Entrevistamos a Carlos Bassas del Rey
Pilar García | Granada
Es un verdadero placer realizar esta serie de entrevistas para SNN. En cada un de ellas me encuentro con hombres y mujeres que han trabajado mucho, que lo siguen haciendo y que, dentro de sus disciplinas artísticas, logran que se haga posible el misterio del arte, crear algo único y personal. Y lo hacen con una dedicación, pasión y amor admirables.
Este ha sido el caso de Carlos Bassas del Rey, al que tuve el honor de conocer en GRN2. Él y Nacho Faernaque participaron en un coloquio, yo diría que una clase magistral, tras la proyección de la película El silencio de los corderos, cuyo director Jonathan Demme nos ha dejado hace unos días. Los dos guionistas y escritores nos deslumbraron por sus conocimientos en la materia y por su cercanía y simpatía.
Sencillez, la que tienen los grandes, la de Carlos Bassas del Rey, al que desde SNN doy las gracias por esta entrevista.
Pilar García
CARLOS BASSAS DEL REY
Nació en Barcelona, 1974.
Es Licenciado en Periodismo y Doctor en Comunicación Pública con una Tesis Doctoral sobre los orígenes de la crítica cinematográfica en España (Noción y orígenes de la crítica de cine en la prensa española. 1895-1930). Es profesor de Guión Audiovisual y Dirección-Realización en la Escuela de Imagen y Sonido CTL de Pamplona, y creador del Taller de Creación audiovisual Historias mínimas: taller de cortometraje (I y II) en la Universidad Pública de Navarra (2001- ), anteriormente Taller de Cine I y II. Además, imparte clases de montaje y edición digital y de postproducción de sonido dentro de los cursos del Plan FIP (INEM) para licenciados en comunicación en Navarra.
A lo largo de los años ha compatibilizado su labor docente con la crítica cinematográfica en prensa, radio y televisión, así como con el diseño y dirección de diversos cursos especializados sobre distintos aspectos relacionados con el mundo audiovisual (historia, guión, dirección, montaje, documental), ciclos de cine, conferencias y dos exposiciones (De Altamira al cinematógrafo: una odisea de la imagen, junto al Museu del Cinema de Girona, y Navarra, tierra de cine, para el Gobierno de Navarra), para empresas como abcguionistas y universidades como la Universidad Pública de Navarra o la Universidad de Córdoba. Ha participado en el rodaje de 12 cortometrajes con sus alumnos (uno de ellos premiado en el Festival de Cortometrajes de Antequera) y ha ejercido como Director de Fotografía en el cortometraje de videocreación Zulo, dirigido por Miguel Pueyo (premiado en el Certamen de Arte Contemporáneo EXPLUM 05 de Murcia y exhibido en la Bienal de Arte de Nueva York), y como montador y asesor de guión en varios trabajos.
Como guionista es autor de 3 guiones originales de cortometraje (El ojo de cristal, subvencionado por el Gobierno de Navarra, Sopa de pollo y Basajaun), de las películas documentales Navarra, tierra de cine (30’), Últimamente (24’) y Nicolás (25’), y de los largometrajes Manual de relojería, Giri –premio al Mejor Guión de largometraje del Festival Internacional de Cine Negro de Manresa, otorgado por la productora Fílmax-, Ética a N.y Caminos en el cielo. También es autor de los guiones de varios spots publicitarios y vídeos para empresas como Caja Cantabria, Solartia, Endesa o la multinacional brasileña Atento, y de asociaciones como ADONA (Asociación de donantes de sangre de Navarra), para la productora Visual Comunicación. Recientemente ha escrito los guiones de los spots para tv de la campaña de turismo del Gobierno.
De profesión ¿escritor?
En mi caso, sí. Soy autónomo y vivo de escribir: guiones, libros de encargo, textos; publicidad, vídeo comercial, institucional… Cualquier cosa que me encarguen. Y luego escribo novelas. No son las que pagan las facturas, pero sí las que me dan la vida.
¿Cuándo supiste que querías dedicarte a escribir?
Pues no soy consciente de que existiera un momento en el que se produjera ese click. Siempre me ha gustado contar historias, que me las cuenten, leer, escribir.
Lo mejor y lo peor de ser escritor.
