La novela enigma ha muerto
Izaskun Albéniz se suma con éste interesante artículo al equipo de colaboradores de Solo Novela Negra. Nuestra recomendación es no dejar de leer a esta interesante articulista, prueba de ello este primero.
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La novela enigma ha muerto, ¡viva la novela enigma! El movimiento Escape Room.
Izaskun Albéniz
Todos los años, sin excepción, me encuentro con la consabida controversia del futuro de la novela negra (entendida en su más amplia concepción). Y todos los años, sin excepción, se generan voces discordantes al respecto. Pero hay un punto en el que la mayoría de las opiniones parecen coincidir y es en que a la novela enigma el cuerpo le pide tierra.
El movimiento Escape Room
Sin embargo, gracias al movimiento Escape Room (que en Europa se originó hace unos años con el entrenador personal húngaro Attila Gyurkovics) el género, cuyo mayor exponente fue la Gran Dama del Crimen, se ha revitalizado. Aunque no sobre el papel, sino en la propia realidad mediante un juego de ingenio en el que el hilo conductor es una historia de suspense en la que media una habitación, de dos a cinco personas (en algunas salas pueden llegar a ser siete jugadores) y sesenta minutos por delante para descifrar los enigmas propuestos y salir del lugar antes de que el tiempo termine.
Pero, además, la novela enigma y las Escape Room no solo comparten el escenario de “cuarto cerrado” que tan célebre hizo Agatha Christie, sino que ambos suponen un acicate para nuestra capacidad de observación y deducción porque, desde el momento en que nos introducimos en la sala, cada uno de los participantes (como si de un nuevo Lupin o Holmes se tratara), debe poner a prueba todo su potencial.
Al comienzo de la actividad el grupo asiste a la proyección de un vídeo en el que generalmente media algún tipo de hecho delictivo (desde un robo a un asesinato o un secuestro) como hecho desencadenante. Es en ese momento cuando se establecen claramente la temática y las bases del juego.
Tras esta breve introducción, dónde se explica cuál es el misterio a resolver o la misión a cumplir y cuya resolución implica la resolución de acertijos y enigmas que ponen en jaque las habilidades psicológicas (nunca físicas) de los participantes, los minutos pasan a una velocidad vertiginosa y las pruebas se suceden de manera rapidísima, casi sin dar tregua.
Un juego inocuo con componente social
El corazón bombea a un ritmo de vértigo. Y, sin embargo, en lugar de resultar una actividad estresante, este juego nos subyuga justo por lo contrario. ¿Por qué? La psicología nos da las claves. Se trata de un tiempo y un espacio controlado (incluso existe un botón del pánico para posibles episodios de claustrofobia que detiene el juego al ser pulsado), por lo que la sensación de control es muy alta y, además, el objetivo de la actividad es positivo por partida doble: evasión o desconexión y fomento el self concept ya que promueve (y pone de manifiesto ante los compañeros de juego) nuestras habilidades deductivas y de ingenio.
Pero además del cariz lúdico y pelín vanidoso del juego, esta actividad (basada en la novela enigma, recordemos) tiene un componente social muy interesante ya que fortalece los vínculos afectivos entre los participantes. Y no es de extrañar puesto que durante los sesenta minutos del juego, los miembros del grupo comparten sus emociones, angustias y alegrías, pero además deben apoyarse para solventar las pruebas y salir a tiempo de la habitación. No en vano, hay empresas que ya lo utilizan para vigorizar las relaciones de sus grupos de trabajo y potenciar la comunicación y organización en sus departamentos.
Con todo este rosario de bondades, no es de extrañar que la popular actividad se haya abierto un hueco en diferentes eventos. Sin ir más lejos, en el festival Pamplona Negra, donde se ha organizado el Desafío Escape Room. Una muestra más de que a la novela negra todavía le queda mucho camino por delante. Y es que, como bien saben los gurús de la actualidad: “el Negro combina con todo”.
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