir, de Iván Farías, Mala suerte en Tijuana de Hilario Peña y los que evito nombrar, es por qué son: muy, muy malos.
¿Te encuentras trabajando en alguna novela?
Tengo dos novelas concluidas: “Zeta 394, clave Espartaco” y “Secuestro vs Venganza” La primera anda concursando en la madre patria, creo que hasta el momento es mi mejor novela y la segunda, es mi debut con “Rafael Gamboa” un detective privado y espero que también entre a un concurso nacional en México. Y como prioridad para terminar “Blanco y Rojo” Una historia de guerrilla mexicana. Empezaré mi selección de cuentos que tentativamente se llamará: “Canasta de cuentos negros mexicanos”
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