Señalar lo mejor es fácil: crear mundos posibles y tocar a otros con palabras, provocarles algún tipo de emoción. Cambiar, aunque sea un simple quark, la vida de alguien. Lo peor: irte dando cuenta de que, en el tinglado editorial, lo que importa no es siempre la calidad literaria, la literatura. Ni para muchos editores, ni para muchos lectores, ni tan siquiera para muchos escritores.
¿Qué autor o autores han marcado tu recorrido literario?
Así, de memoria y a bote pronto: Stevenson, Verne, Salgari, Dostoyevski, Conrad, Baroja, Poe, Steinbeck, Hemingway, Simenon, Vonnegut, Vázquez-Montalbán, González Ledesma, Marsé, Mendoza, Capote, Harper Lee, Salinger, Borges, Bolaño, Cunqueiro, Llamazares, Carver, Chirbes, Dahl, Laforet… Mañana añadiré otros 20, pero estos son los que me vienen ahora.
Qué te llevó a decantarte por el género negro?
Encaja bien con cierta forma dura, oscura, cínica pero no exenta de maldita esperanza que tengo de ver el mundo desde que la infancia se me fue a freír espárragos.
Aparte de Noir, escribes…
Novela de aventuras históricas ambientadas en el Japón de principios del s. XVII, burdos intentos de relato y patéticos acercamientos a la poesía tradicional japonesa, los haikus.
Aki y el misterio de los cerezos (2012), Mujyōkan. 72 haikus y un Jisey (2016) ¿De dónde viene tu afición por la cultura japonesa?
Mi afición por lo japonés viene de lejos. De pequeño me seducía mucho el mundo de los samurái, practiqué algún arte marcial y a mí, cuando algo se me mete en la cabeza, pues me gusta estudiarlo, conocerlo, disfrutarlo. Puedes mirar el charco o ser como un crío y meterte en él con los dos pies.
Creo que practicas algún arte marcial
En la actualidad practico varios artes marciales, desde jiujitsu a varias disciplinas tradicionales con armas: kenjutsu, jojutsu, niten, tanbojutsu, Iaido… Lo que constituía el eje central de la formación marcial del samurái.
Qué crees que hemos de aprender de la cultura oriental
Se pueden aprender muchas cosas de la cultura oriental. Pero también de la nuestra si te preocupas por hacerlo. No por el hecho de que algo provenga de un país lejano es necesariamente bueno. Lo único que es, en un principio, a un nivel básico, cuando lo conoces por primera vez, es ser simplemente distinto. Pero eso no es un valor en sí mismo. Lo valioso de verdad está en estudiar cualquier cultura a fondo y aprender cosas de ella. Hay mucha gente que adora lo oriental por el mero hecho de que parece proceder de una cultura exótica, diferente, milenaria… Parecemos olvidar que también la nuestra es milenaria. Sumeria, Mesopotamia, Egipto, Grecia, Roma… En el fondo, no hay tanta diferencia, o hay menos de las que creemos, entre distintas culturas. Me refiero a lo esencial.Es una frase que pertenece a Medea. Me gusta escribir de un modo seco, duro, pero a la vez poético en algunos momentos. No una poética simplemente formal, sino una cierta mirada poética que se cuela en forma de destellos breves en el texto. En eso, lo japonés, en especial el haiku, me ayuda. Ser capaz de decir mucho con poco, con apenas nada. Es difícil de entender, pero el haiku japonés está lleno de belleza, y no únicamente por lo que dicen sus palabras, sino a otros niveles, como el visual y el sonoro. Eso hace que, cuando escribo otros géneros elija determinados sustantivos, adjetivos o verbos en función de elementos no meramente significantes, sino también, por ejemplo, sonoros. Incluso visuales. Hay palabras bonitas, no solo por lo que significan, sino por cómo suenan, incluso por su propia forma. Me gusta tener en cuenta distintos elementos a la hora de escribir.
¿Cómo surgen las ideas para tus novelas?
En muchas ocasiones, a partir de una imagen que me provoca algo, generalmente un arranque, a partir del que empiezo a construir todo lo demás. Llevo siempre papel encima y un pilot; me puede pasar en cualquier momento y en cualquier lugar, y mi memoria ya no es la que era, de modo que mejor estar preparado. Porque o la anotas en ese preciso instante, o su recuerdo suele ser incompleto y desdibujado cuando tratas de rescatarlo.
Algún libro que haya marcado tu infancia/adolescencia y por qué
El guardián entre el centeno, de Salinger. Yo era y no era a la vez Holden Caulfield. Quería serlo, pero era demasiado tímido, cobarde.
¿A qué dedicas tu tiempo libre?
Pues a leer, a ver películas, a pasear, a las artes marciales y a cocinar.
Qué crees que movería el mundo hacia la justicia social.
Nada. Estamos jodidos.
Un buen hombre del siglo XXI.
Más de uno. Aunque no tantos.
Un malvado del siglo XXI.
A patadas.
Hoy cualquiera se hace llamar escritor, ¿estamos prostituyendo el oficio?
Yo, como escritor autónomo, me prostituyo por dinero —he escrito hasta textos para algún político y guionizado vídeos de campaña—, así que no soy el más indicado para alzar la voz. Además, no se trata de un mal exclusivo de nuestra época.
Qué te gusta leer.
Novela en general, novela negra, novela de aventuras, libros de divulgación científica —astronomía, astrofísica, paleontología, historia de la ciencia— y algunos ensayos e investigaciones.
¿Dónde te sientes más cómodo trabajando?
En mi despacho. Puedo garabatear en muchos sitios, pero mi despacho es mi cueva. Si te referías a dentro de qué genero, pues creo que en el noir. Al menos de momento.
Qué ingredientes ha de tener una buena novela Noir para ti.
Solo uno: una mirada personal, única y diferente, y una forma personal, única y diferente de contarla. Como cualquier novela. Lo demás es solo eso, lo demás.
¿Cómo explicarías la violencia de los seres humanos?
Como algo que forma parte de nuestra esencia.
¿Concibes la novela negra como la literatura comprometida actual?
No necesariamente. Pero me gusta que la novela negra tenga cierto componente social, sí. Pero no es algo que exija a los demás.
En pleno siglo XXI es obvia la evolución del hombre, pero ¿y la involución?
¿Es obvia? Lo que es obvio es el desarrollo tecnológico, por ejemplo. Pero no sé si la evolución del hombre, del ser humano, de su esencia, lo es tanto. Hemos ganado en derechos, sí; hemos mejorado los sistemas sociales y políticos; la ley ha cambiado y ahora tipifica y castiga delitos que antes no lo eran… Pero los seres humanos seguimos sujetos a los mismos afectos, pasiones, vicios, errores, miedos de siempre. No sé si, en esencia, somos mejores ahora que hace dos siglos.
¿Qué es para ti más Negra la ficción o la realidad?
Siempre lo ha sido más la realidad. El ser humano es la criatura más contradictoria de todas: es capaz de lo mejor, de lo más increíble, y, a la vez, de lo peor, de lo más atroz. De usar la música para emocionar y para torturar a la vez; de usar el amor para querer y para destruir; de manipular el átomo para curar y para aniquilar; la palabra para decir la verdad y para mentir. Así somos.
Dicen que todos somos un asesino en potencia, ¿qué crees que puede llevar a un hombre a asesinar?
Si entendemos asesinar como figura legal, es decir, de un modo frío, calculado, planificado y con ensañamiento, es probable que no tantas; si lo que me preguntas es qué puede llevar a un hombre a matar, a quitar una vida, a cometer un homicidio, te diré que unas cuantas más. Están las clásicas: el odio, la venganza, el ansia de poder, la codicia, el miedo… Todas son motor dramático para nuestras historias. En cierta ocasión, un periodista preguntó a Muhammad Ali si creía que todo el mundo tenía un precio, a lo que Alí contestó: no todo el mundo tiene un precio, pero todo el mundo es negociable. Hay más de un motivo que te puede llevar a matar, a mí, a ti, a cualquiera.
El proceso de documentación más complicado que recuerdas.
En mis novelas juveniles históricas. Por ejemplo, para saber cómo se cultivaba un campo de arroz en el Japón de 1605.
Qué parte del proceso de creación de la novela disfrutas más.
Diría que la planificación previa; pensar en qué va a pasar y cómo. Y luego de escribir, de jugar con las palabras.
¿Cuál es la mayor dificultad que has encontrado en tu camino literario?
Creer que has escrito una buena novela y que nadie te la quiera publicar; o publicar una novela que crees que es buena y saber que mucha gente no va a leerla. Por desgracia, en España se lee bastante menos que en otros países, y los escritores no somos una excepción: muchos no leen más que a aquellos que forman parte de su círculo más cercano, generalmente amigos. La excusa es que se publica mucho y que es imposible llegar a todo. No voy a escurrir el bulto, a mí también me pasa, dar prioridad a un amigo, pero procuro salirme del círculo, dejarme aconsejar por libreros, por otros lectores. Así he descubierto a escritores de novela negra de los que no había oído hablar nunca. Gente buena. Incluso gente muy buena. A veces se lee más por amistad que por verdadera calidad. También es cierto que, en más de una ocasión, ambas circunstancias coinciden.
La mejor novela que has leído últimamente y por qué.
Las dos últimas que he leído han sido Ese mundo desaparecido, de Dennis Lehane, y Mediterráneos, de Rafael Chirbes. A la vez, voy leyendo los cuentos/relatos completos de Dahl y de Carver. Todos son grandes maestros de la narración.
En tu opinión, que ha aportado y aporta la mujer al género negro.
No distingo entre hombres y mujeres. Las buenas escritoras aportan al género lo mismo que los buenos escritores: calidad. Lo importante no es lo que alguien tiene entre las piernas sino dentro de la cabeza.
Te parece significativo que no haya ninguna comisaria de Festivales negros en España. ¿A que crees que es debido?
Si mal no recuerdo, sí que hay, al menos, una: Montse Sanjuan, en Lleida. Y es posible que pronto haya, al menos, otra. Pero lo importante, como decía, al menos para mí, no es el sexo de quien organiza un festival. Dicho lo cual, sí, ha habido mucho machismo en el mundo de la novela negra hasta ahora. Sigue habiéndolo. Especialmente en España.
El mundo Noir ¿Es un mundo mayoritariamente de hombres?
Eso parece si uno echa la vista atrás…, al menos en apariencia, y en este país. Porque en otros, la presencia de la mujer dentro del género del misterio, de la novela negra ha sido —es raro usar esta expresión— seminal. En Inglaterra y en Japón, por ejemplo.
¿Crees que la “institualización” de los festivales noir está mermando la libertad en las programaciones?
Yo dirijo un Festival desde hace 4 años, Pamplona Negra, y desde la primera edición he sido libre. Hago lo que quiero. Decidí optar por una fórmula diferente a otros—ni mejor, ni peor, sino distinta— porque consideré que no tenía sentido hacer lo mismo que ellos, especialmente si ya lo hacen bien, si lo hacen mejor: Gijón, Getafe, Valencia, Barcelona. Así que opté por un camino diferente. A algunos les gustará, a otros no. Pero hay Festivales como Cuenca, como Granada, que hacen las cosas muy bien y a su manera.
¿Alguna asignatura pendiente?
Agotar de una maldita vez una edición entera. Pero eso no depende de mí.
Si no hubieses sido escritor te hubiese gustado ser…
Periodista —que ya lo soy aunque no ejerza—, astrónomo, astrofísico, cocinero o entrenador de baloncesto.
Recomiéndanos tu última novela.
Se titula Mal trago, está publicada en Alrevés y, guste o no el resultado de ciertos elementos a quien la lea —la trama, su desarrollo, la construcción y el devenir de los personajes…—, sí puedo asegurar una cosa de ella: que es mía. Que parte de una forma única de mirar y de contar las cosas, de expresarlas. Para mí, lo más importante de un escritor, de un libro, es que sea único, aunque pueda ser fallido. Ya hay demasiados libros y escritores que se parecen mucho entre sí. Hasta el punto de no reconocer al autor en ellos; de no reconocer a un autor en ellos.
Tus próximos proyectos…
Pues una tercera entrega de la saga de mi samurái juvenil y dos nuevas novelas negras, una ya acabada y en fase de corrección y retoques para 2018 y una nueva de la saga Corominas, quizás la última, para 2019. Y quizás una locura de por medio.
© Pilar Garcia, 2017.
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